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FIB 2016: Crónica del domingo 17 de julio (Kendrick Lamar, Massive Attack, Fidlar, Maccabees, Chucho…)

En la cuarta y última jornada de un intenso y exitoso Festival Internacional de Benicàssim, nuestros compañeros Óscar Salmerón, Javier Santamaría y Manu Mataix también vieron en directo a The 1975, Catfish & The Bottlemen, Mac Demarco, Jess Glyne, beGun, Doble Pletina, Chicano Bulls, Hooton Tennis Club, Little Simz… A continuación nos lo cuentan, apoyados en fotos de Pau Bellido, Andrés Morote y Jota Martínez

En la cuarta y última jornada de un intenso y exitoso Festival Internacional de Benicàssim, nuestros compañeros Óscar Salmerón, Javier Santamaría y Manu Mataix también vieron en directo a The 1975, Catfish & The Bottlemen, Mac Demarco, Jess Glyne, beGun, Doble Pletina, Chicano Bulls, Hooton Tennis Club, Little Simz… A continuación nos lo cuentan, apoyados en fotos de Pau Bellido, Andrés Morote y Jota Martínez

Tras una kilometrada importante, estamos de vuelta en casa, agotados, sí, pero sabiendo que lo hemos pasado fenomenal en esta edición del FIB. Los datos oficiales hablan de una media de 42.000 personas diarias (bastantes menos en la jornada del jueves, muchas más el sábado), pero es una cifra más que positiva que demuestra que el Festival Internacional de Benicàssim vive un buen momento y que ha logrado poco a poco reequilibrar su público, mezclando gente de distintas procedencias y volviendo a apostar por audiencia y artistas estatales. El recinto nos sigue gustando porque es cómodo (aunque este año había muchísimo polvo el domingo), no hay que hacer largas distancias para cambiar de escenario y el sonido es francamente bueno. Por otro lado, el factor humano sigue siendo de diez, facilidades por parte de la organización, la gente que trabaja en barras es muy amable y ya el último día acabas hablando con ellos de la larga paliza de curro que se han dado. Por último, algo que verdaderamente se nota en el aire: todo el público está aquí para pasárselo muy bien, así que es fácil acabar intercambiando bromas, comentarios y bailes con todo el mundo que te encuentras. #VivaFIB

Empezamos la última jornada del festival con Fidlar en el escenario Las Palmas. Teníamos muchas ganas de verlos en su primera actuación en España, más aún después de la decepción que nos causó la cancelación de su concierto hace 3 años en Primavera Sound. El cuarteto de Los Ángeles practica un sonido con toques punk que tanto gusta en California, bien cargado de berridos y guitarras distorsionadas. Su primera canción fue una versión del «Sabotage» de los archiconocidos Beastie Boys.

fidlar fib2016_paubellido_bifmTenemos moratones // Pau Bellido

Trallazos como «Cheap Beer«, «Max Can’t Surf«, «Drone«, «West Coast«, «Stoked and Broke» o «No Waves» (como en las playas de Benicàssim) sonaron uno tras otro, para el deleite de un público entregado a la causa. Como ya publicamos en el Twitter de bi fm el domingo, fuimos espectadores de un circle pit de proporciones considerables. De los momentos más divertidos e intensos de todo el festival.

Doble Pletina venían a presentarnos su segundo disco, editado hace unos meses, así que no podíamos faltar al escenario FIB Club, y aunque se doble pletina_fib2016_jotamtnez_bifmhicieron de rogar para tocar «Electrobolero«, nuestra favorita del LP, el viaje hasta que sonó fue realmente placentero, jalonado por canciones de sus singles y su anterior álbum. No faltaron «Cruzo los dedos» o «Música para cerrar las discotecas«. Aquí a la derecha veis en acción a Marc Ribera featuring Evripidis Sabatis (foto de Jota Martínez).

