BIFM
Gente de aquí

“Si nos saltamos etapas, el dolor va a ser mucho mayor después”

Centre Hospitalier de la côte Basque

Charlamos con un doctor del Hospital de Baiona acerca de las diferencias entre nuestro modelo y el francés, las instituciones, los «Makers», la industria…

Dr. Rafa Guijarro // BI FM
Con la crisis del coronavirus Covid-19 convertida en pandemia, charlamos con Rafa Guijarro, doctor bilbaíno que ejerce en el Hospital de Baiona, al otro lado de la muga, para saber más acerca de las diferencias entre nuestro modelo sanitario y el francés, sobre el papel de las instituciones, la importancia del movimiento «Maker», la necesidad de una reconversión industrial…

Nacido en Bilbao y criado en El Barrio erandiotarra de Astrabudua, el Dr. Rafa Guijarro se licenció en Medicina y Cirugía para, posteriormente, especializarse en Anestesia y Reanimación por la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Actualmente, ejerce como médico en el Hôpital de la côte Basque, en Baiona, al otro lado de la frontera.

En ese contexto, ni qué decir tiene que estas últimas semanas están siendo muy intensas para él y sus compañeros de UCI debido a la alarma sanitaria originada por el dichoso coronavirus

Charlamos con este doctor vasco, «europeo convencido», acerca de las diferencias entre nuestro modelo sanitario y el francés, sobre el papel que juegan y deben jugar las instituciones, la importancia del movimiento «Maker» (él es uno de los participantes en el foro internacional «Call to Hacktion vs Covid-19» promovido por Airbus), la necesidad de una reconversión industrial, el innegociable rigor científico… y mucho más.

¿Qué es Airbus Humanity Lab y qué papel juega en esta iniciativa a nivel internacional para parar el Covid-19?

Airbus, que se dedica a la aeronáutica, cuenta con una rama dedicada a lo humanitario. Gracias a empleados y antiguos empleados, a ingenieros en contacto con compañeros que tienen en otros lugares, han ido contactando con una serie de médicos, sanitarios y otras personas del ámbito de la salud para llegar a posibles soluciones.

Aunque parte de un consorcio europeo, la interacción es a nivel mundial, ¿verdad?

La base está en Francia, en Toulouse, pero la gestión es a nivel mundial. Sus propios empleados tienen una movilidad constante, así que la conexión es con personas de España, Italia, Alemania… pero también de fuera de Europa (Estados Unidos, Canadá…).

Así, vemos participación de empresas como la chilena Copper 3D, que acaba de presentar un respirador. Es un buen ejemplo.

Dentro de la red de Air Humanity Lab he podido contabilizar más de 250 personas conectadas al mismo tiempo, ayer por ejemplo (por el martes). Así surgen iniciativas como la de Copper 3D de Chile o La Resistencia, radicada en Asturias, que está en colaboración con diferentes servicios de anestesia o cuidados intensivos; o incluso Seat, con una iniciativa asesorada por diferentes hospitales de Barcelona para fabricar respiradores. Toda la información se está poniendo a disposición de todos los makers y empresas de cualquier parte del planeta.

Respirador Nanohack 2.0

Respirador Nanohack 2.0 // Copper 3D

Los patrones de ese NanoHack 2.0 van a estar disponibles online para que los use todo el mundo. Para que puedan imprimirse, vaya. Esa es la idea, ¿verdad? Feedback internacional para encontrar soluciones rápidas, baratas, fiables y conseguibles a nivel local.

Claro, soluciones extrapolables a cualquier país. Y ahí no solo hay que pensar en los occidentales, sino en los del Tercer Mundo, que tienen menos recursos y que, aunque están viviendo esta pandemia un poco más de lejos, les va a llegar, ya les está llegando, y van a necesitar soluciones rápidas, fiables y económicamente viables.

Hablando de fiabilidad, entiendo que todos aquellos elementos que se proponga desarrollar y aplicar, habrán de contar con algún tipo de homologación o visto bueno de las autoridades sanitarias, ¿no?

