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Música

CRÓNICA Y FOTOS: Van Morrison. Rendirse al genio (Palacio Euskalduna, Bilbao, 11-XI-2015)

El «León de Belfast» llegó anoche a Bizkaia para ofrecer un recital con precios de entre 75 y 210 €. A pesar de eso, la cita merció (mucho) la pena. Acústica óptima, voz en plena forma, virtuosa banda y un repertorio que repasó grandes clásicos. Coronó la noche un inolviodable «Gloria» vía su exgrupo Them. En la audiencia, permítannos el chascarrillo, celebrities como Fito o Josu Urrutia. Nos lo cuentan nuestro redactor Óscar Díez y nuestro fotógrafo evol_photo

El «León de Belfast» llegó anoche a Bizkaia para ofrecer un recital con precios de entre 75 y 210 €. A pesar de eso, la cita merció (mucho) la pena. Acústica óptima, voz en plena forma, virtuosa banda y un repertorio que repasó grandes clásicos. Coronó la noche un inolviodable «Gloria» vía su exgrupo Them. En la audiencia, permítannos el chascarrillo, celebrities como Fito o Josu Urrutia. Nos lo cuentan nuestro redactor Óscar Díez y nuestro fotógrafo evol_photo

 

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Van Morrison, el «León de Belfast», llegó anoche a Bizkaia para ofrecer un recital con precios de entre 75 y 210 € y envuelto en dudas sobre su forma y la adecuación de semejante tarifa para lo que iba a ofrecer (aunque trayectoria acreditada, como habíamos recogido antes en bi fm, le sobra). Pero en poco tiempo, la incertidumbre quedó despejada. La acústica óptima del recinto, la voz en plena forma a pesar de sus problemas crónicos, la virtuosa banda, el repertorio que repasó grandes clásicos… 100 minutos intensos coronados por un inolviodable «Gloria» vía su exgrupo Them. Además de nuestro redactor Óscar Díez y nuestro fotógrafo evol_photo (que dan aquí buena cuenta de todo lo ocurrido), también estaban entre la audiencia famosetes como el superventas Fito o (el también «León» local) Josu Urrutia, presidente del Athletic Club.


van morrison bilbao público urrutia mikelantuñanoChismorreo: El presidente del Athletic, Josu Urrutia, entre el público // evol_photo


Eran exactamente las ocho, con público impuntual aún sentándose en el Palacio Euskalduna, cuando el León comenzó a rugir en Bilbao. De negro riguroso, corajudo, minúsculo y tras unas gafas de sol que acentuaban su aspecto de macarra maduro, Van Morrison y su excelsa banda se sumergieron en la instrumental «Celtic Swing«. La óptima acústica de la estancia hubiera permitido un mayor volumen, uno de los pocos peros que, a la postre, se podrían poner al concierto de anoche. Es cierto que, en esos primeros compases, servidor (que es de naturaleza optimista) musitó: «Otro bolo impoluto pero sin alma«. Y no. La segunda del lote -«Close Enough For Jazz«- acentuó la sensación de que estábamos dentro de un iceberg, pero fue un espejismo. Roto el hielo, Van fue a por su primer clásico, la preciosa «Days Like This» y la ovación fue tal, que intuimos algo parecido a una emoción en el rostro del mito. «Thank you«, exclamó (como haría en solo tres ocasiones posteriormente). Un momento, ¡pero si este hombre nunca dice nada!


van morrison bilbao primer plano mikelantuñanoUn primer plano del Van «The Man» // evol_photo


van morrison bilbao saxo vertical mikelantuñanoComenzó a sonar «Baby Please Don’t Go«, deconstruida, jazzistica y estiradísima, y ahí nos dimos cuenta de lo descomunal de la banda. Un quinteto con pinta de profesores de conservatorio que contaba con baterista -asombroso-, contrabajo, órgano, guitarra y excelsa corista negra a lo Nikki Hill. Morrison daba sorbitos a lo que parecía una taza de té –cuando se le terminó y llamó a gritos al pipa, ostensiblemente cabreado, fue el único atisbo que vivimos anoche del salvaje que dicen que es- y trataba de sacudirse una y otra vez una carraspera crónica, girándose de espaldas para toser -la arrastra desde hace años y no incide ni lo mas mínimo en su voz, eso quedo claro-.


«Moondance» tuvo una intro cambiada, que no despistó a los fieles, y fue una de las pocas piezas de la noche en las que se aplaudió una vez comenzada la canción. Rompiendo su leyenda de hosco, se vieron varios flashes (prohibidos) en el Euskalduna y Morrison pareció no inmutarse. La leyenda cuenta que, de caracter mercurial, la estrella se ha marchado de más de un concierto al ser deslumbrado por el inconsciente de turno. Pero no. El irlandés se sentía a gusto, y se notaba. Daba un paso atrás -lo decimos otra vez, sobresaliente de voz- y se quedaba mirando fijamente las primeras filas, con los puños apretados, desafiante como un James Cagney de pub.


van morrison bilbao setlist mikelantuñanoA la hora y media, el divo abandonó el escenario y un espectador comentó: «90 minutos, como hace dos días en Madrid«. Pero ante el asombro generalizado, Van «The Man» volvió al escenario para cantar «Gloria» (vía Them), dejando en la parte final a la banda en solitario, brillando cual meteorito en la faraónica oscuridad del Euskalduna. Una hora y cuarenta minutos (para un bolo con entradas de entre 75 y 210 €, recuerden), con un setlist de base con un total 30 temas (foto de la derecha), del que fue picoteando algo menos de 20 en total en esta cita en Bilbao. Además de técnica y magisterio -que se les presupone- hubo magia y emoción. Gaizka Barga (Sala Azkena), abrazado por Fito a la entrada al grito de «¿Vosotros también venís a ver al León de San Mamés?«, nos confesó al salir: «La mejor de las tres veces que le he visto«. Y nos sentimos reconfortados por haber estado allí.


van morrison bilbao público fito mikelantuñanoEntre la audiencia que no llenó el Euskalduna ayer (arriba a la izquierda), Fito // evol_photo



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