Esta edición hemos vivido dos déjà vus, el primero el jueves, cuando en la actuación de Major Lazer sonó «Lean On» y nos vino a la cabeza la actuación de MØ el año anterior, cuando la interpretó; mientras que este año, el domingo, Jess Glynne nos llevó de vuelta al jueves del año pasado, cuando interpretó «Rather Be«, canción en la que pone la voz para los Clean Bandit. Pero centrémonos. Jess Glynne, arropada por un cuarteto de músicos, tomó un toque más orgánico y motown, gracias a bajos y baterías que hicieron que el directo brillara un poco más, que tuviera más pegada. Sus dos coristas y bailarinas también le dieron un apoyo fundamental para que Glyne brillara como la estrella en ciernes que es. Simpática y bromeando con el público sobre sus enrojecidos tonos de piel, hubo tiempo para reivindicar el amor, que en un fin de semana como este bien hace falta, así que «My Love» sonó emocionante, y, como es obvio, con canciones como «Don’t Be So Hard On Yourself» la chavalada lo dio todo bailando en el escenario Visa.

Los galeses de Catfish & The Bottlemen llenaron Las Palmas, cuando empezaba a caer la tarde, con su rock facilón. Unas torres con luces, una lona con el cocodrilo portada de su último disco («The Ride«) y a lucir palmito. Se les veía muy crecidos viendo la entrega y predisposición de sus fans, chicas en su gran mayoría (las primeras filas apenas contaban con presencia de mozos… algo en claro contraste con cualquier otra actuación), que hacían todo lo que mandara Van McCann, como en «Fallout», cuando pidió que todo el mundo se subiera a hombros… ¡lo que nos faltaba! Si ya de por sí suele ser una jodienda (sobre todo si te toca estar detrás de una torre humana), como para que encima lo soliciten desde el escenario. Sabemos que a los guardias se seguridad también les hizo mucha gracia y que, aún todavía hoy, se lo deben de estar agradeciendo. Cada vez que gritaba un «Benicàssim!» los chillidos no se hacían esperar. Aunque presentaron su nuevo disco con «7«, «Twice» o «Soundcheck» (se encargaron de que nos supiéramos bien los títulos), muchas fueron del anterior. «Cocoon«, al final, marcaba la señal para que todo el mundo abandonara el lugar en masa buscando cena o dejándose caer por Mac Demarco. Nosotros, encantados también de salir de allí.

Division entre redactores y público sobre el concierto de Mac Demarco, con algunos agradeciendo verlo apoyados en la barra y otros arrastrándose hasta las primeras filas para dejarse atrapar por el pegajoso sonido de sus canciones (que sonaron deliciosamente perezosas, en la que fue una actuación perfecta para el caluroso domingo -esto lo dice alguien que estuvo en primera línea de fuego, claro-). Viendo a Demarco es fácil entender porque tiene tantos fans: es un tipo muy de andar por casa, de andar con la gente, de compartir tragos con el público y de pedir por favor que dejaran subir con él al escenario a un chico que fue interceptado por seguridad. En lo musical, nadie debería quejarse tras canciones como «Salad Days«, claro, pero hay otras que, inevitablemente, suscitan una mayor disparidad de opiniones. Si logró aburrir o conseguir nuevos seguidores no lo tenemos del todo claro (ya que nos ha sido imposible llegar al consenso).

El vacío que dejaron Catfish ya no se regeneró para ver a The Maccabees en el escenario grande, cosa que agradecimos porque, sinceramente, fue un concierto mucho mejor que el visto antes en ese mismo lugar. Así, pudimos disfrutarlo moviéndonos a nuestras anchas. «Marks To Prove It» abrió el camino con un sonido realmente bueno. Fue una prueba real de la épica que puede llegar a conseguir una trompeta bien elegida para ciertos momentos, como en el acompañamiento de «Wall of Arms», con su extendido caos final, o «Precious Time«. La voz de Orlando Weeks suena verdaderamente «especial» en directo, incluso entendemos que a alguien le llegue a fatigar, aunque no fue nuestro caso. Y entonces apareció, en el ánimo y en las caras, la maldita sensación de darte cuenta de que la edición va encarando irremediablemente su recta final. Esa que te hace mirar alrededor y recordar los buenos momentos que has vivido en el FIB, la que te recuerda que mañana dices adiós a Benicàssim hasta el año que viene y que te deja algo tocado. Un breve respiro para «Spit It Out«, «Something Like Happiness» y a terminar con «Pelican«. Los de Brighton nos sorprendieron mucho y para bien.

