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Eduardo Ranedo

El Disco del Mes: Mercury Rev – Bobbie Gentry’s the Delta Sweete Revisited

Mercury Rev

Norah Jones, Lucinda Williams o Beth Orton, entre las 13 voces femeninas invitadas en lo nuevo de la banda de Buffalo, revisión de un LP de Bobbie Gentry de 1968

Mercury Rev (y amigas) se arrancan por Bobbie Gentry
La banda de Buffalo reinterpreta, medio siglo después, el álbum «The Delta Sweete». Aquel fue una pieza clave en la impecable discografía de Bobbie Gentry, una de las primeras cantautoras norteamericanas en componer y producir su propio material (allá por los años 60). Ahora, Mercury Rev lo reimagina con 13 invitadas que van de Norah Jones a Laetitia Sadier pasando por Lucinda Williams o Beth Orton

Elevados a los altares del rock alternativo gracias a «Deserter’s Songs» (V2, 1998), uno de esos discos-inversión cuyos réditos han terminado siendo perpetuos, lo cierto es que el devenir posterior de la carrera de Mercury Rev se fue alejando de las grandes expectativas que se despertaron en su momento para convertirse paulatinamente en un proyecto menos trascendente, ya sin grandes aspiraciones y logros, finalmente en manos de dos de sus fundadores: Jonathan Donahue y Sean Grasshopper Mackowiak. Quizá el hecho de verse liberados de ataduras y exigencias les haya animado a emprender sus dos últimos trabajos, ciertamente llamativos por su perfil y contexto. Si el año pasado, y acompañados por músicos de postín como Steve Shelley y Nels Cline, unieron el destino de su proyecto Harmony Rockets a una leyenda folkie del Greenwich Village como Peter Walker para publicar el excelente «Lachesis / Clotho / Atropos» (2018, Tompkins Square), un disco expansivo con mucha miga, ahora arrancan el 2019 con otro movimiento curioso, la reivindicación del segundo LP de Bobbie Gentry.

«The Delta Sweete» fue publicado en 1968 por Capitol Records y es una pequeña joya dentro de la breve pero impecable discografía de Gentry, una de las primeras cantautoras norteamericanas en componer y producir su propio material. Si sus canciones se caracterizaron principalmente por indagar y extraer mucha sustancia de las raíces de la zona del Mississippi, componiendo con ellas estampas gráficas de la vida en el Sur de Estados Unidos -ese “gótico sureño” que ha marcado tantas películas, obras literarias y canciones-, en Sweete apostó por hacer un disco conceptual con el que trató de reflejar en qué consistía la vida moderna en un territorio tan deudo de la tradición como el profundo Sur. Un disco que no funcionó tan bien como se esperaba -Gentry venía de un éxito inapelable gracias a su “Ode To Billie Joe”- pero sí en la parcela crítica, que recibió gratamente su apuesta por adaptar el country a los sonidos algo más modernos que procedían de la entonces pujante escena soul de Nashville.

Mercury Rev "Bobbie Gentry’s the Delta Sweete Revisited"

Portada de «Bobbie Gentry’s the Delta Sweete Revisited» // PTKF-Bella Union

Junto a Jesse Chandler (Midlake), Mercury Rev han dado un revolcón al disco sometiéndole a una profunda reinvención basada en la ensoñación y cierta vocación alucinógena. Para ello, en este «Bobbie Gentry’s the Delta Sweete Revisited» (PTKF-Bella Union, 2019) que acaban de lanzar estos días, se han acompañado de un listado de voces femeninas deslumbrante: Lucinda Williams, Norah Jones, Hope Sandoval, Beth Orton, Laetitia Sadier, Vashti Bunyan, Marissa Nadler, Rachel Goswell, Susanne Sundfør, Phoebe Bridgers, Margo Price, Kaela Sinclair y Carice Van Houten. Solo la relación promete resultados, a la postre acordes con el obtenido por un disco eminentemente pausado que huye con firmeza de cualquier tentación revivalista y en el que prácticamente todo –“Reunion”, la pieza con Rachel Goswell de Slowdive, apunta una de las escasas rupturas- transcurre melancólico y misterioso, con una cadencia que se diría propia de los remansos del río Mississippi.

Siempre apostando por el espacio abierto, el disco alterna la clásica tonalidad sombría del jazz vocal con pasajes cercanos a la faceta más “colorista” de los Rev. Sin abandonar lo íntimo, prima la elegancia y la sofisticación, quedando para el final una despedida abrumadora: la toma de “Ode to Billie Joe” –una pieza clave en la carrera de que Gentry pero que no estaba incluida en el disco original- en manos de Lucinda Williams, que mete de golpe en tu casa toda esa idiosincrasia sureña, con sus mitos, leyendas y dinámicas particulares dentro de la muchas veces enfermiza relación familiar. Un disco que trasciende más allá de su belleza -algo circunstancial- y sirve para recuperar el legado de Bobbie Gentry, de quien por cierto hace no mucho apareció una completa antología titulada «The Girl from Chickasaw County» en la que se recopilaban –junto a un montón de material extra- los siete LP que publicó antes de que allá por los setenta, y tras unos años en Las Vegas dedicada a la televisión, decidiera retirarse del negocio del espectáculo.

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