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Bilbao BBK Live

Bilbao BBK Live 2022: Crónica y fotos del 15º festival de Kobetamendi

Volvimos a Bilbao BBK Live, tres años después, para ver en directo a Pet Shop Boys, The Killers, J Balvin, Stromae, Placebo, Nathy Peluso…

Pet Shop Boys // Alba Rupérez
Volvimos a Bilbao BBK Live, tres años después, para ver en directo a Pet Shop Boys, The Killers, J Balvin, Stromae, Placebo, Nathy Peluso, Moderat, Rigoberta Bandini, Lori Meyers, Supergrass, Bomba Estéreo, Alizzz…

Bilbao BBK Live 2022 ya es historia. El postergado 15º festival de Kobetamendi tuvo lugar el pasado fin de semana, los días 7, 8 y 9 de julio, tras dos veranos sin celebrarse y tres años desde su 14ª edición, coronavirus mediante. Y debía haber ganas acumuladas, tantas que Last Tour, promotora del evento, ha anunciado «récord de asistencia», contabilizando hasta 115.000 personas durante sus tres jornadas.

Un festival, así pues, muy esperado, saldado con éxito de público y ¿de crítica? Pues también. En general, hablamos de una propuesta muy cuidada en lo artístico, que conjuga nombres clásicos con nuevas sensaciones, cabezas de cartel de tirón con grupos desconocidos para la mayoría y una amplitud estilística que, ahora sí, escapa del «indie» como años atrás lo hizo del «rock».

Porque sigue habiendo rock, como sigue habiendo indie, pero el festival fundado en 2006 con Guns’N Roses, Ben Harper y Placebo como headliners es ahora mucho más ecléctico, amplio, intergeneracional y contemporáneo. Hacer una lista de los estilos musicales presentes en el cartel nos llevaría unas cuantas líneas extra así que, simplemente, incidiremos en el hecho diferencial de que, definitivamente, el BBK Live se ha abierto a sonidos urbanos y latinos, con J Balvin como máximo exponente, en calidad de cabeza de cartel del sábado (con permiso de Pet Shop Boys).

Un día, ese 9 de julio, que aventurábamos absolutamente tumultuoso, ya no solo por la presencia del colombiano, el 14º cantante más escuchado del mundo según Spotify, sino por el también indudable tirón mainstream de la argentina Nathy Peluso o de la casi eurovisiva Rigoberta Bandini. Sin embargo, fueron The Killers, el viernes, quienes pusieron la explanada frente al escenario Nagusia absolutamente a reventar.

JUEVES 7: DANCE TO THE UNDERGROUND

Ya desde el jueves, día 7, notamos que iba a ser una edición saldada con mucho público, con muy buen ambiente desde primerísima hora y unos LCD Soundystem (los indudables cabezas de cartel «indies» de esta edición) reuniendo a varios miles de adeptos. El suyo, además, fue un espectáculo absolutamente apabullante. Su primera mitad, hasta «Tribulations», fue simplemente intachable, plena de ritmos bailables con bajos tan gordos que nos retumbaba todo el cuerpo a los situados en las primeras filas. Una sensación habitualmente placentera, pero especialmente ahora, tres años después de nuestros últimos conciertos con el volumen al 10.

Y da igual que lo llamemos dance-punk, punk funk, revival post-punk, indietrónica o electrónica vintage, porque la fórmula es la misma: baile analógico con alma, nervio y arrojo, incluyendo homenajes a Kraftwerk («I Can Change») y Joy Division («No Love Lost»), ecos de Daft Punk y un fin de fiesta demoledor con «Dance Yrself Clean» y «All My Friends», tras una segunda mitad de actuación un tanto más plana que la primera.

LCD Soundystem: ¡Bailad, malditos! // Óscar L. Tejeda

El cambio de horario de Phoebe Bridgers, justamente, para no coincidir con LCD Soundsystem (y por «petición popular»), hizo que el damnificado fuera Nacho Vegas que, sin embargo, reunió a bastantes fans (lo eran) frente al escenario Txiki. Con alineación de gala, incluyendo al Coru Antifascista Al Altu la Lleva, el ex Manta Ray le dio un buen repaso a su último trabajo, «Mundos inmóviles derrumbándose» (destacando «Big Crunch» y «Ramón In»), para terminar con una batería de éxitos que incluyó canciones como «La pena o la nada» o «El hombre que casi conoció a Michi Panero», completamente secundadas por los allí presentes.

