Segunda y última jornada del certamen valenciano. Nuestro redactor Manu Mataix y nuestra fotógrafa Elena Moreno estuvieron en la Ciudad de las Artes y las Ciencias para ver arrasar a los de Mikel Izal como ¿la reencarnación española definitiva de Coldplay? Lo que sí parece seguro es que Les Arts se consolida ya en el calendario festivalero como cita fija visto el éxito de público de este año (con solo dos ediciones de vida)
Festival de les Arts 2016: CRÓNICA del viernes (Love Of Lesbian, The Strypes, Manel…)
La segunda jornada del Festival de Les Arts 2016, el sábado 11 de junio, comenzaba cerca del mediodía con Tardor sobre el escenario Coolway y con un calor sofocante. Un poco más tarde, pero muy temprano todavía, los pamplonicas Belize aterrizaban con su álbum debut, lleno de cuidado pop y melodías veraniegas, que para eso estamos estrenando junio. Casi habría sido mejor que actuaran en el ya famoso escenario Kaiku, así los valientes podrían haberse refrescado los pies. Allí se encontraban los valencianos Badlands, recién llegados del Primavera Sound. El escenario principal quedó también inaugurado enseguida, con Zahara (foto derecha). Parecía que la hora, sumada al cansancio de la primera jornada, podía hacer que no hubiera mucha gente por el recinto hasta más tarde, pero no fue así. La de Úbeda había conseguido reunir a un buen número de personas. Nada tímida, sino todo lo contrario. Cómo ha cambiado esta chica y cómo canta ya la gente ese «Deshielo» que sirvió para cerrar su concierto.
Arizona Baby (y sus barbas, su folk-rock y su country sureño) tomaron el escenario Coolway. Con un robusto directo, sin demasiadas florituras, y más que resultón. Su cantante, Javier Vielba, estaba realmente cómodo y ejerciendo de organizador a la perfección. Sin parar de hablar, cerveza en mano, llamando «FEO» (con mayúsculas, porque lo dijo varias veces y con ganas) al edificio del Ágora que tenía a su izquierda y abogando por el subidón para sus canciones. Y «no ese subidón del Máquina Total 7, ni el de la alarma que siempre meten los djs«, sino el del público gritando a más no poder. Si suenan «Wooden Nickles» o «Dieciséis toneladas», tienes cerveza, gafas de sol y risas aseguradas, ¿qué más pedir?
Ya eran las 19h cuando, sobre el Escenario Negrita, Miss Caffeina comenzaron a presentar en Valencia su «Detroit» (2016). Los madrileños dieron un recital de synthpop en uno de los mejores conciertos del festival, aguantando un ritmo constante a velocidad de crucero, y consiguiendo que nadie se desconectara ni por un segundo. En ese último disco cuentan con varios hits bien directos, como «Ácido», «Oh, Sana» o «Titanes», pero si hay que hablar de uno que quitó el polvo de verdad, ese fue «Mira cómo vuelo», con Zahara sobre el escenario para finalizar el concierto. Selfie y hasta pronto.
El «Detroit» de Miss Caffeina brilló en Valencia
En el pequeño, y terriblemente alejado, Escenario Kakiku teníamos opción de ver a una de las bandas más prometedoras de la escena valenciana, que ya suma varios premios y va siendo confirmada para otros festivales (Low, Deleste…). Holy Paul se dejaron la piel y dieron caña a todos los que nos dejamos caer por allí; “Caroline” o “Tears for blood” suenan con un descaro impresionante. La tarde seguía avanzando con Full, seguidores de la ola comenzada por Lori Meyers o Supersubmarina. Los sevillanos traían bajo el brazo, con el título de «Tercera Guerra Mundial» (2016), un tercer disco publicado recientemente, y demostraron tener un directo totalmente disfrutable. Muchos ni se acercaron por no perder el sitio que tanto les había costado conseguir, otros se fueron pronto y se perdieron ese «Quienes somos realmente».
