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En defensa (y no) de C. Tangana

C. Tangana 2017

La cancelación del cantante madrileño en la Aste Nagusia de Bilbao por machismo ha causado una frontal división entre partidarios y detractores.

C. Tangana // Javier Ruiz
Pocas veces un asunto controvertido ha causado una división tan frontal y equivalente entre quienes están a favor y quienes están en contra. Es el caso de la cancelación del concierto del cantante madrileño en la Aste Nagusia de Bilbao por el machismo de sus letras.

Como ya sabrás, C. Tangana no actuará en la Aste Nagusia de Bilbao. Finalmente, tras la polémica surgida la semana pasada por las supuestas letras «machistas, patriarcales y despectivas para las mujeres» del trapero madrileño (tal y como se expresaba en la recogida de firmas de change.org en contra de su contratación), el Ayuntamiento decidía cancelar su concierto el pasado viernes, a quince días del show, previsto para el sábado 24 de agosto en el Parque Europa.

Un veto que, a todas luces, llegaba tarde y mal (¿no habría sido más fácil no contratarlo?), dejando al Consistorio en una difícil tesitura, al artista señalado como el enemigo público número 1 (aunque, eso sí, con el dinero del caché en el bolsillo -aunque el Ayto. asegura que el contrato aún no se había firmado-) y a los ciudadanos de a pie completamente enfrentados: Pocas veces hemos visto posturas tan numerosas y rotundas y, a la vez, tan opuestas en torno a algún tema polémico. Sobre todo, hablando de machismo, donde casi todos (cafres al margen) sabemos qué está mal, qué está fatal y qué está garrafal. En el caso del madrileño no ha habido grises: o blanco, o negro.

Vaya por delante que cualquier atisbo de vejación, maltrato o ataque, sea de la índole que sea, hacia un grupo social oprimido ha de ser cortado de raíz. Hay cosas con las que no se puede jugar (y hablo de personas, no de construcciones mentales de carácter religioso, político o cualquier otro invento del ser humano). Si algo atenta contra la integridad, los derechos y las libertades básicas de un colectivo desprotegido, hay que pararlo. Pero, claro, aquí se abre un melón interesante, porque, ¿atenta la música? ¿atentan las canciones? ¿atentan las artes, en general?

Para mí, una canción es un relato de ficción. Por mucho que en el mundo del hip-hop y derivados el «yo» sea santo y seña, no significa que su compositor y/o intérprete (ojo, que quien canta, muchas veces, no es quien escribe -¿verdad, Maluma?-) esté necesariamente relatando algo verdadero en primera persona. De ser así, el planeta estaría a rebosar de «putos amos». Y, mira, va a ser que no.

Lo que quiero decir es que, por muy abominables que sean algunas letras (que lo son, no nos engañemos, sobre todo en estos tiempos de absoluta consolidación del reggaeton, el trap y otros ritmos urbanos y latinos de «machos alfa»), éstas no tienen, necesariamente, que ser tomadas al dedillo ni como una declaración jurada. Dándole la vuelta a la tortilla, no costaría nada caer en la cuenta del gran número de cantantes románticos que han hecho carrera enamorando a jovencitas… por las que jamás sintieron la menor atracción. Era un traje hecho a medida. Un cuento. Un ejercicio de estilo. Está Ricky Martin de testigo.

Tranquilo, Ricky, que no va contigo

Desde mi punto de vista (y siempre tomando la opinión de cualquier mujer como más válida que la mía -ya está bien de que los tíos blancos heterosexuales de Occidente juguemos con los sentimientos de mujeres, gays, migrantes o cualquier otro grupo social en el que no pintamos nada-), partiendo de que considero que lo más acertado habría sido no programar en fiestas (y, por lo tanto, con dinero público) a un artista «controvertido» como C. Tangana (que, por otro lado, ya ha pasado por festivales como Bilbao BBK Live), cancelarlo por lo que canta, acusándole de fomentar conductas tan execrables como las derivadas del machismo, es tan desafortunado como lo sería impedir la proyección de la nueva de Tarantino, amparándonos en que la filmografía del director es una oda a la violencia gratuita, la sangre y el ensañamiento salvaje. Que lo es. Sí. Pero es que es ficción. No creo que nadie vaya por ahí señalando al bueno de Quentin como «asesino». Como mal cineasta, quizá. Como creador «de mal gusto», seguro.

Por otro lado, ¿cuánta gente ha salido a la calle con una katana después de ver «Kill Bill»? «¡Que es que Tarantino me ha influenciado!», podría alegar algún justiciero fan.

Pero no hace falta irse a otras disciplinas artísticas para comprobar que la historia está llena de obras, muchas tenidas en cuenta como absolutos prodigios, que hoy tildaríamos de aberrantes por motivos varios. En la música, sería muy fácil señalar a Daddy Yankee y acólitos como machirulos recalcitrantes, pero tampoco hay que ser tan ventajista con el reggaeton: La historia de la música rock está llena de (grandes) discos que rezuman testosterona y letras insultantes.

Valga como ejemplo Coque Malla. El que fuera líder de Los Ronaldos es uno de los artistas más pinchados en bodas. ¿La razón? Esa canción, rebosante de amor, que reza: «No puedo vivir sin ti / No hay manera / No puedo estar sin ti / No hay manera». Os suena, ¿verdad? Pues bien. Ese cantante, favorito de tantas parejas, es el mismo que escribió esto otro: «Estás haciendo mal y no sé lo que va a pasar / Tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte / Hasta que digas sí«. Ejem. ¿La pincharías en tu boda? ¿Contratarías a Coque Malla para la Aste Nagusia?

De la misma manera, rascando un poco en las entrevistas, peripecias y el propio cancionero de C. Tangana, uno puede, como mínimo, dudar acerca de que el cantante sea, inequívocamente, machista. Al final, es el mismo que firma con Rosalía (su ex) el megahit «Malamente» (que tantos han catalogado como «feminista») y el que canta con Dellafuente ese «Guerrera» que es toda una exaltación del empoderamiento de las mujeres. ¿O no? Bueno, puede ser. Que no todo es blanco o es negro. Y menos en el mundo de las artes.

Eso sí: Ayuntamientos que programáis conciertos, mirad un poquito a quien contratáis; cantantes del mundo, haceos un test de machirulismo y, si dais, positivo… dejad de componer tan ingente cantidad de basura. Todos saldremos ganando. Porque prohibiendo, perdemos todos.

PD: No me gusta C. Tangana.

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