Es el gran nudo gordiano. Existen tres fases en todas estas grandes crisis a nivel mundial: la primera es la de amenaza, que es problemática porque se ve lejos (en China, en este caso) y cuyo alcance es muy complejo de calcular. Nadie podía saber la repercusión real que el Covid podía tener. Así, era muy difícil implementar medidas. La segunda fase se da cuando tienes ya el problema en casa. Se sigue trabajando con los patrones, entre comillas, antiguos. Los procesos pasan por una serie de filtros, ya sean económicos (de centros hospitalarios, de Ministerios…) o de calidad, higiene, etc. y se decide qué materiales comprar. Pero llega una tercera fase, la peor, que se da cuando la situación se desborda. En ese caso, no hay tiempo para esos filtros, para esas homologaciones. Y aquí me gustaría lanzar un mensaje de salud pública, desde el dolor, porque a nadie le puede carcomer más que a alguien como yo, que trabajo en una UCI, el no poder hacer más cosas. Pero considero que el virus no puede ganarle la batalla a la ciencia.

¿Qué quieres decir?

Que si buscamos atajos, como los de ciertos respiradores que no son una solución y que van a dar más problemas a la hora de la terapéutica, nos vamos a equivocar. Si corremos, si nos saltamos etapas, el dolor va a ser mucho mayor después, por mucho que el camino sea ya doloroso. La ciencia tiene que seguir su curso y no se pueden acortar plazos. Es triste, lo dice alguien que lo vive en primera línea el sufrimiento cada día, pero es así. Hay iniciativas que parten de personas con muy buen corazón, pero que no tienen base científica. Cuando llega esta tercera fase y la ola lo desborda todo, los grandes solucionadores de problemas, los grandes capitanes al mando de situaciones como estas, son aquellos que, a pesar del dolor y la presión, siguen el camino de la ciencia. No digo que no haya que homologar ciertas cosas a un ritmo mayor que el anterior, pero hay ciertos materiales que no se pueden poner a disposición de los profesionales sin un control exhaustivo. En este sentido, hay algunas impresiones 3D que se están parando. No todas las máscaras, no todas las viseras, no todos los respiradores son buenos o protegen. No todo se arregla con buena intención.

El Dr. Rafa Guijarro

El Dr. Rafa Guijarro // BI FM

Así que…

Una vez saltados todos los patrones organizativos, administrativos etc. y hay que buscar soluciones imaginativas y rápidas, las iniciativas locales son maravillosas, pero ahí deben entrar las Autoridades, para canalizarlas. Los movimientos populares sacan lo mejor de cada uno, son una catarsis social, pero han de estar coordinados desde arriba y que cada uno juegue su papel. En una crisis no hay nada peor que invertir la pirámide. Hay una serie de agentes que tienen que ejecutar, otra serie de agentes que tienen que idear la ejecución y otra serie de agentes que han de liderar la ejecución. Las Autoridades han de liderar esos movimientos asociativos de makers, conseguir un filtro para que las cosas se hagan con calidad y después poner todos los medios para que esas iniciativas locales sean lo más fructíferas y eficaces posibles en el menor tiempo y con el menor coste.

“Coordinar desde arriba” suena a que todas estas iniciativas han de estar centralizadas.

No puede ser que todos esos esfuerzos vayan en direcciones diferentes. Todo ha de partir del mismo núcleo, sea por países o regiones. No hay tiempo que perder y se necesita una canalización. Hay que buscar la eficacia de todas las medidas.

Más allá de la imagen del maker haciendo una impresión 3D en su casa, la aspiración podría ser que la industria se adaptase a las necesidades actuales, reactivándose como industria médica. ¿Es así? ¿Cómo llevarlo a cabo?

En tiempos de guerra, las industrias fabrican balas. En tiempos de pandemia, las industrias han de fabricar soluciones médicas. Es fundamental y es la única solución. Las industrias farmacéuticas, concentrarse en la búsqueda de soluciones para síntomas y agravación de la enfermedad y, a posteriori, para una vacuna. Vuelvo a decir: los atajos no son buenos. Si todas estas cosas no pasan los filtros adecuados, generamos en la población unas expectativas que pueden ser muy dolorosas. No se pueden hacer estudios con 10 pacientes. Es imposible. Las industrias tienen que recapacitar: sin clientes o con clientes enfermos, la industria no va a resurgir.

¿Y la industria médica?

