De cómo los humanos hemos mandado una sonda al espacio con una canción de Black Eyed Peas para que si lo escucha algún extraterreste tenga el cabreo y los motivos suficientes para venir a darnos a todos por saco en plan «Mars Attack»
En 1985, los australianos Hoodoo Gurus publicaban su segundo álbum con el nombre «Mars Needs Guitars«, en alusión a una película de ciencia ficción de los 60 que se llamaba «Marte necesita mujeres«. En el verano que acaba de irse, en uno de los cientos de programas de misterio, temas paranormales y conspiraciones varias que copan la radio de madrugada, escuchaba las últimas noticias de Curiosity, la sonda espacial que recientemente se posaba en Marte.
Curiosity es un buen nombre para un aparato que va a explorar lo desconocido pero también es forzar la suerte y llamar a gritos al mal fario o a los problemas. Recordemos que no hace mucho el científico Stephen Hawking nos advertía de los peligros de andar lanzando sondas al espacio con llamadas de amistad a seres de otros planetas. Tanto andar llamando y mandando señales al final alguna le va a llegar a alguien y ya veréis qué risas cuando vengan a liarla parda, venía a decir el científico pegado a una silla de ruedas último modelo que parece tuneada por los negros de la MTV y que habla con tono sintetizado como si un grandes éxitos de Juan Magán se tratara. Bueno, pues no solo seguimos mandando señales sino que encima ya mandamos robots que se llaman Curiosity y claro, todos sabemos que la curiosidad mató al gato.
El Curiosity, de paseo marciano
Una de las tareas que tiene que ejecutar Curiosity, además de recoger muestras y lanzar rayos para desintegrar piedras (que manía tenemos los humanos con destrozar todo cuando llegamos a algún sitio) es la de hacer una serie de experimentos que no sé muy bien qué sentido tienen, pero que parecen ideados por algún pseudocientífico gracioso de programa de Pablo Motos.
Un ejemplo. Curiosity lleva en su interior una canción compuesta para la ocasión. Su misión es coger el mp3 y lanzarlo en pleno Marte para que suene como si de Paquirrín DJ se tratara. Qué chulo ¿no? Teniendo en cuenta que otros experimentos de la NASA han servido posteriormente para la vida civil como el horno microondas o el velcro, no me extrañaría nada que de aquí al final de esta década ya se construyan robots que trabajen gratis como pinchadiscos en los bares, como si los que ejercemos de honrados DJs no tuviéramos bastante ya con los ordenadores cargados con spotify, los indocumentados provistos de un portatil, cuatro mp3 bajados ilegalmente y un programa automezclador o las celebrity dj. Qué chulo ¿no?
Y uno piensa ¿qué canción han escogido para que los seres habitantes de Marte puedan deleitarse con una muestra de música terrestre? Pues agárrense que vienen curvas. Por fortuna no ha sido el manido «Imagine«, pero tampoco un clásico popular de la extensa historia de la música. No una pieza de música clásica, tampoco algo de ópera… Ni siquiera han contado con algún grande de la música electrónica, que sería lo suyo, no. ¡Han escogido una canción de Black Eyed Peas!
Will.i.am (Black Eyed Peas) flipándolo en la NASA
No. No es una broma. Mira que hay música, mira que hay grupos que han hecho historia mundial. Solo había que ver la gala inaugural o de clausura de los últimos Juegos Olímpicos para ver lo rica y extensa que han sido las últimas décadas de música popular. Pues no, los BEP. Tócate las narices. Y encima tendremos que dar las gracias porque el cani de turno que trabaja de becario en la NASA y al que le encomendaron la tarea de elegir la canción, no pensara en Don Omar, Pitbull o algo parecido.
Lo mejor de todo es que claro, en Marte no hay oxígeno en la atmósfera por lo que el sonido no se transmite. ¿Recuerdan «Alien«? «En el espacio nadie puede oír tus gritos«. Pues en Marte tampoco han podido escuchar la canción de Black Eyed Peas. ¡Y menos mal! porque la letra venía a decir algo así como: «Saludos, somos de la tierra, somos los que pusimos el pie en la Luna, los que hemos estado en no sé qué planeta…» Eso, encima dejando pistas de por dónde hemos pasado y destrozado todo para que si lo escucha algún extraterreste de los que nos advertía Hawking tenga el cabreo y los motivos suficientes para venir a darnos a todos por saco en plan «Mars Attack«.
Entonces, pensarán, si no hay oxígeno la prueba ha sido un fracaso. Pues no, amiguitos, la prueba consistía en que Curiosity llevaba el mp3 (seguro que encima comprimido a 128) y lo lanzaba en su interior para ser escuchado por él mismo, grabarlo y devolverlo a la Tierra. Sí, han leído bien lo absurdo de la misión. Y todo esto ha costado… ¿millones? Absurdo, ridículo y de mal gusto en estos tiempos que corren un despilfarro de esta magnitud.
Por supuesto, yo de lo que estoy más indignado es del mal gusto eligiendo la canción y al grupo. El ridículo, si se hace, hay que hacerlo a lo grande. Doble salto mortal sin red. Si vamos a ir provocando a los habitantes del espacio exterior vamos a hacerlo con todo tipo de fuegos artificiales. Que nos ganemos con matrícula de honor la invasión y el disparo de rayo láser en el culo.
Si la NASA me hubiera consultado sobre la canción a meterle en los circuitos a Curiosity para que luego la regurgitara y vomitara a la tierra en plan Karen Carpenter, yo les habría recomendado la canción de los Hoodoo Gurus con la que abría este artículo aunque, ya puestos, habría preparado una selección donde no habría faltado «Ziggy Stardust«, y «Life on Mars» de Bowie, «Marcianita» de Billy Cafaro, «Ballrooms of Mars» de T Rex, «Teenagers from Mars» de Misfits, o «Marte exige carne» de Los Vegetales… pero nunca algo de Black Eyed Peas.
David Bowie (¿o es Ziggy Stardust?)
En la soledad de la atmósfera marciana estoy seguro que Curiosity, como máquina inteligente que es, llora en silencio, el mismo silencio que le impide lanzar la canción de Black Eyed Peas al exterior, la vergüenza de ser el transmisor de una canción tan espantosa como la que le han implantado a la fuerza unos estúpidos humanos empeñados en buscar problemas llamando a seres de otros mundos para que vayan a aniquilarles. Mientras, en otra parte de la galaxia, cien mujeres rusas en el espacio exterior van buscando la aniquilación de los Estados de la Unión.
