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Ibai Villapún

¡¡Más madera, es la guerra!!

7.00 am. El desagradable sonido de la alarma me abre los ojos de par en par. Da igual, ya llevo despierto dando vueltas en la cama tres cuartos de hora. Apenas he pegado ojo. Serán los nervios, digo yo… Cuatro años de carrera y dos de doctorado. Hoy es el día. Por fin. Hoy comienzo a trabajar en el equipo de campaña electoral de una de los políticos que aspira a ser el hombre más poderoso de nuestro país en los próximos cuatro años. Bueno… quien dice trabajar dice colaborar con un contrato en prácticas que apenas me supondrá un ingreso de 700 euros de mierda en la cuenta corriente a final de mes. Pero, ¡qué cojones! ¿Cuántos de mis compañeros de Universidad han llegado a donde estoy yo? ¡Ninguno! Es una gran oportunidad.

Por Ibai Villapún

7.00 am. El desagradable sonido de la alarma me abre los ojos de par en par. Da igual, ya llevo despierto dando vueltas en la cama tres cuartos de hora. Apenas he pegado ojo. Serán los nervios, digo yo… Cuatro años de carrera y dos de doctorado. Hoy es el día. Por fin. Hoy comienzo a trabajar en el equipo de campaña electoral de una de los políticos que aspira a ser el hombre más poderoso de nuestro país en los próximos cuatro años. Bueno… quien dice trabajar dice colaborar con un contrato en prácticas que apenas me supondrá un ingreso de 700 euros de mierda en la cuenta corriente a final de mes. Pero, ¡qué cojones! ¿Cuántos de mis compañeros de Universidad han llegado a donde estoy yo? ¡Ninguno! Es una gran oportunidad.

Me pongo el traje que me había comprado en Zara Men tres días antes siguiendo los consejos de aquella dependienta tan simpática (y buenorra), recuerdo cómo me dijo mi madre que se anudaba la corbata, termino el café de un sorbo y emprendo con paso ligero el camino hacia la sede del partido.

El nudo del estómago aprieta más que el de la corbata y hace que mi determinación vaya decreciendo a medida que me voy acercando al imponente edificio y, en ese mismo momento, recuerdo las palabras de mi colega Félix, lo que me soltó cuando el finde anterior quedamos para tomar unas birras en el garito de su padre: “Tú eres bueno, tío. Siempre has sido el puto amo con las palabras. Controlas mazo. Esos encorbatados no tienen ni puta idea, en cuanto te dejen abrir el pico, les vas a dejar con el culo torcido. Fijo. Eres como el pavo ese del comic de los gabachos que me dejaste, lo que pasa es que a ti te va a ir de puta madre”. El bueno de Félix se refería a Quai d’Orsay, el ácido comic de Lanzac en el que relata su experiencia en los años en los que perteneció al Gabinete de Villepin. El prota es un tío llamado Arthur Vlaminck, al que se las hacen pasar más putas que a Caín. Espero que me vaya mejor que a él, desde luego.

quai dorsay_comic_vinetaTampoco está basada en el comic de Lanzac ‘Quai d’Orsay’, aunque el prota de la historia se ha leído el libro.

 -¡¡¿Tú eres el nuevo?!!

-Eeehhh… perdón, sí… (hostias, ¿quién cojones es este pavo?)

-¡Fenomenal! ¿Y qué coño haces aquí parado en la puerta? Pasa, chaval, pasa…

-Ssssí, ssí, claro…

-¿Qué? ¿No sabes quién soy yo o qué?

-(joder, joder… la he cagado, me suena su jeto pero no caigo ahora con el nombre… el tío es de los gordos, de los que salen en la tele…) Eeeeeehhh… sí, señor… ehhh…

-¡Bah! ¡¡¡No te cortes, hombre!!! No tienes ni puta idea, pero no pasa nada, ¡¡¡¡jajajajajajajaja!!!! Yo soy Inchausti –el apretón de manos está a punto de romperme el dedo pequeño-. Bienvenido al barco. Ven conmigo, que te voy a presentar al resto del equipo.

Joder… menuda cagada. Esto sí que es empezar con buen pie. Me acabo de cubrir de gloria. Sigo el ritmo del hombre a duras penas por los relucientes pasillos del edificio.  Tiene un aspecto majestuoso. De repente, cuando pensaba que íbamos a coger el ascensor para subir a alguna de las plantas de los peces gordos, me dice “eeeehh, eeeeehhh, ¿a dónde vas, chaval? Es aquí…”, abre la puerta de lo que inicialmente parecía el almacén donde el personal de limpieza guarda las fregonas y entramos a una oficinucha cutre de cojones en la que, tras una increíble concentración de humo, intuyo a otras cinco o seis personas.