Nacho Vegas: El don de la ternura // Macaminfer

Con todo, a la mencionada Bridgers nos la perdimos (nunca llueve a gusto de todos), pero, en cambio, disfrutamos a Coach Party en el escenario más pequeño del festival, el Firestone. Indie rock ruidoso y saltarín, con bien de distorsión y melodía. Un descubrimiento muy satisfactorio.

Antes, en el escenario 2, el San Miguel, Depresión Sonora habían oscurecido la luminosa tarde con su post-punk ochentero o, como ellos dicen, «bailes tristes para delincuentes». Sonaron prácticamente como en sus singles, con guitarra, bajo y cajas de ritmos (qué bien les sentarían batería y teclas en directo) acompañando letras tan mordaces como «Gasolina y mechero» o tan introspectivas como «Tú no me tienes que salvar». Van para arriba y merecen la pena.

Pasártelo bien con Depresión Sonora suena raro (pero sí) // Macaminfer

Ginebras inauguraron el escenario grande a pleno sol, a las 18:25, dejando claro que ya cuentan con un número nada desdeñable de seguidores que corean todos sus temas. Pop divertido, alegre y con alma teen, de ese que coquetea con el mainstream, solo que con sorna y el toque justo de acidez y mala baba. Su nuevo single, «Alex Turner», muestra su cara más guitarrera, la cual les sienta fetén en directo. Festivas y festivaleras.

Ginebras en Bilbao BBK Live 2022 // Óscar L. Tejeda

A la misma hora (así que hubo que desdoblarse), Stella Donnely, mucho más reposada en su manera de entender el indie pop (en su caso, con indudable querencia folk), se mostró cristalina, como su preciosa voz, al tiempo que encantada de estar allí, cosa que contagió a un público que tuvo que girar sus cuellos y mirar al cielo cuando la creadora de «Beware Of The Dogs» (2019) paró el concierto tras fliparse con el vuelo de un pájaro de dimensiones considerables. Que alucine con nuestra fauna una persona llegada de Australia tiene su guasa, la verdad, aunque habría sido aún más gracioso si el vuelo del ave le llega a pillar en mitad de su versión de «Love Is In the Air». Ah, sacará nuevo álbum en agosto. Y tiene buena pinta.

Que Zahara se liberó con «Puta» (2021) y que está en pleno desmelene con «Reputa» quedó claro en su concierto de Kobetamendi. Atrás quedó la cantante folky de aspecto apocado y estribillo pegadizo, porque ahora la jienense quiere irse de rave y escupir toda su verdad sin dejar de bailar. Dejó a más de uno con la boca abierta… y cerró alguna que otra. Tendría que haber salido a escena pasada la medianoche. Apunten, programadores.

Zahara: En la disco quiero tu mordisco // Óscar L. Tejeda

Placebo, uno de los nombres grandes de la jornada, no entendieron en clave festivalera la cita y se olvidaron de la gran mayoría de hits para centrarse, sobre todo, en su disco más reciente, el menor «Never Let Me Go» (2022), con rescates puntuales de temas antiguos como «Bionic» (de su debut, de 1996), pero sin rastro de «Nancy Boy», «You Don’t Care About Us» o «Every You Every Me», por citar solo algunas canciones muy esperadas. Sí que al final remontaron algo el vuelo con «Slave To The Wage», «The Bitter End» e «Infra-Red», para cerrar con su versión del «Running Up That Hill» de Kate Bush que tan de moda está, gracias a «Stranger Things», más de 30 años después. Ya podrían haber versionado a los Placebo de hace 25, sinceramente.

Brian Molko (Placebo): Tú antes molabas // Óscar L. Tejeda

Tras LCD Soundsytem, existía la posibilidad de apostar por artistas internacionales (y electrónicos) como Caribou y Moderat, pero, como ya habíamos visto con anterioridad a ambos, apostamos por Alizzz, uno de los artistas españoles del momento. El cantante, más conocido por su faceta de productor, sobre todo de artistas «urbanos» (con C. Tangana a la cabeza), tiene alma popera, pero ese deje absolutamente contemporáneo que está sirviendo para renovar y refrescar el panorama indie. Su versión de «Un buen día» de Los Planetas no hizo sino confirmar la bisagra generacional. Su otro cover, del «Antes de morirme» del mencionado Tangana con Rosalía, terminó de apuntalar el discurso, ese que tan bien plasmó en su disco de debut, «Tiene que haber algo más» (2021). Abarrotó la carpa Beefeater.

