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Música

CRÓNICA y FOTOS: The Darkness. No estaban muertos, estaban de parranda (Bilbao, 16-I-2016)

Era uno de los conciertos más esperados de este arranque de 2016. Los ingleses llegaban a Euskadi (Sala Fever de Bilbao) para presentar en directo su último lanzamiento, «The Last Of Our Kind» (2015). Y no defraudaron. Al contrario. Nos ofrecieron hora y media de rock canalla sin tregua, vital, lúdico, divertidísimo. Nos lo cuenta Óscar Díez, con fotos de Koldo Orue


Era uno de los conciertos más esperados de este arranque de 2016. Los ingleses llegaban a Euskadi (Sala Fever de Bilbao) para presentar en directo su último lanzamiento, «The Last Of Our Kind» (2015). Y no defraudaron. Al contrario. Nos ofrecieron hora y media de rock canalla sin tregua, vital, lúdico, divertidísimo. Nos lo cuenta Óscar Díez, con fotos de Koldo Orue

 

Uno de los bolos más esperados de este arranque de año era el de los ingleses The Darkness, el pasado sábado, 16 de enero, en la bilbaína sala Santana 27 / Fever. Allí estuvieron nuestro redactor Óscar Díez junto a Koldo Orue y su cámara. La cita cosechó una buena entrada (unos dos tercios de sala), aunque se notó que la Navidad y las posteriores rebajas han dejado en coma más de un bolsillo rockero.

darkness fever bilbao 2016 setlistEl de The Darkness es un caso clásico: unos chavales que, cuando andaban por los 25 años de edad, se vieron catapultados al olimpo musical (¡Dios! ¡Qué bueno era «Permission To Land» –Atlantic Records, 2003-), para después ser sepultados por malas compañías, toneladas de coca y océanos de alcohol. Tanto es así que, incluso, pasaron una época desaparecidos, regresando, con nuevo batería, hace justo un lustro.

El pasado sábado presentaban en Bilbao su nueva reválida, «The Last Of Our Kind» (Canary Dwarf, 2015), ante un público primero expectante y después, entregado. Eso es justo lo que nos pasó a nosotros. Pero, vayamos por partes… Alucinados nos quedamos al entrar con el puesto de merchan: camisetas a 25 € (razonablemente caras), tazas a 15 (han leído bien, quince) y, aquí pido atención, copias del set list de esa noche autografiadas –nos tendremos que fiar de su palabra- por el cuarteto protagonista. Si alguien tenía la mínima duda de si en el rock de hoy está todo en compraventa, la respuesta es sí.

darkness fever bilbao 2016 koldoorue 1Musicalmente, la cosa arrancó con «Barbarian» y Justin Hawkins enfundado en un traje imposible de Bitelchus. Tal cual. Estupor y carcajada, cuando al girarse por primera vez, leímos su nombre en la espalda, en color plata y con un rayo a lo Bowie atravesándola. Muy divertido el circo pero… Justin no llegaba en los agudos (intuimos que el rever no estaba metido y sin efectos), la carencia se acentuaba y llegamos a pensar que iba a ser un quiero y no puedo. Pues bien, nos comimos con patatas ese pensamiento cuando, en «Black Shuck«, lanzó un grito que hizo temblar la sala entera para después gritar «This is fucking live». ¡Vaya que sí era directo!

Con la chaqueta ya quitada, luciendo tattoos y tirantes negros, Hawkins se mostró seguro, carismático, chuleta y simpatiquísimo, pasando a las primeras filas el micro, tirando un palé de púas (en serio, la banda pudo tirar unas 30 a lo largo del concierto) y diciendo que estaba siendo su concierto favorito… de 2016. Sí, ya, solo han dado tres aún, pero la intención también cuenta.

darkness fever bilbao 2016 koldoorue 2En «Friday Night«, el ecuador, ya tenían al respetable en la palma de la mano, botando, sudando y riendo -¡la magia del rock!- con Frankie, el bajista, poniendo posturas que le emparentaban con un dibujo animado (ese pelo a lo jackson five) y coros insuperables que se movían entre el Queen de estadio y el glam pasado, pinturero y maravilloso de unos Kiss. No exageramos: los primeros 65 minutos fueron para enmarcar, rock canalla sin tregua, vital, lúdico, divertidísimo.

Por poner un mínimo pero (mínimo), diremos que perdieron un punto de tensión en el tercio final, cuando enfilaron «Get Your Hands Off My Woman«, quizá porque dieron demasiado las gracias y dilataron los tiempos entre tema y tema. Pero pecata minuta… Cuando, en el doble bis, el frontman de los Darkness surfeó entre el público subido en el pipa y se quitó la camiseta para lanzarla al público (tras frotársela por medio cuerpo), hubo tortas por la prenda. Se desataba el delirio y, mientras, la banda prendía la mecha de «Love On The Rocks With No Ice«. Lo dicho: pan, circo, glam y rock & roll. ¿Cómo pedir más?

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