Y es que, en el escenario principal, la marabunta ya estaba esperando ansiosamente a IZAL, otros que repetían en esta segunda edición del Festival de Les Arts de Valencia (al igual que Carlos Sadness, Full y Second). Volvían pero, a diferencia del año pasado, en lugar de las 19h les tocaba oficiar a las 21h y como grupo estrella. No nos declaramos fans de los madrileños, pero es incontestable que se han hecho un hueco allá donde mires y que gozan de un gran tirón de público, así que algo estarán haciendo bien. Con mucho ganado desde el principio, que ya se sabe que la predisposición es básica, se dieron un homenaje bestial. ¿15… 20.000 personas? ¿Más? IZAL lo sabían y jugaron con ello. Los movimientos sinuosos de Mikel, su líder y cantante, volvían locas a las primeras filas y era casi aterrador escuchar a la gente coreando ese “Qué bien”. Ver semejante espectáculo (porque sí, porque es un espectáculo), y más cuando no llegas a comprender el porqué, te deja prácticamente sin palabras. ¡¡Y encima terminaron con un castillo de fuegos artificiales a lo Coldplay!! Ya está. No se podía hacer más. Lo reventaron.
Mikel Izal, ¿el Chris Martin español?
¿Ya se había terminado el día? Pues para bastante gente sí… Pero Dulce Pájara de Juventud y L.A. se subían a sendos escenarios mientras terminaba la pirotecnia del principal. La banda de Luis Alberto Segura fue una maravilla en todos los sentidos. Muy bien compensada, con sonido espectacular y con una voz sencillamente clavada. Una hora que pasó volando mientras «Oh, Why?», «Secrets Undone» o «Hands» iban cayendo poco a poco. Además, el propio Luis Alberto se sentó a la batería, lo que hizo que la ya de por sí chulada de «Love is around» sonara mucho más especial. Esto también fue un espectáculo, con menos artificio y adornos pero ganándose a pulso también su hueco en el festival.
A partir de las 23h comenzaba la electrónica en el festival, tanto en el escenario principal con Hurts como en el Escenario Kaiku con Belöp (con los que, si no hubieran coincidido por completo en horario, nos habríamos pegado unos bailes sin dudarlo). «Surrender» (2015) es el último trabajo de Theo Hutchcraft (foto derecha) y Adam Anderson, cargado de temas directos y menos oscuros que su predecesor, «Exile». Así que allí estaban para hacernos bailar, y lo consiguieron tanto con canciones de las nuevas («Some kind of heaven», «Nothing will be bigger than us», «Lights», «Wings») como con otras más antiguas como «Sunday». La cantidad de público nada tenía ya que ver con lo vivido con IZAL, pero aun así fuimos muchos los que no quisimos perderse a uno de esos grupos difíciles de ver en directo.
Cayendo la media noche, Second tenían lo necesario para la gente que aún buscaba corear estribillos pegadizos. Los murcianos dieron himnos y razones más que de sobra para ponerse a saltar, así que redondo. El final del día, y del festival por este 2016, llegó con The Drums en el escenario principal. Jonathan Pierce, con sus movimientos y bailes característicos, y Jacob Graham nos llevaron en un viaje a los años 80 con ramalazos a The Smiths. Imagen divertida esa de la gente en las barras cantando el estribillo «I want to buy you something…» de «Money». «I can’t pretend» o «Let’s go surfing» también retumbaron, pero el final estaba reservado a «Down by the water», y nos encantó.
Quedaba poco ya y, como no queríamos que esto acabara, nos acercamos hasta el escenario Coolway para ver el final de Slow Magic. Ataviado con una máscara luminosa intentaba darle fuerte a los tambores mientras buscaba en su Mac… Pero nos dejó bastante fríos. Este Festival de Les Arts, y sus muchas horas de conciertos y música, habían pasado volando. Pero bueno, si ha congregado a unas 40.000 almas en este 2016, es de suponer que el certamen seguirá creciendo. Nosotros volveremos el año que viene. Sin duda.