Alizzz: El nuevo pop // Macaminfer

Mujeres actuaron en el escenario Txiki a una hora un tanto raruna para ellos, cuando ya todo en el festival era música electrónica, pasadas las 2 de la mañana. Su propuesta ha ido haciéndose menos garajera según pasaban los años, dando forma a un cancionero más pop pero igualmente efusivo. Guitarra, bajo, batería y temas como «Tú y yo», «Rock y amistad», «Aquellos ojos», la cañera «Siento muerte» o la creciente «Al final abrazos» (con la participación de Ani de Adiós Amores en lugar de las aún por llegar Cariño) sirvieron para montar una bien gorda, pogo incluido. Apetecían guitarrazos antes de varias horas de sumisión sintetizada en los escenarios Basoa, Lasai y Beefeater.

Con todo, llegamos al final de Moderat y «A New Error», su tema más conocido. Hipnótico, oscuro y bailable al mismo tiempo, hizo que resopláramos por haber faltado al, seguramente, uno de los directos más sugestivos de Bilbao BBK Live 2022. Pero no se puede estar en misa y en la procesión…

Moderat en Bilbao BBK Live 2022 // Óscar L. Tejeda

VIERNES: EL LLENAZO DE THE KILLERS Y LA EXCELENCIA DE STROMAE

El viernes fue el día de The Killers, ya no solo por figurar como cabezas de cartel sobre el papel, sino por su patente tirón y su comunión entre y con el público. Llenaron como nadie y engancharon como pocos, con su propuesta a medio camino entre el indie rock y el rock de estadio. Con una banda completamente solvente y un Brandon Flowers elegante y entregado, el repertorio no solo era infalible, sino que estaba muy bien estudiado, con los temas más potentes colocados en lugares estratégicos, irrumpiendo tras tres o cuatro composiciones de menor calado. Así, abrieron con «When You Were Young» y saltearon «Somebody Told Me» y «Read My Mind» antes de la traca final: «Spaceman», «Human» y «Mr. Brightside». Los de Las Vegas saben bien cuándo sacar los ases guardados en la manga.

Pero la jornada empezó de manera mucho más modesta, claro, con un Confeti de Odio encargado de abrir la carpa. Al aire libre, en el escenario San Miguel, el dos, las chicas de Shego mostraron mucho desparpajo y una actitud bastante punk, enlazando con las riot-grrrls de los 90, aunque sonando plenamente actuales. Uno de los grupos que superó las expectativas y que enlaza presente y pasado de la música alternativa. ¡Y aún no tienen disco! Como Depresión Sonora el día anterior, pero en clave femenina.

Yawners no engaña a nadie cuando llama «Rivers Cuomo» al single de presentación de su nuevo trabajo, el tercero, «Duplo» (2022). Como al líder de Weezer, a la madrileña Elena Nieto también le gustan las guitarras potentes, los estribillos arrebatadores, las melodías y el rock alternativo made in USA, en definitiva, sobre todo, el fechado en la década de 1990. El escenario Firestone, literalmente situado en el pasillo de entrada al recinto, es una arma de doble filo, pues te muestra ante «todo dios», pero de manera efímera, la mayor parte de las veces. Yawners consiguió dar el alto a bastante gente y aseguramos que toda ella quedó encantada.

Yawners: Island in the sun // Alba Rupérez

Los encargados de abrir el escenario grande, Nagusia, fueron Nøgen, pero solo pudimos ver un poquito, sabedores de lo bien que se lo montan los donostiarras y del crecimiento exponencial que vienen mostrando. Habrá (muchas) más ocasiones, seguro. Optamos por Verde Prato, el proyecto de Ana Arsuaga con el que el año pasado firmó «Kondaira Eder Hura», uno de nuestros discos favoritos de 2021. Una ocasión de lujo, para ella y para todos nosotros… pero no. No era el lugar, el horario ni el formato que mejor le sentaba a su música (cadenciosa, atmosférica, misteriosa). Sinceramente, vamos a esperar a verla en sala para, ahí sí, evaluar el directo de una de nuestras propuestas vascas favoritas de los últimos tiempos.