the maccabees_fib2016_paubellido_bifmOrlando, Hugo, Felix, Rupert y Sam: The Maccabees // Pau Bellido

La megamacarrada de la jornada, y diríamos que de todo el festival fue el concierto de los Chicano Bulls, banda formada al 50% por los tres miembros de The Parrots y tres de los cuatro miembros de Los Nastys. A tres guitarras (y decenas de cervezas), el punk de los Chicanos puso patas arriba a toda la carpa, al más puro estilo Black Lips. Nos desgañitamos con canciones como «Baby» o la que hizo que volara la gente por los aires: «No me gustas, te quiero«. Lanzando latas al público, cantando al equipo de seguridad, tirados por los suelos, aquello no fue solo espectáculo, fue la esencia del rocanrol, salvaje e incontrolado pero con sonido de apisonadora.

El cuerpo nos pedía algo de movimiento y fuimos hasta el escenario VISA a ver si lo encontrábamos con «Los Milnovecientos Setenta y Cinco«. La explanada presentaba un buen lleno para ver a uno de los grupos de moda en Inglaterra, pero no hubo manera: no llegamos a conectar con los bajos y sonidos ochenteros de The 1975. «Girls«, «Chocolate» o «The Sound» hicieron las delicias de sus seguidores mientras ahí estaba Matt Healy, marcándose unos intentos a lo Michael Jackson y quedándose realmente lejos (ojo, que no es que digamos que el chico cantara mal, que no). Nada, no son de nuestro gusto (pero a ti lo mismo te fliparon).

De vuelta al escenario FIB Club disfrutamos de lo más indie que había este año en el cartel: Hooton Tennis Club, unos jovencísimos chavales que provienen del Merseyside, la cuna del pop como lo conocemos hoy en día. La coincidencia en hora con dos de los reclamos del día, The Maccabees y Mac DeMarco supuso una asistencia más bien escasa de público, pero bi fm decidimos estar allí para poder contároslo. Nos encantó el set que nos ofrecieron, lleno de melodías pegadizas a la vez que encantadoras. De antemano, nuestras favoritas eran «Up In The Air» y «P.O.W.E.R.F.U.L. P.I.E.R.R.E.«, pero el hit más coreado fue «Jasper«. Con un sonido 90s total, deudor de Teenage Fanclub o a Pavement, consideramos todo un acierto su programación en el cartel de este año, como contrapartida a las elevadas dosis de hip hop y electrónica de esta edición y guiño inequívoco a la fórmula original del festival.

Las últimas guitarras de esta edición del FIB vinieron de la mano de los renacidos Chucho, que se afanaron en tocar (grandes) canciones nuevas como «Flores sobre el estiércol» u «Oso bipolar«, pero se notaba que allí los fans estaban esperando a que recuperasen sus hits de antaño. Así, la gente coreó «La mente del monstruo» y «Revolución«, si bien, en general, se mostró algo parada y distante. Pese a todo, no hay lugar a dudas de que vimos un gran concierto y que desde la mesa de sonido fue más que disfrutable. Por último, como ya es tradición, para terminar el set, claro, «Magic«. Y es que «lo mejor de nuestra vida aún está por ocurrir«…

kendrick lamar_fib2016_adrianmorote_vertical_bifmKendrick Lamar (foto de la derecha, por Adrián Morote) venía en calidad de megaestrella de esta edición, y es que ahora mismo está en primera línea del hip hop mundial, y con razón: Su «To Pimp A Butterfly» fue uno de los discos de 2015 (número 8 en nuestra lista anual). Viniendo con banda y no sólo DJ, como viene siendo habitual en él, sonó importante, gordo, de largo desarrollo y elegante.

Si lo comparamos con Skepta, que ocupó el jueves el mismo escenario, quizá pierda en inmediatez (no es lo mismo tirar a degüello que tratar de envolver con tiempos más jazzísticos), pero sonando temas como «King Kunta«, «Alright» o «m.A.A.d City«, la cosa queda más que clara y se puede decir de todo menos que lo vivido no fue excepcional. Éxtasis colectivo para el numeroso público de lengua inglesa que cantaba cual mantra cada una de las letras (a nosotros no nos daba el flow para ello). El momento más celebrado y que podría cerrar cualquier boca, fue cuando sacó a pasear sobre el escenario Las Palmas el tema «i«.

