BIFM
Eduardo Ranedo

El Disco del Mes: The Goon Sax – We’re Not Talking

The Goon Sax

Eduardo Ranedo nos recomienda la reválida de un trío de pop de guitarras de los que «hay que seguir» dada su «solvencia, sinceridad y transparencia».

The Goon Sax
Este mes de octubre, Eduardo Ranedo nos recomienda la reválida de la banda australiana, un trío de pop de guitarras de los que «hay que seguir» dada su «solvencia, sinceridad y transparencia». Ahí queda eso

En cierta medida, The Goon Sax siempre estarán mediatizados por el hecho de que Louis Forster –uno de los miembros de este trío de pop de guitarras procedente de Brisbane- sea hijo de Robert Forster (Go-Betweens). Una carga muy pesada dentro de la comunidad pop internacional debido al enorme prestigio paterno y a la vez una fuente perpetua de comparaciones de complicada gestión. Pero lo cierto es que su debut de hace un par de años –»Up To Anything«, así se titulaba- los colocó en una posición muy prometedora y este nuevo disco los ha proyectado hasta convertirlos en una banda clave, indiscutiblemente, entre las que hay que seguir si hablamos del segmento de bandas jóvenes dentro del pop independiente.

No lo tenían sencillo, ciertamente, tras aquel excelente primer disco. Que, además, tuvo más circulación de la previsible, lo mismo que atención mediática. Pero, con sus armas, han conseguido superarlo gracias a «We’re Not Talking» (Wichita-[PIAS]), una colección, ante todo, enormemente honesta. Entiendo que les ha venido bien la ayuda natural surgida de su propia peripecia vital: dos años son muchos cuando todavía no has alcanzado la veintena y su transcurso parece haberlos llevado a toda pastilla desde la tardo-adolescencia hasta ese territorio lleno de dudas tan típico de los primeros pasos hacia lo adulto, un tránsito que ha cristalizado en piezas de tono más oscuro y -sobre todo- una lírica marcada por las dudas, los miedos y cierta sensación de abandono y desazón.

The Goon Sax - We're Not Talking (

Portada de «We’re Not Talking»

También han acertado con algunas decisiones estrictamente musicales como enriquecer las canciones con acompañamientos más sofisticados –recurriendo a vientos y cuerdas- y el hecho de que su batería Riley Jones haya asumido un papel protagonista tanto en lo tocante a la voz como a la composición, de manera que ahora los tres cantan y firman los temas. El trío consigue con esta dinámica compartida dar una sensación de banda más armada, superando así la hechura con la que se presentaron y que hoy parece un boceto apenas sostenido por hilvanes. Igualmente, destaca el trabajo de producción firmado por James Cecil y Cameron Bird, la gente de Architecture in Helsinki, que hace olvidar el tono naíf de su debut sin privarles en ningún momento del espacio que requieren para mostrar su esencia, y ello, a pesar de todos los detalles que incorpora.

Sus referentes son variados y fácilmente reconocibles, y, entre ellos, aparecen nombres como Modern Lovers o Velvet Underground –ambos presentes en el traqueteo característico que imprimen a muchas de sus canciones-, el aire amateur que durante tanto tiempo acompañó a Galaxie 500, los guiños que remiten al angst de Will Toledo en Car Seat Headrest o, claro, esos Go-Betweens que se cuelan irreversiblemente por los altavoces gracias a la voz de Louis. Al final se trata de canciones que están en línea con la tradición del indie pop ortodoxo, sin que puedan presumir de grandes aportes que les permitan marcar territorio. Pero este grupo tiene carisma a raudales, parecen haberse creído que una banda en construcción requiere bastante más que un mero remedo de influencias y -ante lo complicado que resulta destacar por la vía de la originalidad- aportan solvencia, sinceridad y transparencia.

The Goon Sax

James, Louis y Riley: Sangre pop

The Goon Sax han sabido aglutinar suficiente talento en media hora escasa como para dejarnos con la mosca detrás de la oreja, esta vez en el buen sentido. Y en un momento en el que han aparecido muchos discos excelentes de nombres consolidados (y ahí están los de Spiritualized, Richard Thompson, Paul Weller, Low o Harlan T. Bobo, por citar un puñado) preferimos apostar por esto, un trabajo notable que tras una primera toma de contacto titubeante termina creciendo hasta adherirse cual lapa, y lo hacemos básicamente por lo que deja avanzado y por todo lo que promete. Porque definitivamente, y a pesar de lo interesante que contiene, éste no es el mejor disco que van a hacer. Y no creo que tardemos en tener prueba de ello.

Arriba