De Inhaler, la banda de Elijah Hewson (el hijo de Bono, de U2), todo el mundo cuenta parabienes (incluido el parecido, en fondo y forma, con su progenitor), pero resulta que a quienes vimos a esa misma hora fue a Laura Sam y Juan Escribano. La rapsoda y el guitarrista hablaron con nosotros poco antes y teníamos ganas de ver en directo cómo encajaban las letras de ella (conocida en la escena spoken word) con los paisajes electrónicos de él (anteriormente conocido por tocar las seis cuerdas en We Are Standard). Una propuesta diferente, más propia de un festival hip hop, pero perfectamente asumible en un contexto indie. Encandilaron a los asistentes.

Laura Sam y Juan Escribano: La voz en contra // Macaminfer

Lori Meyers salieron al escenario Nagusia con el «modo festivalero on» y, con un Noni totalmente entregado (se sumergió con la masa en el foso y llegó a patear el pie de micro y la guitarra para acabar completamente sudado y eufórico), despacharon sus 50 minutos de actuación sin tonterías, directos al grano. Ni sitio para estéril melancolía ni para extenderse con su nuevo disco, «Espacios infinitos» (2021), del que sí que extrajeron canciones como «Hacerte volar», muy celebrada. El resto, a degüello: «Alta fidelidad», «Mi realidad», «Siempre brilla el sol», «El tiempo pasará»… y una «Emborracharme» que incluyó la colaboración de ¡Jordi Évole! El periodista había estado horas antes al frente de Los Niños Jesús en la programación paralela Bereziak y salió a escena también en Kobetamendi para mayor sorpresa del personal. ¿No son los Lori cabezas de cartel de festivales españoles con menor presencia internacional? Demostraron el porqué.

Supergrass, ya habituales del BBK Live, volvieron al festival para celebrar, dos años más tarde, el 25º aniversario de «I Should Coco», su bombástico disco de debut, si bien también tocaron canciones de sus siguientes cinco discos, olvidándose del séptimo en su cuenta (si no me falla la memoria, no sonó nada de «Diamond Hoo Ha», de 2008). Y, a pesar de que el setlist fue inmejorable y de que no se puede decir que el concierto fuera malo, algo no terminó de carburar. Desde luego, recordando ocasiones anteriores en este y otros festivales (o en el bilbaíno Kafe Antzokia, sin ir más lejos), la sensación es de que ya no son aquella formación fresca y fervorosa de antaño. Sonaron «Mansize Rooster», «I’d Like to Know», «Mary», «Moving», «She’s So Loose», «Richard III», «Lenny», «Pumping on Your Stereo» y, por supuesto, «Alright», pero, ay. Que igual es cosa del que escribe, eh…

Supergrass en Bilbao BBK Live 2022 // Sharon López

Solapándose con The Killers, pudimos ir y venir para ver algo de Axolotes Mexicanos (antes) y de Chill Mafia (después), dos bandas tan diferentes como punk, cada una a su manera, con sendas propuestas caóticas y destartaladas pero muy divertidas y llamativas. Los madrileños, desde el indie pop; los navarros, desde el trap, reunieron a mucha gente a pesar de batirse en duelo con el gigante norteamericano del escenario Nagusia y salieron francamente airosos. Que podríamos ponernos puristas y decir justamente lo contrario porque Olaia canta fatal y el autotune y puesta en escena de la Mafia son bastante groseros… ¡pero es que de eso va la cosa! Qué bien nos lo pasamos.

Axolotes Mexicanos en Bilbao BBK Live 2022 // BI FM

Bomba Estéreo volvieron al festival (tras su reciente paso por el BIME) e hicieron honor a su tema «Fiesta», rompiendo más de una cadera (ojo, que los vascos nos vamos soltando). Además, ya no son «Fuego» y «To My Love» sus hits más celebrados, sino que «Ojitos lindos», su reciente colaboración con Bad Bunny (el gran ausente del festival tras ser anunciado para 2020), puso patas arriba el recinto como ninguna otra. Lo latino ha llegado a Kobetamendi para quedarse y, mientras sea con el buen gusto y saber hacer de artistas como los colombianos, bienvenido sea. ¿Bailamos? Que sí, que sí, confirmamos. Bailamos (aunque perdernos a Mykki Blanco fue una de esas dolorosas decisiones que tienen estos festivales).