Tiene que replantearse las cosas también. En un momento como este, el beneficio ha de quedar a un lado. En esto tenemos que estar todos a una y no puede primar lo económico sobre lo social. Ya era así antes de esta pandemia, pero ahora es incuestionable. Pandemia significa que todo el mundo se puede contagiar, todo el mundo, literal. Así que todo el mundo tiene que estar protegido, medicado cuando tenga síntomas, vacunado cuando haya vacuna. En temas sanitarios somos todos y todas iguales. La industria, la política, la economía, nosotros mismos lo tenemos que interiorizar. Que esto nos sirva de lección.

Hospital de Baiona

Llegada de enfermos // Centre Hospitalier de la Côte Basque

Como médico, ¿cómo valoras la última medida del Gobierno español de parar toda actividad no esencial… y en qué crees que se basa el distinto grado de incidencia del coronavirus en España y en Francia?

Parar las actividades no esenciales es fundamental. La economía ha de pasar a un segundo plano. Es una pandemia, reitero. El contagio se da por contacto y por aerosolización. No tenemos ni idea del tiempo medio que sobrevive el virus en diferentes superficies. Tenemos una serie de sospechas y hay laboratorios trabajando en ello, pero aún no tenemos idea. Así, necesitamos un metro y medio de distancia entre personas y tres metros si alguien tose… por lo que no hay otra solución real que el confinamiento absoluto. Cuando tú entras en tu casa, si estás infectado, dado que hay un periodo de incubación, es como si pusieras en marcha un cronómetro. Tenemos, desde que entramos, de 5 a 6 días para tener síntomas. Si pasado ese tiempo no tienes síntomas, bien, es para ponerse contento. Pero sales a echar la basura… y ya has de poner el minutero a cero otra vez. Con la basura, he tirado también mis seis días de confinamiento, no puedo creer que ya no lo tengo. Por eso, como hay mucha gente asintomática que, sin saberlo, puede estar contagiando al de al lado, hay que parar toda actividad no esencial. Hay que poner todas las medidas posibles y diez más, porque no sabemos realmente cómo controlar el contagio.

Aplanar la curva, que se dice.

Eso en lo que tanto se incide, sí, pero es que encerrándote en casa no solo aplanas la curva del coronavirus, sino que conseguimos que se aplane la curva de la saturación de los centros sanitarios, puesto que la gente sigue resbalándose y partiéndose huesos o sufriendo trombos. Y también han de ser atendidos.

¿Cómo estáis en Baiona? ¿Son vuestros problemas los mismos que al otro lado de la muga?

Dentro de toda esta desgracia tenemos una pequeña ventaja, que es contar con unos días de más hasta que lleguemos al pico máximo del contagio. Unas horas son vitales para salvar vidas. Nosotros tenemos unos datos comparables a los de Gipuzkoa, con un número parecido de contagios, ingresos y demás. Los medios técnicos son muy parecidos, así que la situación es similar. Lo que más nos diferencia es el hecho de que el Estado francés cuenta con un sistema muy centralizado y, así, nosotros recibimos pacientes de otras regiones, del este de Francia en estos momentos. París analiza el número de camas de UCI y en función de las necesidades, distribuye a los enfermos. El Gobierno tiene en cuenta dónde el pico de contagios va un poquito más tarde para desatascar la situación de crisis total que pueda darse en otras zonas y así ir aplanando la curva tras liberar medios. Pero el número de sanitarios por paciente es muchísimo más elevado en Francia y contamos también con una serie de plataformas tecnológicas muy potentes.

¿Situación controlada, así pues?

Controlada dentro de la desgracia. En todas estas situaciones no hay una bola de cristal, no sabemos qué va a pasar, a pesar de todos los sabios del presente que no eran tan sabios en el pasado y que son aprendices de futurólogos, de los que salen a la palestra y lanzan eso de “yo ya lo dije”, o de aquellos que solo aportan críticas pero nada constructivo. Yo creo que esto es un antes y un después, que Europa va a quedar muy muy tocada. A pesar de todo, y debo ser de los pocos, pienso que la solución es más Europa. Aun teniendo que replantearnos ciertas cosas. Pero ya veremos. Ahora es el momento de cerrar puños, apretar dientes, unirnos todos y trabajar por sacar adelante a la gente día a día.

Arriba