Las “chocolatetas” de este salón-obrador cumplen dos años de vida convertidas en el producto repostero más reivindicativo. ¿Puede un dulce borrar de un plumazo los tabús y prejuicios asociados al cuerpo de la mujer, casi siempre hipersexualizado?
A los tres meses de abrir las puertas de Charamel Gozotegia, su salón-obrador de repostería en pleno Casco Viejo de Bilbao, Nagore ya andaba dándole vueltas a la cabeza para idear un producto con el que homenajear a las mujeres desde su mundo pastelero. “Un día sin más se me ocurrió: una teta de chocolate. Así de sencillo”, recuerda sobre aquel invierno de 2016 en el que pergeñó la “chocolateta”. Bollos de mantequilla, milhojas, tejas, cinnamon rolls, alfajores, tiramisú, múltiples variedades de tartas… ya salían cada mañana del taller de alta repostería instalado al fondo de su local de la calle Jardines. Pero… ¿tetas? “Alguna cara de sorpresa y alguna risa floja ya aguanté cuando empecé con la idea”, reconoce.
Para materializar la chocolateta y llevar la idea un paso más allá (convirtiéndola, casi casi, en obra de arte), Nagore contactó con la artista plástica bilbaína Marian Puertas. Ella fue la encargada de crear la escultura original que serviría de base para producir los moldes con los que después, in situ en el obrador de Charamel en Bilbao, se trabajaría el chocolate atemperado para obtener la textura, la calidad y el acabado adecuados. Así nacía la chocolateta, una elaboración artesanal y made in Bilbao (solo los moldes fueron fabricados en Barcelona) con la que Charamel Gozotegia reivindicaba la naturalidad de una teta realista y alejada de los contextos eróticos con los que parece asociarse en exclusiva.
Esculturas y moldes de las chocolatetas originales // Charamel
En enero de 2017 Nagore puso a la venta la chocolateta por primera vez en los surtidos y apetitosos mostradores de Charamel. Un “experimiento” que, finalmente, terminó convertido en uno de los productos seña de identidad del local. “Ahora las tenemos siempre, salvo de mayo a septiembre, que dejamos de elaborar todos los chocolates por el calor”. Disponibles en chocolate negro (de 70% de cacao) y blanco, vienen primorosamente presentadas en una caja que las convierte en un perfecto detalle para ellas (su precio es de 7,95 euros, incluido el embalaje-regalo). “Alguna vez la ha pedido alguien para comérsela en el local”, ríe Nagore, “pero no es lo habitual. Lo más frecuente es que la gente se las lleve como regalo”. Es más, como regalo “elegante y rompedor”, ya que, como decíamos, la chocolateta es una teta real, alejada de modelos idealizados (por no decir artificialmente siliconados). “No creo que nadie la haya comprado para una despedida de soltero… Esta misma mañana, por ejemplo, la ha comprado un chico como regalo para una amiga que acaba de ser madre”, corrobora.
Así que si este mes de marzo, consagrado a las mujeres gracias al movimiento 8M, quieres sorprender (y homenajear) a una amiga, a una hermana, a tu ama, a tu pareja o a ti misma, ya tienes un detalle original y que funciona como alegoría “de todo lo que hay de dulzura, ternura y amor en el pecho de las mujeres”. Porque, como dice la escultora cómplice de esta creación: “sacar la teta del contexto sexual y erótico donde típicamente se la encasilla para darle otro significado, es un pequeño avance en la reivindicación por la igualdad de las mujeres”. Eso sí, si te acercas mañana mismo (8M) por Charamel Gozotegia, hazlo antes de las 14 h., ya que a esa hora darán por concluida su jornada laboral con motivo de la huelga feminista. “De momento lo haremos así este año, para dar servicio al menos por la mañana. Pero estoy segura de que, pronto, el 8M se convertirá en festivo internacional”, asume Nagore.
Un dulce homenaje a la mujer // Charamel