Bomba Estéreo: ¡Fiesta! // Sharon López

¿Y, qué decir de Stromae? Había dudas acerca de la inclusión de un artista francófono en el cartel del festival, en condición de co-cabeza de cartel, pero estaba justificado: El suyo fue uno de los grandes shows del fin de semana y, atención, de la historia del festival. El belga es un fantástico frontman, carismático y versátil, que vocal y escénicamente va sobrado. Además, la puesta en escena contaba con uno de los montajes de luces y pantallas más alucinantes que hemos visto (sin caer en efectismos grotescos) y perros robot, sofás teledirigidos y músicos de primera hicieron el resto. Baste decir que, para «Mon Amour», se pidió al público que guardara silencio, dado que iba a ser cantada a capella… ¡y se consiguió! «Alors on danse» fue el otro tema del bis, aunque ya antes habían sonado canciones tan rotundas (y bailables) como «Papaoutai», «Ta fête», «Santé»… o las más lentas pero fantásticas «Formidable» y «Mauvaise journée». Otra liga.

El ambientazo del viernes // Oihane (LT)

Nos dio tiempo a ver el final de Dorian, que, sorpresivamente, actuaron en el escenario Txiki casi a la vez que Stromae. En otro horario y escenario, los catalanes habrían sido capaces de resultar uno de los atractivos de la jornada, pero así quedaron un tanto diluidos, si bien hubo mucha gente viéndolos y, como era de esperar, dejaron pequeña su plaza. Solo por cantar «La tormenta de arena» mereció la pena el sprint.

Como en algún momento hay que descansar, nos perdimos a Bicep Live! (ya, lo sabemos, pero somos humanos) pero nos reenganchamos con Tommy Cash en la carpa para terminar con el mismísimo Carl Craig en Basoa, en una noche mucho más fresca de lo previsto, anticipo de un tórrido sábado. Y es que este año… ¡no llovió!

SÁBADO: BALVIN NO ES PARA TANTO y PSB, REYES DEL POP

Como decíamos al comienzo, augurábamos una jornada de sábado absolutamente desbordante en lo que a público se refiere. Veníamos de un viernes muy a tope y esperábamos que el gancho de artistas que trascienden mucho más allá de lo «alternativo», «indie» o «musiquero» pusieran patas arriba el monte Kobeta, como así fue… pero no tanto como parecía, por mucho que J Balvin se autoproclamara como el «primer artista de reguetón y música urbana» en los 15 años del festival. Una verdad a medias…. aunque sí que es cierto que era el primer gran artista, cabeza de cartel, que llegaba al BBK Live con el perreo como modus operandi.

El colombiano apareció en escena con potentes proyecciones y cañones de humo, bailarines con una estudiada coreografía y el cantante arengando a la masa mientras empezaba a sonar «Mi gente» de fondo. Ostras, pensamos muchos. Apuntaba alto. Sin embargo, a medida que el concierto avanzaba y Balvin caía en la repetición más que en la canción (pudo decir «Bilbao» un millón de veces, invitando al público a ser el que entonara los temas en su lugar), fuimos notando que ritmos calientes había, sí, pero no un espectáculo musical en directo a la altura de las circunstancias. Sin cuerpo de baile por momentos, sin más parafernalia que las proyecciones de las pantallas y con el MC apenas entonando frases sueltas sin más compañía que DJ Pope en una esquina, el escenario resultaba muy grande y muy vacío. Demasiado.

J Balvin: Reggaeton meets BBK Live // Alba Rupérez

Pero, claro. Hablamos de canciones que son absolutos himnos para millones de personas en todo el mundo, sonando una detrás de otra. Así, no hacía falta mucho más para que miles de gargantas tomaran encantadas el testigo que Balvin les cedía y se desgañitaran con «Azul», «Bonita», «Loco contigo», «Nivel de perreo», «Blanco»… con especial mención para «Con altura», su tema con Rosalía; «Ritmo (Bad Boys for Life)», popularizada por The Black Eyed Peas; y sus temas junto a Bad Bunny: «Mojaita», «Qué pretendes», «Yo le llego» y «La canción», interpretados del tirón. Todo ello, mejor cuanto más arropado, cuanto más complementado, cuanto más cantante y menos maestro de ceremonias.

