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Tabakalera: Dos visiones antagónicas desde San Sebastián

Tabakalera

¿Un jeroglífico indescifrable? ¿Una oda a la diversidad? ¿Está siendo un éxito o, más bien, todo lo contrario? Un fan y un hater debaten sobre Tabakalera, el gigante cultural donostiarra

Mikel Serrano y Alber Vázquez // Marta Ennes
¿Un jeroglífico indescifrable? ¿Una oda a la diversidad? ¿Está siendo un éxito o, más bien, todo lo contrario? Un fan y un hater debaten sobre Tabakalera, el gigante cultural donostiarra

Tabakalera abrió sus puertas el 11 de septiembre de 2015. Desde entonces han pasado más de dos años y medio, pero sigo encontrándome con gente que no ha ido mucho más allá del bar de la entrada, que solo ha subido a la azotea «para ver las vistas» o que, directamente, nunca ha entrado al edificio. Para algunos donostiarras, Tabakalera es una incógnita tan grande como la «T» de su logo. Un mastodóntico interrogante que le ha cambiado la cara al barrio de Egia.

Supongo que serán minoría. En esta ciudad, extremista y opinadora por naturaleza, quien más quien menos ha elaborado su propia tesis. Ane Rodríguez (directora cultural) dijo una vez que Tabakalera no había tenido «ni los 100 días de margen que se le da a cualquier gobierno». Por la magnitud del proyecto (cinco plantas, 37.000 metros cuadrados), por su sinuosa historia (el proyecto original arranca ¡en 2004!) y por su carácter público (el Consejo de Administración está formado por el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno Vasco), ha estado en el ojo del huracán desde el minuto uno.

Tabakalera (San Sebastián)

Como pregunten qué es Tabakalera en el examen… // Marta Ennes

Tampoco ayudaron las prisas de última hora: el edificio abrió a medio gas, con apenas actividad y una sensación de vacío un poco desoladora.

Cuando alguien de fuera me pregunta qué es Tabakalera respondo a la gallega. En la página web viene una explicación genérica: «Centro Internacional de Cultura Contemporánea. Su objetivo es fomentar y difundir la creación, y con ese fin desarrolla servicios y actividades”. Resulta más práctico describir lo que uno puede encontrar dentro: salas de exposiciones, una biblioteca increíble llamada Ubik, dos salas de cine, locales de ensayo, pases de modelos, cursos, charlas, talleres, residencias de artistas, locales comerciales, oficinas, dos coworking y hasta un hotel.

Pero, para entender qué es, en primer lugar, hay que saber que conviven diferentes instituciones culturales, lo que, en una versión alambicada, sus responsables llaman «ecosistema». En segundo lugar, conviene escuchar a los que tienen una opinión formada más allá de charletas de barra de bar y tweets random.

Visten igual, pero están muy en contra // Marta Ennes

El escritor Alber Vázquez y el activista sociocultural Mikel Serrano son dos de estas personas. No pueden tener puntos de vista más distintos. Uno es profundamente crítico, el otro, un enamorado. La suma de ambas visiones ayuda a comprender un poco mejor la complejidad de Tabakalera y el enconado debate que suscita en la ciudadanía.

¿Creéis que en Bilbao le habrían metido tanta caña?

Mikel Serrano: No. Seguro que no.

Alber Vázquez: En Bilbao habrían enfocado correctamente una infraestructura como esta. El gran fallo de Tabakalera es su enfoque y de ahí han devenido todos los problemas que se extienden durante más de una década. Quizás no tendría que haber sido necesariamente cultural. Los bilbaínos son capaces de visualizar las cosas mucho mejor que los guipuzcoanos.

Tabakalera Donostia

¿Cómo dices? Estarás de coña… // Marta Ennes

¿El hecho de haber abierto a medio gas, con el edificio semivacío, ha penalizado al proyecto?

AV: Deberíamos retrotraernos más en el tiempo. Aquí queda un edificio vacío (la antigua fábrica de tabacos) que revierte en las instituciones públicas. Tenían el contenedor y les tocaba decidir qué hacer con ello. Se decide hacer algo cultural y ya no hay forma humana de darle marcha atrás. Las proporciones de Tabakalera son tan grandes que su gestión debía haberse manejado con mucha más cautela y sentido común. Esto no es una casa de cultura de barrio.

MS: Esa es una de las críticas que se le ha hecho: que Tabakalera es una especie de casa de cultura gigante. Pero yo creo que es mucho más que un kultur etxe.

AV: Espero que sea así.

Tabakalera Donostia

¡Pero si no venden tabaco! // Marta Ennes

Tabakalera se autodefine como un «Centro Internacional de Cultura Contemporánea».

AV: Al final se ha optado por la ambigüedad. Vamos a ponerle un nombre ambiguo para que cualquier cosa pueda tener cabida. La gente se cansa de no comprender. A lo largo del proceso de gestación de Tabakalera hay muchos equipos que se hacen cargo del proyecto y van rotando porque no hay una idea clara de lo que se quiere hacer.

MS: Es verdad que es un nombre ambiguo en el que se puede meter cualquier cosa. Y a eso le llamamos cultura. Antes me has dado una definición…

AV: Sí, desde mi punto de vista, la cultura es la expresión del espíritu, alma e inteligencia humana a través del arte: la pintura, la literatura, la escultura, las artes escénicas… De esta definición excluiría la gastronomía y cualquier cosa que metamos con calzador.

MS: Partiendo de ahí es más fácil construir un proyecto. Pero el objetivo de Tabakalera era aportar al conjunto de la ciudadanía aspectos que fueran más allá de la definición clásica de la cultura.

AV: Mi definición es amplísima.

