BIFM
BIME Live

BIME Live 2015: CRÓNICA y FOTOS del sábado (Imagine Dragons, Richard Ashcroft, !!!, Supersubmarina…)

Así vi(vi)mos la segunda y última jornada del festival celebrado en el Bilbao Exhibition Centre (BEC!) de Barakaldo, donde también actuaron Kakkmaddafakka, Savages, Michael Kiwanuka, Pokey Lafarge, Villagers, L.A., Sallie Ford… Un texto de Jon Rozadilla, Óscar Díez y Joseba Vegas, con imágenes de Mikel Antuñano, Stuart MacDonald (MusicSnapper) y RhythmAndPhotos

Así vi(vi)mos la segunda y última jornada del festival celebrado en el Bilbao Exhibition Centre (BEC!) de Barakaldo, donde también actuaron Kakkmaddafakka, Savages, Michael Kiwanuka, Pokey Lafarge, Villagers, L.A., Sallie Ford… Un texto de Jon Rozadilla, Óscar Díez y Joseba Vegas, con imágenes de Mikel Antuñano, Stuart MacDonald (MusicSnapper) y RhythmAndPhotos

 

Mucha más gente y, en general, mejor sonido que el viernes. A grandes rasgos, eso podríamos destacar de la segunda y última jornada de BIME Live, celebrada el pasado sábado, 31 de octubre, en el BEC! de Barakaldo. Ya desde primera hora se palpaba una mayor expectación en torno al evento, con gente aguardando la apertura de puertas, fijada a las 18:30. Y es que sí, el fenómeno fan que vivimos no hace tanto ni tan lejos en Bilbao BBK Live con los seguidores de Muse (ver fotos) volvió a repetirse, aunque en menor medida, con el público de Imagine Dragons, cabezas de cartel de la velada y que venían de venderlo todo en su concierto del madrileño MAD Live, también organizado por la promotora vizcaína Last Tour.

Así, 13.081 personas, según datos oficiales (frente a las 9.400 del viernes), accedieron a los pabellones 4 y 6 de la feria de muestras tras el pertinente control por parte del personal de seguridad (expeditivo como hemos visto pocas veces -¿de verdad hacían falta esos cacheos tan instrusivos?-) y el escaneo de las pulseras del festival, que este año llevaban integrado un chip con tecnología RFID/NFC que, traducido, servía para que el festival supiera a tiempo real cuánta gente asistía y para que el público pudiera pagar sus consumiciones sin tener que utilizar moneda alguna, ni de curso legal, ni acuñada para el festival. PayPal ha llegado a los conciertos, señores y señoras.

bime 2015_publico_entrada_rhythmandphotos_bifmBIME 2015: A tope con la chavalería // Rhythm And Photos

Nos perdimos a Astronautalis (los primeros en actuar el sábado) y a los recientemente confirmados Nudozurdo (ya nos dio pena, ya) para llegar con tiempo al escenario Antzerkia (la de alegrías que nos dio esta esquina de BIME durante todo el fin de semana -por atmósfera, cercanía y comunicación entre artistas y público-) y coger un buen asiento desde el que divisar la actuación de Pokey LaFarge.

Pokey LaFarge es el nombre artístico de Andrew Heissler, un muchacho de Ilinois que a sus 32 años es capaz de capturar y presentar ante el público, con clase y credibilidad, toda la esencia de la música tradicional de su país. Porque eso es, precisamente, lo que nos ofreció el septeto formado por seis chicos y una chica: un vibrante repertorio de country, bluegrass, hillbilly, folk americano, sonidos fronterizos y ramalazos de blues. Pura emoción, por tanto, para quienes tuvimos la suerte de verlo (o el acierto de apostar por su propuesta). Tampoco faltaron pasajes sonoros cercanos a la música zíngara, toques y bailes circenses e incluso un surf instrumental al más puro estilo Dick Dale.