Al final, J Balvin sentó un precedente muy importante y triunfó, pero no arrasó, como todo hacía prever.

Aunque, ojo, también hay que ser conscientes de que un concierto de reguetón no debe observarse desde los parámetros del rock. Nos equivocamos si pretendemos analizar la «valía» de un directo ateniéndonos a las aptitudes instrumentales o vocales demostradas sobre las tablas. Hay otros factores. Ahí está M.I.A., por ejemplo, que lo petó en el escenario dos sin ni siquiera llevar DJ. Bases sonando «por arte de magia», ocho coristas y varias bailarinas fueron suficiente para que la británica de origen ceilandés mostrara que el «flow» puede ser tan importante como cualquier otro aspecto. ¿Habría sido mejor «Paper Planes» con una orquesta detrás? ¿O qué me decís de «Born Free», que no sería nada sin el sampleado de Suicide…? «Bucky Done Gun», «Pull Up the People», «Galang»…. Maya Arulpragasam no se dejó nada en el tintero, desde luego.

M.I.A.: Pull up the people! // Alba Rupérez

Pero no hace falta irse al hip hop, que el sábado también fue el día de la consagración de Rigoberta Bandini en Bilbao tras su paso por Bilbao BBK Live Udazkena el pasado año. Con casi toda la música grabada, más teclado y percusiones, Paula Ribó y su prima Memé (notablemente embarazada, por cierto) montaron una gran fiesta sin un solo tema de relleno. Esto, cuando uno piensa que Bandini ni siquiera tiene álbum… ya es meritorio, ya. Eso sí, «Mamá» sonó dos veces, una al comienzo en versión «Génesis», y otra al final, ya en la versión que casi la lleva a Eurovisión. La que sí que participó fue Massiel, con un «La, la, la» que recuperaron en clave discotequera, con los cuatro miembros de la «banda» dándolo todo en primer plano.

Cayeron «Perra», » A ver qué pasa», «In Spain We Called It Soledad», «Too Many Drugs», «Julio iglesias»… y «Así bailaba», single publicado un día antes con la colaboración de Amaia, quien, por sorpresa, saltó al escenario para interpretarla junto a la catalana y sus bailarinas-performers para el total delirio del público, numerosísimo cuando aún era de día. Cantamos, saltamos, nos abrazamos y nos deconstruimos. In Bilbao We Call It Felicidad.

Rigoberta Bandini en Bilbao BBK Live 2022 // Macaminfer

Con quienes no apareció en escena la navarra extriunfita fue con Carolina Durante, por mucho que interpretaran «Perdona (ahora sí que sí)», el tema que grabaron con ella, con saludo (¿recado?) incluido. Son las cosas del querer. Su concierto, con el escenario Txiki a reventar, repasó sobre todo el último álbum de los madrileños, «Cuatro chavales», por lo que no hubo espacio para varios de los éxitos primerizos, muy esperados. El que no faltó fue «Cayetano», claro.

Carolina Durante en Bilbao BBK Live 2022 // Macaminfer

Realmente, la jornada la habíamos comenzado horas antes con Cariño a pleno sol abriendo el escenario grande, había seguido con Sen Senra en detrimento de VVV (Tripping You) (que difícil fue elegir, pero qué bonito panorama por delante para el gallego y su indie pop de poso «urban») y, tras Rigoberta, había seguido con Nathy Peluso, que volvía al festival tres años después, pasando del escenario 1 al 2, pero congregando a muchííísima más gente, signo de todo lo que ha crecido la argentina en estos años pandémicos. Curiosamente, no fue «Ateo», su tema con C. Tangana, el más celebrado, sino canciones propias como «Delito» y «Mafiosa» o el «Vivir así es morir de amor» que todos conocemos por Camilo Sesto. Un torbellino latino al que, quizá esta vez le faltó un poco más de despliegue vocal.

