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Visitamos en Bilbao el primer hotel-cápsula del país

Con 50 «estaciones de descanso», Optimi Rooms es el primer establecimiento hotelero de nuestro entorno que apuesta por «cápsulas» en lugar de habitaciones.

Cápsulas de Optimi Rooms (Bilbao) // BI FM
Con 38 «estaciones de descanso» individuales y 12 dobles, Optimi Rooms es el primer establecimiento hotelero de nuestro entorno que apuesta por «cápsulas» en lugar de habitaciones. Hablamos con sus responsables y te contamos nuestras impresiones

Algunos, los que, sobre todo, habéis viajado a países asiáticos (especialmente a Japón), es posible que hayáis probado algún hotel-cápsula durante vuestras vacaciones. Otros, la mayoría, quizá hayáis oído hablar de ellos o tengáis una vaga (y no demasiado positiva) idea de lo que son gracias a algún que otro programa televisivo o artículo de Internet. Pues bien. Que sepáis, todos, que este tipo de establecimiento ya está aquí. En Bilbao.

Abierto el pasado jueves, 27 de junio, Optimi Rooms ocupa un céntrico espacio de 400 metros cuadrados en la calle Doctor Areilza (esa que une la Gran Vía con el pabellón de La Casilla). Una puerta acristalada y una decoración blanco nuclear nos saludan desde la acera. Desde fuera, cuesta imaginar qué es lo que hay dentro, por mucho que sepamos que se trata de un alojamiento hotelero, si bien la estética difiere un tanto de lo habitual en este tipo de negocios. La mayoría, simplemente, dirá que es un lugar «moderno».

Alameda Doctor Areilza (Bilbao)

El número 58 de Dr. Areilza // BI FM

Pasamos de largo. A escasa distancia, unos 300 metros, se encuentra Optimi Center, un «business center» que aloja unas 40 empresas a las que alquilan espacios de trabajo, despachos, salas de reuniones… y ofrecen todo tipo de soluciones para «sacar el máximo partido al tiempo y al dinero invertido». Sus responsables, Iker Caballero e Iñaki Zabala, son los mismos que están detrás de Optimi Rooms. Hemos quedado allí con el segundo.

Os dirán que habéis tenido una idea más que rompedora, pero, sin embargo, es de hace 40 años…

Sí, los hoteles-cápsula llevan mucho tiempo funcionando en Japón. Existen también en otros países, donde han ido adaptando el concepto a sus gustos y necesidades. Nosotros, por ejemplo, hemos creado cápsulas más grandes de lo habitual.

De hecho, hay gente que relaciona vuestro modelo de alojamiento con conceptos como «infravivienda» o «hacinamiento»…

Hablamos de un hostel, de un albergue, de un establecimiento para una estancia temporal, no tiene nada que ver con una vivienda. Nos sorprende que la gente nos acuse de algo así y no lo haga con los hostels. El hecho de que nuestros módulos de descanso tengan una puerta lo que da es privacidad. En lugar de dormir una noche en un albergue con una cama abierta, lo haces en un espacio cerrado para ti.

Así que, al final, todo es mucho más simple de lo que parece. Hablaríamos, básicamente, de literas con cierre…

Sí, eso le decimos a quien le cuesta entenderlo. Hablamos de literas dotadas de tecnología y muy bonitas estéticamente.

Nuestro interlocutor // BI FM

Vosotros no tomasteis la idea en Japón…

No. Todo surgió tras ver en televisión un documental sobre formas de vida en Japón. Adonde hemos tenido que ir es a China, que es donde está nuestro fabricante.

A quien le habéis encargado, como decías, cápsulas más grandes de lo normal, ¿verdad?

En el momento en el que alguien las ve se da cuenta. Son camas de 1,20 las individuales, 1,80 las dobles… y 2 metros de largo. La altura es de 1,20, mucho más que cualquier litera.

Vamos, que el argumento de la claustrofobia tampoco os parecerá correcto…

Es obvio que si fuesen más pequeñas podría ser agobiante, pero no lo es. Son cápsulas muy amplias y cómodas. En Japón también son claustrofóbicos, pero tienen un concepto diferente del espacio.

Primer hotel-cápsula de todo el Estado… ¿Por qué no se le ha ocurrido antes a nadie en un país tan turístico como España?

Porque es más fácil y barato poner literas de IKEA. Nosotros hemos querido apostar por la calidad y ofrecer algo intermedio entre el hotel tradicional y el hostel. Esto permite que quien nunca haya ido a un albergue, como yo, vea esto como una opción perfectamente válida.

Do it yourself // BI FM

Desde luego, suena mejor que compartir habitación con 30 personas… 

Es una concepción diferente, desde luego. Hay que verlo desde otro punto de vista para darse cuenta de sus ventajas.

Tampoco está muy extendido lo del «hotel por horas». Lo ofertáis, ¿no?

Sí. Hay opción de jornada completa, lo de siempre, pero también se puede alquilar por tres horas entre las 14:00h y las 20:00h. Por 10 euros te puedes echar una siesta.

Los precios veo que son muy ajustados… es una opción low cost, tal y como está el panorama.

Tenía que resultar atractivo, ya no solo por estética o confort. La cápsula individual cuesta 24,95 euros y la doble 34,95 euros la noche.