pokey lafarge_bime_2015_musicsnapper_bifmPokey LaFarge: Born in the USA // MusicSnapper

LaFarge posee un timbre de voz por momentos cercano a Johnny Cash, y lidera a la banda con elegancia, ordenando en muchos momentos sutilmente cuándo acelerar o cuándo bajar el ritmo, para nada de forma dictatorial. Al contrario, todos los músicos tuvieron su cuota de protagonismo, de manera que cupieron muchos solos ágiles y para nada tediosos, junto con emocionantes diálogos entre los
savages bime_2015_vertical_mikelantuñano_bifmdistintos instrumentos: guitarra y armónica, banjo y batería, saxo y guitarra, trompeta y guitarra, etc. Fue una delicia, en definitiva, el viaje a la América profunda «with and old feel«, como dijo el bueno de Pokey. Y sí, sin duda lo suyo tiene sabor añejo, ¡pero qué sabor!

 

Tras pasear por la América profunda, nos fuimos al Londres más postpunk, de la mano de las cuatro chicas de Savages, aquellas que en 2013 estuvieron en boca de tantos (y en muchas de las listas de lo mejor del año –también en la nuestra-) gracias a «Silence Yourself», un flamante primer álbum que las situó como el cruce perfecto entre Siouxie and The Banshees y Joy Division. Ahora, con nuevas canciones bajo el brazo (sacarán nuevo disco en enero de 2016) se han vuelto aún más oscuras (hubo quien llegó a compararlas con Nine Inch Nails) y ruidosas (a nuestro fotógrafo aún le pitan los oídos tras haber pasado un rato en el foso), con la carismática Jehnny Beth al frente (imagen de la izquierda, por Mikel Antuñano), dosificando la rabia. Puede que tuvieran algún momento algo más insulso, pero, en general, convencieron, por lo que esperamos con ganas su reválida discográfica.

Y de Inglaterra a Irlanda y de vuelta al teatro. La propuesta folk del dublinés Conor O’Brien y sus Villagers encajó como un guante en la intimidad del escenario, con el ex The Immediate a la voz y guitarra -todo el peso del quinteto recayó sobre él- cantando con dulzura y gusto un repertorio relajado y tierno, al que solo pondremos un pero: una cierta planura. Con todo, otra de las delicatessen del escenario Antzerkia.

villagers bime_2015_musicsnapper_bifmConor O’Brien, cantante y cerebro de Villagers // MusicSnapper

Y del recogimiento del tercer escenario, al baño de masas que se dieron Supersubmarina en el principal. Porque hablábamos de Imagine Dragons y de sus entregados fans, pero, ¿y los de Supersubmarina? Nada que envidiar. De hecho, es posible que, en un gran porcentaje, fueran las mismas personas, encantadas de poder disfrutar en una misma noche de dos de las propuestas indie-mainstream más exitosas de la actualidad.

Una especie de música ambient y unas luces parpadeantes al estilo de la película «Encuentros en la tercera fase» precedieron a la salida de los de Baeza (Jaén) al escenario, que arrancaron intensos con «Algo que sirva como luz» y siguieron con «Ana», uno de los varios temas durante el concierto en el que la voz de José Chino nos recordó sorprendentemente a Bunbury, una percepción que no tenemos escuchándolos en disco, la verdad.

supersubmarina bime_2015_destello_mikelantuñano_bifmEl resplandor de Supersubmarina // Mikel Antuñano

Supersubmarina, conscientes de que los conciertos del BIME son cortos, optaron por ir al grano con un setlist guitarrero en el que descollaron «Puta vida» o ese pildorazo bailable que es «En mis venas», con la que cerraron la actuación. Un par de seguidores de la banda nos «obligaron» a escribir que no fue la mejor cita con el grupo andaluz. Vale, lo ponemos, pero sin obviar que para nosotros sí fue un buen concierto. De las letras del cuarteto ya hablaremos en un capítulo aparte.