Sen Senra: Sublime // Macaminfer

Tras ella, vuelta al escenario Nagusia, pues a las 22:35 estaba fijado el show de Pet Shop Boys, santo y seña del pop sintetizado y con cuatro décadas de carrera a sus espaldas. Banda absolutamente esencial, Neil Tennant y Chris Lowe abrieron la actuación en su habitual posición cuasiestática, bajo la luz de dos farolas que alumbraron «Suburbia», «Can You Forgive Her?», «Opportunities (Let’s Make Lots of Money)», «Where the Streets Have No Name (I Can’t Take My Eyes Off You)», «Rent»…

Tras media hora, unos «operarios» retiraron las farolas y la escenografía se volvió mucho más espectacular, con el dúo y sus músicos adicionales situados detrás de una instalación luminosa que añadía ritmo a un ya de por sí muy bailable repertorio. «Go West» e «It’s a Sin» pusieron el broche final (¡menudo broche!) antes del verdadero final, ese bis en el que sonaron «West End Girls» y una inesperada «Being Boring» tan emotiva que vimos alguna que otra lagrimilla. En una ciudad tan poco dada a reivindicar el pop, no está de más hacerlo con grupos tan grandes, icónicos e influyentes como PSB. Enormes.

Pet Shop Boys en Bilbao BBK Live 2022 // Alba Rupérez

Comentado ya lo que vimos tras cruzar la medianoche (con M.I.A. y J Balvin), turno para Four Tet en el escenario San Miguel o Peaches en el Beefeater, la carpa. Veníamos de perrear, recordad, así que necesitábamos algo con lo que seguir bailando, pero en un registro bien diferente, que las caderas tampoco están para demasiados trotes. El electroclash de la canadiense ganó la partida, sabedores de que sería bastante más macarra. Lo fue. A ratos más electrónica, a ratos más rockera (o metalera), Merrill Beth Nisker, en compañía de batería y guitarrista (en realidad, una de sus cuatro bailarinas) liaron una muy gorda, no apta para horarios infantiles ni publicaciones en Facebook e Instagram. Reivindicando el cuerpo femenino, la vagina y la libertad de hacer con todo ello lo que a una le venga en gana, Peaches también puso de relieve los 20 años pasados desde su fantástico «The Teaches of Peaches» con canciones como «AA XXX» o «Rock Show», sin olvidar «Fuck The Pain Away», recientemente resucitada por Netflix en la serie «Sex Education».

Hubo despelote y coreografías explícitas, crowd surfing, escalada a la estructura del escenario, consignas proabortistas, baile, sudor, diversidad y buen rollo. Fue la versión punk de Rigoberta Bandini.

Tras ella, Romy, la cantante de The xx se puso tras lo platos de la carpa para hacernos bailar con ritmos bastante gruesos y, tras ella, fin de fiesta en Basoa con John Talabot a los mandos del bosque. Se nos hizo de día en un festival para el recuerdo, tras dos años ciertamente aciagos.

Basoa, el bosque animado // Macaminfer

Una 15ª edición sin inconvenientes de calado más allá de los problemas con las pulseras cashless de aquellos que se habían acogido a una promoción especial de 60 euros que, simplemente, no existían una vez en el recinto, con el consiguiente cabreo y pertinente reclamación en la cola de Incidencias. Más allá de eso, un festival bien organizado y bastante cómodo, a pesar del kilómetro de subida desde el parking de autobuses de la antigua Beyena (es lo que toca, ante la falta de espacio arriba) y de algunos colapsos en hora punta (para paliarlos, este año se estrenó un sistema de bus extra, de pago, con reserva horaria por 1,50€).

Eso sí. Las cañas a 5 euros y las aguas a 3€, completamente desorbitadas. Y es que beber (y comer) ha sido especialmente caro este año en el festival. Una pena, porque no podemos poner muchos más peros cuando por ejemplo los baños tienen luz, agua corriente, jabón, papel y limpieza casi constante durante todas las horas de festival (bueno, entramos a los de Basoa de madrugada y casi no lo contamos). ¡Pero es que cualquiera sacaba una ronda de chupitos para la cuadrilla a 5 eurazos el trago…! Joer con la inflación.

Bilbao BBK Live 2023 se celebrará los días 6, 7 y 8 de julio. Más información en www.bilbaobbklive.com.

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