MS: No te creas. Dejas fuera muchas cosas.

AV: Dejo fuera los pintxos de la Parte Vieja y el ciclismo. Lo del coworking, por mucho que lo digamos en inglés y que, por cierto, se ha hecho desde hace 25 años en pabellones cutres de Gipuzkoa, tampoco es cultura. No tiene sentido que esté aquí, mientras que una parte de los creadores culturales permanece ajena a la estructura de Tabakalera.

Tabakalera (San Sebastián)

Pues a ver qué me encuentro… // Marta Ennes

Sí hay un espacio de creadores y se acaba de abrir una convocatoria de residencia para proyectos artísticos…

AV: Es lo que más me gusta de Tabakalera. De alguna manera, replica el modelo de Arteleku, con el que yo fui extremadamente crítico, porque fue un laboratorio que no dio el resultado esperado. Pero por lo menos estaba centrado con los creadores. Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que esta réplica es lo que salvo de Tabakalera. El resto no me gusta.

¿De verdad no te interesan las exposiciones, las películas, los conciertos…?

AV: Claro que me interesan. Las exposiciones son atractivas. Lo que no me gusta es el planteamiento general y, sobre todo, la relación calidad-precio. Tabakalera gasta 5 millones de euros de dinero público. Hay que tener en cuenta que el resto de entidades que están en el edificio (Zinemaldia, Kutxa Fundazioa…) y que se llaman «ecosistema» manejan presupuestos independientes.

Tabakalera Donostia

¿Que qué es «ecosistema»? // Marta Ennes

¿Qué os sugiere la palabra «ecosistema»?

AV: Pomposidad y neolengua. Hay partes de la web que me las he tenido que leer en inglés porque me resultaba más comprensible que en castellano. Siempre que lo cuentas raro es porque resulta incomprensible. El proyecto es inenarrable.

MS: Lo que no se puede explicar con facilidad suele esconder algo.

AV: Hace un mes, los máximos gestores del ecosistema se reunieron y decidieron que tenían que contar a los medios de comunicación que entre ellos no se comunicaban bien. Para ello, han creado un comité y dos subcomités. Esto me parece bien. Lo que no me entra en la cabeza es que tengan que informar de sus problemas internos.

MS: Es un problema interno de un edificio público. La gente quiere saber cómo funciona Tabakalera, es un ejercicio de transparencia. Como ciudadano lo agradezco, me parece muy sano y humano que reconozcan sus errores.

AV: Yo al principio pensaba que era un gag autorreferencial. Me resulta ofensivo que el gran problema de Tabakalera sea su problema interno.

MS: Es un reto muy complicado. Llevamos dos años con el edificio abierto. Enroscar toda la maquinaria y ponerlo en marcha entre tanta diversidad de agentes culturales lleva su tiempo.

AV: Voy a decir otra cosa. Los ecosistemas se crean de manera natural y no deberían existir especies invasoras que no encajan, como la avispa asiática. Yo no digo que en Tabakalera haya avispas asiáticas, pero sí es cierto que se ha creado un ecosistema porque había que rellenar huecos.

MS: La diversidad, que tú ves como especie invasora, para mí es un gran valor. Lo que pasa es que cuesta llevarlo adelante y que funcione de manera fluida.

Tabakalera Donostia

Lo que no se puede explicar con facilidad… ¡a leches! // Marta Ennes

¿Qué el concepto Tabakalera sea tan exigente y complejo es su gran hándicap?

AV: Yo, cuando voy al ambulatorio, sé adónde voy, no tengo que elucubrar sobre los servicios que me puede prestar. Cuando voy a Kubo-Kutxa sé que es una sala de exposiciones, no he de realizar una reflexión previa. ¿Por qué con Tabakalera sí ha de exigírseme? Que a estas alturas de la película estemos debatiendo qué es Tabakalera es la prueba clara de que es un hándicap.

MS: Me encaja como centro de cultura internacional, entendido en términos más amplios que el de las expresiones artísticas. Está abierto y da servicio a cualquiera que quiera disfrutar de ello. Y lo que para mí es más importante, se habita.

AV: Tabakalera debería cubrir los espacios que Donostia Kultura (el área de cultura del ayuntamiento) deja descubiertos. Ese hueco es dar atención y cobertura a todos los creadores, que son muchísimos, en Gipuzkoa. Por poner un ejemplo: no se presta ninguna atención a la Literatura, cuando no todo el mundo es Dolores Redondo, Fernando Aramburu o Ramón Saizarbitoria. Hay escritores en San Sebastián que llevan 40 años de carrera y que están en una semiindigencia cultural, como Jorge Aranguren, Felipe Juaristi y Carlos Aurtenetxe.

¿Qué nota le pondríais a Tabakalera del 0 al 10?

MS: Un 8,5
AV: Un 3.

Tabakalera Donostia

Mira, por allí te puedes ir // Marta Ennes

¿Qué es lo mejor y lo peor de Tabakalera?

MS: Lo mejor es su versatilidad, la riqueza del edificio, la posibilidad de poder habitar en el edificio y no solo visitarlo como si fuera un museo… Por otro lado, echo en falta mejorar la señalización, que se expliquen mejor algunas cosas y la comunicación entre los propios vecinos del edificio.

AV: Lo más negativo es la escasa capacidad de conexión con los creadores culturales del entorno. El edificio ha quedado un poco desangelado, le falta alma, me parece frío. Comunica mal lo que hace. ¿Cosas buenas? El espacio de creadores, que es un buen proyecto. Espero que gane en recursos económicos y que se abra a otras disciplinas además de las artes plásticas. Se hacen exposiciones estupendas, no voy a decir que no.

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