Y de la bola sonora de Supersubmarina pasamos a la desnudez acústica más absoluta de Richard Ashcroft. Porque el líder de los añorados The Verve se presentó en la inmensidad del escenario 2 más solo que Tom Hanks en «Náufrago», luciendo una chaqueta muy cool que le duró apenas tres canciones y que recuperó para despedirse al acabar el concierto. Porque sí, amigas y amigos, la actitud es importante. Y así, echándole dos cojones con esa pose chulesca tan british y refugiado detrás de unas gafas de sol, agarró la guitarra acústica y tocó los primeros acordes de «Sonnet», para deleite de los fans de la que fuera su banda, que los había en buen número a tenor de lo visto y escuchado durante el show.

Los fotógrafos de prensa y las televisiones tenían tajantemente prohibido tomar imágenes de Ashcroft durante el bolo, tal vez para que no reflejaran su aspecto delgado y demacrado, acentuado más si cabe con la rapada casi skin head con que apareció en escena. Sin embargo, y esto es lo importante, el carismático frontman está bien de voz y si a eso le sumas su arrolladora personalidad, convence sobradamente.

bime 2015_publico_general_musicsnapper_bifmVista general de BIME Live el segundo día // MusicSnapper

Porque personalidad no le falta a alguien que se atreve a afirmar que no hará ninguna versión porque no necesita hacerlas, que solo hará versiones de sus propias canciones. Pero eso no fue todo porque a mitad de concierto nos regaló la perla de la noche cuando, tras preguntarse en voz alta a ver de qué iba todo este rollo (del BIME) y responder él mismo que trataba de hablar sobre música, afirmó orgulloso y sin pestañear «this is music, I AM MUSIC!«. Como para rebatirle nada a alguien capaz de mantener la tensión del espectáculo en un recinto tan grande y con una puesta en escena tan minimalista….

Entre sus «versiones propias»nos quedaremos con «Space and Time» acabada al estilo de un Kurt Cobain desgarrado y con la simpática anécdota durante «The Drugs Don’t Work», cuando se le olvidó la letra y retomó la canción pasados unos segundos. Y, por supuesto, imposible no destacar el imbatible final con los dos mayores hits de The Verve, «Lucky Man» y «Bittersweet Symphony», recibida por la audiencia como lo que es: un puto himno. Así que Ashcroft se puso la chaqueta y se marchó alzando el puño hacia el público y gritando «Live forever!» mientras se alejaba del micro. El año que viene sacará disco y girará con banda, así que estaremos atentos.

imagine dragons_bime_2015_publico_musicsnapper_bifmLos fans de Imagine Dragons, aguardando a sus ídolos // MusicSnapper

Aún con el impacto de Richard Ashcroft en mente nos sentamos en el graderío del escenario teatro para ver a Michael Kiwanuka, quien ya llevaba 15 minutillos de concierto. Cuando llegamos el público estaba aplaudiendo a rabiar por lo que entendimos que la cosa había empezado bien… como siguió, de lujo. Porque Kiwanuka, liderando un cuarteto black and white (dos negros con el pelo a lo afro, incluyéndole a él, y dos blancos engominados), encandiló a la parroquia con sus blueses lentos cargados de emoción, sus gotas de soul pulcro por momentos cercano a Van Morrison, sus instrumentales en la onda del Santana de finales de los 60 y, sobretodo, su buen gusto y exquisita finura a la hora de interpretar sus canciones.

michael kiwanuka_bime_2015_rhythmandphotos_bifm3/4 de la banda de Michael Kiwanuka // Rhythm And Photos

Debemos reflejar, es justo hacerlo, que hubo quien puso la voz discordante y comentó que a las 23:00 horas de un sábado en un festival no se puede programar algo «tan poco animado«, algo que nosotros consideramos discutible puesto que cuando una propuesta es buena y te engancha, el estilo pasa a un segundo plano. En cualquier caso, quienes querían algo animado tenían ya a Imagine Dragons en el escenario principal.