Habéis abierto en plena ola de calor y con el verano recién estrenado. ¿Cómo se presenta?

Con un poco de estrés. El boom del efecto llamada ha sido enorme, así que encantados, pero poco a poco. Intentaremos dar toda la cobertura que podamos con nuestras 50 cápsulas.

¿Las vemos?

Claro.

Recién estrenado // BI FM

Salimos de Optimi Center y nos dirigimos a Optimi Rooms. Del número 7 de la Avenida del Ferrocarril al 58 de la Alameda Doctor Areilza hay unos cuatro minutos a pie, minuto arriba minuto abajo (dependiendo de lo que tarde el semáforo de la calle Autonomía en ponerse en verde). Le pregunto a Iñaki que por qué lo han abierto en un sitio tan céntrico… y, por lo tanto, tan caro. En Japón es habitual que los hoteles-cápsula se sitúen en zonas, digamos, económicas. Querían tenerlo «todo cerca» para ofrecer «comodidad» a sus clientes. Pensándolo ahora, su estreno hotelero parece un paso lógico a la hora de ampliar los servicios del «centro de negocios» en el que llevan 7 años inmersos.

Llegamos a Optimi Rooms. Iñaki pasa una tarjeta para abrir la puerta exterior, aunque ésta es automática y, además, hay una chica en recepción. «Sí, no hacía falta, aunque dentro todo está automatizado y nadie puede pasar ni entrar a las cápsulas sin su tarjeta», me explica.

Hay mucha luz. Es todo tan blanco y está todo tan nuevo, que la estética resulta ciertamente futurista. Al menos, en consonancia con esa imagen que todos tenemos en la cabeza, como de anuncio de lejía Neutrex.

Las zonas comunes // BI FM

Un par de plantas en tiestos poliédricos, un bonsai sobre una mesa (todo un guiño hacia lo nipón) y cuatro paredes forradas de vegetación (artificial), a modo de jardines verticales, rompen con la frialdad aséptica del espacio, una zona común donde poder sentarse, hacerse un café o freírse unas patatas. «Tenemos una freidora ecológica, cafetera, exprimidor…». También horno, microondas, nevera… «y esas máquinas de vending, que la verdad es que quedan fatal, estamos dándoles una vuelta», me indica. Habría que blanquearlas, sí, pero seguro que los huéspedes agradecen poder comprarse unos Bollycaos (el hostel no dispone de servicio de comidas, ya que sus promotores han querido «centrarse en el descanso», me comenta Iñaki).

Tarjeta magnética, ahora sí. Se abre otra puerta de cristal y nos encontramos con los baños. Hay varios urinarios, lavabos y duchas que, si bien no son muy numerosas, al menos aseguran privacidad. Además, está todo tan limpio, que dan ganas de pegarse un agua (la ola de calor, recuerden).

Una de las «estaciones de descanso» // BI FM

Al fondo del pasillo hay tres puertas, numeradas, indicando la ubicación de las cápsulas. Pasamos una de ellas y nos encontramos con una habitación llena de taquillas («XL, para guardar equipaje»). Otra puerta y, zas, la luz blanca se torna azul. Un azul eléctrico que, sin embargo, no resulta deslumbrante. Todo lo contrario. «Oye, Iñaki, que es que no veo nada, me estoy volviendo loca», dice una trabajadora, quien está deshaciendo las camas de los primeros usuarios. Una iluminación diseñada «para favorecer el descanso» que, a todas luces (ojo al juego de palabras), no resulta la más adecuada para otras actividades. «Todavía hay cosas que ajustar», reconoce el jefe.

Pero mola, mola mucho el sitio. Parece un avión… o una nave espacial. En dos alturas, sendas hileras de cápsulas discurren a lo largo de la habitación, necesariamente alargada. Hay un par de ellas abiertas. «Como ves, son muy amplias, los colchones y las almohadas son viscoelásticos, hay pantalla smart TV, conexiones USB, entrada para auriculares, caja fuerte… y todo está indicado en castellano». Mejor, que no son pocas las anécdotas de los turistas que vuelven del país del sol naciente. Nada de «lost in translation».

Azul relajante // BI FM

Subo a uno de los habitáculos. El colchón es finito, pero confortable. La pantalla de tele y la consola de mando están perfectamente integrados. También hay mando a distancia. Y un pequeño extintor. Por si acaso. Ciertamente, es un diseño bonito y cuidado. Me vienen a la cabeza algunas de las pensiones, hostales, albergues y campings que uno ha visitado. No hay color. «Además, están insonorizados y tienen aire acondicionado», añade el responsable. Buf, me quedo (¿os he hablado ya de la ola de calor?).

Oye, Iñaki, ¿y si esto sale bien? ¿Os expandiréis?

Ya tenemos algo de eso en proyecto. No porque nosotros vayamos a abrir más hostels, pero sí porque hay muchos empresarios interesados en nuestro modelo. Ha llamado mucho la atención y somos nosotros los que podemos distribuir estas cápsulas concretas, ya que el diseño es nuestro y tenemos un contrato de exclusividad con el fabricante.

Detalles de las cápsulas // BI FM

Pues nada, habrá que empezar a hablar de hoteles-cápsula de tradición bilbaína. Nos vemos en el futuro.

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