“¿Qué hay? Este es el chaval que nos toca este año” –suelta Inchausti con su vozarrón- “Estos son Yriondo, Echeverria, Salinas, Ruiz de Oñate y aquel de allí, Paco, que es más raro que un puto  perro verde, pero como es familiar del banquero, pues eso…”. La mitad de ellos ni siquiera levantan la cabeza de sus portátiles, tan sólo el más joven, el tal Salinas (¿o era Yriondo?) machaca su cigarro contra el cenicero de cristal lleno de colillas y se levanta ligeramente de su silla para estrechar mi mano.

-¿Tú eres el que tiene un currículum de caerse de culo, no?

-Eeeehh…

-Bueno… el primer día no te vengas abajo veas lo que veas. Esto es política. Deja los ideales en casa, asiente cuando veas que el resto está de acuerdo en un punto aunque sea la mayor barbaridad que hayas escuchado en tu vida y… te irá bien.

“Siéntate, chaval” –Inchausti vuelve a la mesa con una taza de café cargada hasta los topes y un puro recién encendido y me acerca una silla hasta casi arrollarme con ella- “bueno… ¿hemos avanzado con el discursito de los cojones de la territorialidad? Que está dando más trabajo que un hijo tonto… A ver si esta vez acertamos y le gusta al señorito…”

Comienza el joven que me acababa de saludar y aliviar con su consejo:

-Yo creo que tenemos que seguir peleando porque retire el tono amedrentador y violento de los discursos. Creo que eso nos va a joder vivos y nos está poniendo en contra a la prensa.

-¿La prensa? Esos bastante tienen con preocuparse de que no les echen a la puta calle el viernes de cada semana…

-¿Violento? ¿Pero qué dices? ¿Tenemos un puto rojo currando entre nosotros? ¡Lo hemos hablado más de mil veces! Aquí los violentos son todos menos nosotros… a nosotros nos asiste el Estado de Derecho. Los violentos son los pulgosos del 15-M o los de las pistolas… Eso ya está hablado, joder, no volvamos de nuevo sobre el mismo tema.

-¿Amedrentar? Estamos diciéndole a la gente la puta verdad. Si el señorito no gana, a tomar por el culo las pensiones, a tomar por el culo el puñetero tren de alta velocidad, el ladrillo, la banca y ¡a tomar por el culo la unidad del país!

Inchausti interrumpe la discusión:

-Buenooo, buenooo… ¿otra vez con la misma mierda? ¡Es que no avanzamos, cojones! ¡Estoy hasta las pelotas de venir cada mañana a hacer de árbitro en un partido de futbito de patio de colegio, hostia! ¿Tú que es lo que propones, Salinas?

-A ver… yo lo único que digo es que tenemos que cuidar el lenguaje, se puede trasladar el mismo mensaje que pretendemos trasladar sin tratar a los votantes como gilipollas, explicándoles las cosas desde un punto de vista más amable, evitando la crispación y profundizando y argumentando en cada materia… Y eso es todo lo contrario de lo que estamos haciendo, estamos intentando acojonar a la gente y la gente no es tonta. Tenemos que cuidar el lenguaje y el tono.

-El lenguaje y el tono… cojonudo. Tú, chaval, tú eres el que tiene habilidad con las palabras, ¿no? ¿Qué opinas? ¿O has venido sólo a calentar la silla?

-(hostias… Inchausti me da paso. Te toca, tío, ¡vamos allá!) Bueno… desde mi humilde opinión…

-¡Déjate de hostias! ¡Al grano, que esto tiene que estar ventilado para primera hora de la tarde!

-Bien, yo creo, señores, que en un país en el que, según el último estudio del CIS, la clase política tiene la peor valoración social de la democracia, convendría ahondar en la línea que comenta el señor Salinas e intentar hacer un discurso más amable, constructivo y, sobre todo, estructurado. Este partido tiene excelentes ideas, pero si el tono del discurso abraza una terminología cuasi-bélica o extremista, podemos perjudicar la imagen del candidato. Este pueblo ha sufrido mucha violencia en los últimos años y ahora se ha abierto una puerta a la paz y a la esperanza, deberíamos aspirar a una convivencia sin rencores y eso no se consigue radicalizando el discurso o simplificando las ideas hasta el punto de obligar a elegir entre blanco y negro. Hay matices y esos matices enriquecen y agrandan un discurso político. La sociedad no es tonta, lo agradecerá y mejorará la imagen del candidato.