 

Y, ¿qué decir de los cabezas de cartel? Pues que siempre es fácil despotricar sobre este tipo de productos «populares«, pero esta vez no lo vamos a hacer. Lo de Imagine Dragons (imagen de la izquierda, por MusicSnapper) nos pareció muy profesional. Sí, vale, previsible, demasiado medido incluso; pero con un sonido brutal y un juego de luces apabullante. La banda de Las Vegas (como The Killers -qué de bien funcionarían en un BIME; ahí dejamos la idea a los promotores-) le debían una a Bilbao tras la suspension de su bolo en el BBK Live de 2014. Y ayer saldaron su deuda. Ante sallie ford_bime_2015_vertical_musicsnapper_bifm10.000 fans entregados y promocionando su reciente «Smoke + Mirrors», su show fue solvente, discurrió con tensión, resultó vistosísimo y quedó coronado con un «Radioactive» realmente apoteósico. No somos muy fans; pero disfrutamos. Poco más que añadir.

A los solventes y crecientes L.A. los hemos visto tantas veces este año, en tantos festivales, que nos decantamos por Sallie Ford (imagen de la derecha, por MusicSnapper) programada a la misma hora en el Antzerkia. Cuando asomó con su pelo rizado y gafitas nos recordó a la gran Carole King, pero el trío que ella lidera desde la guitarra transita por distintos derroteros musicales. Porque nos ofrecieron mucho pop, sonidos beat, garaje, pizcas de surf y en general bastante rock and roll acelerado. Aunque la verdad es que más que «el qué«, nos gustó «el cómo«. Porque Ford transmite ilusión y efervescencia, e incluso una inocencia sorprendente cuando de quien hablamos no es de una recién llegada.

Sea como fuere, sin duda agradecemos ese espíritu tan fresco. De hecho, observándola sobre el escenario te cautiva y consigue que prevalezcan las ganas de disfrutar y de pasárselo bien, por encima de otros aspectos como pudieran ser las limitaciones técnicas de un trío con no demasiado vuelo a nivel técnico e instrumental. Y es que… ¿a quién le importa eso cuando una banda provoca que levantes tu culo del asiento para ponerte a bailar?

sallie ford_bime_2015_musicsnapper_bifmSallie Ford, a punto de poner al público en pie // MusicSnapper

Y, pasada holgadamente la medianoche, tiempo para bailar de manera definitiva. Los noruegos Kakkmaddafakka se lo pasaron tan bien (¿incluso mejor?) como su público. Y, ojo, no es poco decir. Sacaron banderones con el logo de la banda, se persiguieron por el escenario (tal cual) y versionaron a Eric Clapton con gracejo casi de charanga (pero de la buena). Vamos, que fue un fiestorro en toda regla. Y con «Restless», su hit, el locurón.

kakkmaddafakka bime_2015_mikelantuñano_bifmKakkmaddafakka, fórmula noruega // Mikel Antuñano

Veinte añazos (ahí es nada) llevan !!! (Chk Chk Chk) haciendo disfrutar al personal. Estos cachondos recuerdan a lo mejor de Sccisor Sisters al facturar un dance de irresistible vacilón, cantado en dúo a lo pimpinela… pero hasta el culo de anabolizantes. Es que no paran. En Barakaldo dislocaron el BIME Live en la puesta de largo de su recién publicado nuevo disco, «As If» (Warp, octubre 2015), con su irresistible cocktail de pan, circo y lentejuelas. Y, vale, habrá quien piense que había cosas de más calidad en el cartel… pero ni de lejos tan divertidas como lo que ofrecieron Nic Offer y compañía. !!! molan… y lo sabes.

chk chk_chk_bime_2015_mikelantuñano_bifm!!!, fiesta disco-punk con tres signos de exclamación // Mikel Antuñano

Arriba