BIFM
Eduardo Ranedo

Ovejas y parejas

Eduardo Ranedo se estrena como nueva firma de bi fm con una reflexión sobre el estado actual y posible futuro de la compraventa de discos: pequeños establecimientos y grandes multinacionales en un ‘negocio’ que cada vez acerca más a vendedor y a comprador

Eduardo Ranedo se estrena como nueva firma de bi fm con una reflexión sobre el estado actual y posible futuro de la compraventa de discos: pequeños establecimientos y grandes multinacionales en un ‘negocio’ que cada vez acerca más a vendedor y a comprador

Parece que una vez que se ha certificado la defunción de la música grabada, al menos como forma de negocio tal y como lo conocimos, ya está fijado el nuevo objetivo: El libro, la prensa escrita, el papel. Dejamos a un lado –por anecdótico, basta ver sus cifras de venta- el mundo de las películas en formato dvd o blu-ray, un negociete cuyo porvenir parece idéntico al de aquel famoso espía sordo. Se ha determinado que los formatos ya no molan y surge de la nada una tendencia que aboga por la no acumulación «de cosas». Curiosamente, la desaparición de todos estos soportes físicos termina por beneficiar a unos pocos: los proveedores de Internet y de artefactos tecnológicos que permiten –aquí suena el redoble- ver películas, leer libros y escuchar música. Es probable que sea posible hacer todo esto al mismo tiempo.

 

Nada de lo que expongo es novedoso. Veamos si de aquí en adelante soy capaz de aportar algo. Dos documentales recientes, «I Need that Record« de Brendan Toller y «Last Shop Standing«, de Graham Jones, han analizado los motivos por los que cientos de tiendas de discos independientes han desaparecido en los últimos años tanto en U.S.A. como en el Reino Unido. Ambos apelan a la nostalgia y a cierto sentimiento de rabia por lo que parece irreversiblemente perdido, y coinciden en las razones del «deceso». Resumiendo, y más o menos cronológicamente: La sustitución del vinilo por el cd, el descenso en los precios provocado por la irrupción de las grandes superficies, la generalización de Internet y, finalmente, la proliferación de los dispositivos portátiles y las descargas han finiquitado el matarile. 

tienda discos_soul_2012¿Es posible que a día de hoy siga existiendo una tienda de música dedicada solo al Soul? 

Me llama la atención que otro factor, que estimo al menos tan importante, no haya sido tenido en cuenta. Me refiero a la calidad de la oferta, que ha caído en picado en los últimos años. No precisamente porque hayan dejado de hacerse buenos discos, sino más bien por un erróneo enfoque –con origen en internet- que ha determinado que en la práctica todo el mundo hable, escuche y escriba de los mismos discos, no necesariamente los más atractivos. Un ejercicio de homogeneización digno de estudio, que unido al vertiginoso ritmo y a la irritante superficialidad que parecen exigir los nuevos tiempos informativos ha excluido del circuito a infinidad de propuestas interesantes y, lo que es mucho más grave, a casi todos los clásicos, quizá el mejor cemento para que cualquier incipiente afición pueda desarrollarse y solidificar.

 

Dejando de lado los romanticismos, pues sinceramente no veo aquí ninguna pelea entre lo viejo y lo nuevo, ni que la mera opción por una cosa u otra determine mayor o menor aprecio por lo importante -el contenido-, sí resulta paradójico que si algún futuro se vislumbra ahora para los establecimientos, éste llegará de la venta de discos de vinilo. A la vez, intuyo que el proceso en lo tocante a la prensa escrita y los libros será similar: Progresivo deterioro del producto, tendencia a lo banal, los grandes números que no salen y, como conclusión, mejor venderles un cacharro que nada. Pensar que alguien vaya a pagar por descargarse cualquier texto es de un inocente que asusta. Seguro que cuentan con ello, aunque traten de aparentar lo contrario.

A pesar de todo, y siendo consciente de que no tengo mucha compañía en esto, soy optimista. Obviamente no para el futuro de estas industrias en su vertiente, digamos, macro. Pero sí veo factible poder seguir disfrutando exactamente igual que hasta ahora. Veamos: En un mercado complicadísimo, la oferta sigue siendo amplia. Mientras las grandes corporaciones pregonan el desastre, no dejan de aparecer pequeños sellos discográficos y editoriales independientes que ofrecen títulos interesantes. Conscientes de que la pelea es complicada, cuidan el producto, tratan de seducir a un cliente potencial que -¡magia!- parece súbitamente consciente de que esto, de no echar un cable, se termina. Publicaciones que dieron sus primeros pasos en la red, quizá sin plantearse siquiera una edición en papel, ven ahora como la demanda les empuja a hacerlo. Quizá no a estar en el kiosco a la manera tradicional sino en la librería –o en el buzón, vía suscripción-, y tal vez con una periodicidad menos frecuente que la que antes era más o menos norma. 

john waters_cita_libros_casaLa foto no tiene la calidad óptima, pero la cita de John Waters sí la tiene 

Probablemente será imperativa una mayor dosis de compromiso por todas las partes. Y desde luego se complicará la tarea del creador/editor, que me temo va a tener que echarse encima unas tareas de gestión que antes podía permitirse el lujo de delegar. Pero el premio es más que sustancioso, y no me refiero a lo económico: Una forma de vida y consumo que, si nos descuidamos, nos será hurtada y permutada por otra que, por cómoda, práctica y moderna que parezca, será peor. Un mundo sin libros, sin discos… ¿A quién se le ocurrió?. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un chip implantado que sustituya al tablet?

 

El reto es conseguir que el nuevo modelo, que no es sino la preservación del anterior en un escenario actual, prefabricado justo en sentido contrario, sea capaz de asentarse y coincidir con su destinatario natural. No es sencillo. El acceso a los canales de distribución es complejo e implica una cuantiosa elevación de los precios. Tampoco parecen factibles las economías de escala cuando los destinatarios son pocos y están geográficamente desperdigados. El envío por correo -tan impersonal- se ha encarecido mucho. Pero el tiempo ha demostrado que hay tiendas que se mantienen y gente que aprecia que así sea. Pequeños negocios, ajenos a tendencias, que rebuscan e incorporan a su stock referencias que se ven capaces de defender con honestidad. Editoriales que transmiten, en cada uno de los libros que editan, tanta pasión como calidad. Revistas que apuestan muy conscientemente por el detalle y la profundidad, huyendo de lo reiterativo y superficial. En paralelo gente perseverante, que hace tiempo descubrió que era mucho mejor comprar lo que uno quiere que simplemente escoger entre lo que le ofrecen. Esperanzadoras iniciativas como el micro-mecenazgo, que parece han encajado perfecto y rápido, también apuntan en buena dirección. Si todos los interesados ponemos de nuestra parte, será sencillo encontrarnos.

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