Tras un par de segundos de silencio en el que todos me miran… el gallinero se vuelve a alborotar:

-¡Venga no me jodas! ¡Ya nos han vuelto a colar otro rojo hijo de banquero!

-¿La sociedad no es tonta? ¿Hablamos de la misma sociedad en la que un un 70% de la ciudadanía vive pegada a la tele para ver si la Esteban vuelve a Sálvame y el 30 restante es el que ha provocado que el video más visto del mes sea el del tartazo a Leticia Sabater? ¿De dónde habéis sacado a esta lumbrera?

-¡¡Callaros, cojones!! –vuelve a interrumpir Inchausti- El chaval tiene razón… Me ha convencido. Salinas, ponte a escribir algo para esta tarde que vaya en esa línea. Paco, tú ayúdale, que si te tengo apalancado tu papaíto nos cambia de candidato mañana mismo en plenas elecciones. Y tú, chaval, échale un cable a Salinas con el texto -¡¡No me lo puedo creer!!-. El resto, iros a tomar por culo a vuestras casas, que lleváis toda la noche dando palos de ciego para nada. Os veo en el mitin a las ocho de la tarde.

writer writing_old_black_whiteEn la historia tampoco hay máquinas de escribir, sino portátiles y smartphones. ¡Y tabaco! ¡Mucho tabaco!

 Por si me quedaba alguna duda, es evidente que el que corta el bacalao es Inchausti. Me tiro toda la tarde viendo como Salinas redacta y re-redacta y re-redacta el discurso mientras el tal Paco, sentado en un sofá, no aparta la mirada de su iPhone. De vez en cuando Salinas me pide opinión y utiliza alguna de las ideas que le doy. Al terminar, me pasa el texto, me pide que lo lea… “¿Qué te parece?” Sonrío y asiento con la cabeza en señal de aprobación. “Bien, chaval, bien… voy a entregarlo, que tengo una hora escasa para pasar por casa, ducharme e ir pitando al mitin”.

Yo vuelvo a casa con la sensación del deber cumplido. Ha sido un primer día provechoso. Me he dado a valer. “¡Con dos cojones!”, imagino diría Félix. Enciendo la tele para ver en directo el mitin, subo el volumen porque el pesado del vecino tiene la peli antigua de las noches de los martes de La 2 a todo volumen. Parece que es una de los hermanos Marx…

¡Empieza al mitin! ¡Estoy como un niño con zapatos nuevos, el candidato va a soltar un speech al que yo he contribuido!

all the_kings_men_speech_politicsLa historia tampoco está basada en ‘El político’ de Robert Rossen. ¿Te la vas a leer ya o qué?

“…Porque, amigos y amigas, nosotros vamos a llamar a las cosas por su nombre. Vamos a hablar claro. Nosotros vamos a estar a lo que hay que estar. A lo que toca. ¡A dar el callo!

–el nudo del estómago de la mañana, ha vuelto, pero esta vez está a la altura de mi garganta-

¡Nosotros no vamos a perder el tiempo en tonterías, vamos a estar a lo que interesa de verdad a la ciudadanía, a los intereses de este país! (aplausos) Pero, ahora bien, sólo os pido una cosa… id a votar en masa el día 21, porque, he de ser sincero con vosotros, amigos y amigas, si nuestros rivales ganan en las urnas, ¡que Dios nos pille confesados!

-¡¡¿Dios?!! ¿Pero qué tiene que ver Dios en todo esto?-

¡Olvidaros de las pensiones, olvidaros de conseguir empleo, olvidaros de que vengan a nuestro país empresas que generen puestos de trabajo,

-¡¡¿¿pero dónde está el discurso de Salinas??!!-

…olvidaros de la libertad de expresión que nuestro partido siempre ha garantizado y olvidaros de decir alto y claro que os sentís orgullosos de haber nacido en este país! ¡Olvidaros!

-…qué desastre…-

 ¡Tenemos que impedirlo, tenemos que impedir que el desorden y el desastre reinen en nuestras instituciones! Nosotros, repito, vamos a estar… ¡a lo que hay que estar! ¡¡¡Gracias!!!” (salva de aplausos)

“Deja los idealismos en casa”. Mi cerebro no para de reproducir las palabras de esta mañana de Salinas. Bajo, entre escalofríos, el volumen de la tele hasta que las rayitas verdes desaparecen del todo de la pantalla. “¡¡¡Más madera, es la guerra!!!”, grita Groucho Marx desde el televisor del pesado del vecino.

Nota del autor:

Todos los personajes de esta historia son completamente ficticios. Cualquier similitud con la realidad es simple casualidad. ¿O no?

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