Nuestra penúltima visita al escenario South Beach, también llamado el «escenario de la fiesta«, fue para ver a la rapera Little Simz, que sufrió un cambio de horario y pasó de actuar por la tarde a ya entrada la madrugada. Si a esto le sumamos que salió a escena con retraso, nos quedamos con la sensación de que algo más ya podía haber hecho en lugar de ese set que vino a durar menos de media hora. Vale que su rimas speedicas le permiten meter más palabras por minuto que al resto de los artistas que pasaron por este FIB 2016, pero esto no es una sección de anuncios clasificados, así que esperábamos otra cosa, que temas tiene de sobra.

Nos quedamos a medias, en definitiva, a pesar de que «Gratitude» fue pelotazo y que la que lió con «Dead Body» fue muy gorda (entre la pegada en sí de la canción, el flow de la intérprete y su presencia en el escenario nos quedamos todo locos: «Stop. Stop. Make some noise if you wanna see a dead body«. Ahí los que se quedaron muertos fuimos nosotros). Si no hubiera sido por los cambios de horario, el retraso y la duración del show, habría sido concierto de diez, estamos convencidos.

south beach_fib2016_bifmUna de las playas más concurridas de Benicàssim // Pau Bellido

Tras Little Simz, cuando en el resto del recinto el reloj marcaba cerca de las 00:00 horas pero en el escenario playero eran algo así como las 4:00 de la mañana, fue el turno de beGun, su electrónica experimental, su dub y mucha gente subida en el podio ejerciendo de gogós. El barcelonés montó una fiesta que la gran mayoría agradeció. Opción muy recomendable si querías seguir quemando zapatilla en el último día del festival.

MASSIVE ATTACK, CERRANDO EL ESCENARIO GRANDE… A LO GRANDE

La responsabilidad de cerrar el escenario Las Palmas recayó en esta edición en unos clásicos del festival como Massive Attack. Los de Bristol, sobre los que no teníamos demasiadas expectativas (tan lejos como estamos de aquellos años 90 -y del boom del trip hop-), nos agradaron mucho. Acompañó el hecho de que el escenario contara con un volumen de sonido impresionante, y unas pantallas LED gigantes en las que se publicaban continuamente mensajes de corte pacifista y activista, lo que viene siendo habitual en sus conciertos. Hubo incluso un guiño a la presencia de Andrea Levy y Pedro Sánchez en el festival durante el fin de semana, bromeando sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo de gobierno, pero también mensajes más serios referentes al Brexit o a la escalada de terrorismo global de la mano del ISIS. 

massive attack_fib2016_paubellido_bifmMassive Attack, a lo grande // Pau Bellido

 Durante la aproximadamente 1 hora y 20 minutos que duró la actuación, nos ofrecieron las canciones que vienen en el EP que han publicado este año, «Ritual Spirit«, además de un repaso a temas ya clásicos de su repertorio. Contaron con el apoyo en el escenario de Young Fathers, realizando incluso versiones de sus canciones. El final del set llegó con la preciosísima «Unfinished Sympathy«, una de nuestras canciones favoritas de siempre (y de muchos de los fibers más veteranos).

Se retiraron Massive Attack y empezaron a sonar las notas del «Danubio Azul» de Strauss, otro clásico del festival (sí, el final siempre tiene que ser con clásicos). La campa se llenó de jóvenes ebrios bailando el vals y practicando pasos de ballet. Un espectáculo tremendo a esas horas de la noche.

fib club_razzmatazz_fib2016_paubellido_bifmBailando hasta el amanecer // Pau Bellido

 

Finalmente, nosotros cerramos otra jornada más el recinto gracias a las pinchadas del Fib Club con música pop hasta el amanecer, algo que nos encanta (¡¿amanecer cantando «Champagne Supernova«?!). De las sesiones destacar la de Julio Ródenas y la de Amable, por ser las que menos abusaron de las bases y más guitarras nos pusieron, aunque el sábado noche los 8yMedio también nos dieron grandes momentos como el citado cierre cantando Oasis a pleno pulmón.

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