Cuarta y última jornada del Festival Internacional de Benicàssim. The View, Evripidis and his Tragedies, Linda Guilala, One Path, Tiga, Years & Years, Amable, Gato, Aldo Linares y muchos más pasaron por ella y en muchas de esas actuaciones estuvo el equipo de bi fm, formado por Javier Santamaría, Manu Mataix y Joseba Vegas. Las fotos son cosa de Iker Arana, Jota Martínez y Adrián Morote
El encargado de abrir el Escenario Las Palmas el domingo fue Evripidis, que saltó al escenario con sus Tragedies como recién llegados de vacaciones en unas islas griegas. Nos hablaron de amor con un sonido pop casi de musical, especialmente en canciones como «Transylvania«. Mientras Evripidis tocaba un gran Korg Triton (que por momentos pensábamos que se caería de su soporte) disfrutamos su talento totalmente arropado por Marc de Doble Pletina, encargado de tocar la sierra, realizar coros y llevar la voz secundaria. Por miedo a caer redondos bajo el sol, nos fuimos de la primera fila para refugiarnos bajo la escasa sombra de la torre de sonido y, ya allí, seguir disfrutando del concierto, especialmente de «Ru Ru I’d Love you» o «Fifteen Again«. Era pronto aún, las siete y pico de la tarde.
Cansancio tras cuatro días de FIB
A eso de las 20:30 horas, nos sorprendió gratamente encontrarnos la carpa FibClub con numeroso público con ganas de ver a One Path y hacer el «koala«, cosa que reafirma lo comentado en la crónica del jueves cuando hablamos de Bejo. Javier Bilbao controlaba todo el escenario, letra y bases, no necesitaba a nadie más, él solo se lo guisaba y se lo comía para hacer mover al personal. «Pónmelo suavito» o «Si me encierran» fueron momentos clave. Hoy siguen barriendo todo el autotune que se repartió en la carpa, no en vano, se dice que el es el rey del mismo. Nosotros nos quedamos con sus canciones.
No había muchas expectativas con el concierto de The View, pues ha llovido mucho desde su flamante debut y no podemos decir que sus últimas visitas a España les dejaran en lo más alto de los grupos británicos, pero no sabemos si por sentirse arropados por sus compatriotas escoceses o por las ganas de darle en los morros a gente como nosotros, escépticos absolutos, la cosa es que ofrecieron un gran y divertido concierto. El mejor que les hemos visto dar. Con un repertorio que iba a asegurar, tocando prácticamente casi todo de su primera época, nos metió a todos en el bolsillo y nos lleno de alegría, especialmente cuando sonaron «Same Jeans» o «Superstar Tradesman«, con la que cerraron. El domingo volvimos a corear eso de «The View, The View, The View is on fire«.
No, no son de Castellón
A Slaves los vimos el año pasado en Bilbao y sabíamos que era un concierto al que no podíamos faltar, ya que es una locura y puro espectáculo lo de este dúo capaz de llenar el escenario con un punk rock macarra que a veces suena casi tan hip hop como los Sleaford Mods. Vaya animal Isaac Holman tocando de pie la batería. Con la explanada del escenario Visa (el 2, para entendernos) llena de gente, los vasos volaban y la gente pogueaba con canciones como «Cheer up London» o «The Hunter«, pero no se quedó solo en un fiesta, porque hubo momentos para que los ingleses nos afirmaran que en su país sigue habiendo mucha gente que no quiere el «Brexit» o para mostrar su apoyo a los laboristas británicos, no sin antes recordarnos eso de «consume or be consumed» y, finalmente, recordarnos eso de que todos somos esclavos.
Dos son multitud: Slaves // Ikephoto
Anochecía sobre el recinto cuando Dua Lipa se subió al escenario grande, al Las Palmas. Se estaba realmente agusto allí, con bastante hueco para moverse aunque por las pantallas parecía lo contrario (cuestión de perspectiva, ya saben, aunque éramos bastantes miles los allí reunidos, por supuesto). La nueva diva pop repasó su disco homónimo de debut por medio de temas como «Lost in Your Light«, «No Goodbyes” o «New Rules«, y también repartió «fucks» para todos con «IDGAF«. Su mayor éxito, el bailable y sensual «Be The One«, se convirtió en una fiesta y más cuando la británica se bajó al público. Con 22 añitos, demostró que las cosas le están yendo realmente bien.
Dua Lipa // Adrián Morote
De nuevo en la carpa disfrutamos de un contundente concierto de los gallegos Linda Guilala, que le dieron duro al shoegaze, con capas y capas de distorsiones que envolvieron al trío. El tiempo pasa para todos pero a ellos les sienta fenomenal y están en su mejor momento, no podemos decir que hubiera ni una sola canción de relleno en el concierto de este FIB, solo grandes temas que se iban enlazando, de «Verano» a «Lo siento mucho«, pasando por «La última vez«. Entendemos perfectamente su reivindicación en el extranjero, ya que el domingo nos subieron tan arriba como Ride o Los Planetas.
Love Of Lesbian no son el mayor atractivo para elegir en un lugar como el FIB, ya que son más que pródigos en sus conciertos y festivales, pero, al final, también acudimos a su llamada. Tras la pantalla, la sombra de Santi Balmes y su sombrero de copa, nos daban la bienvenida a su cometa. Numeroso público (español, mayoritariamente). Buen ambiente (ni un solo vaso de cerveza surcando los cielos). Y, encima, mientras esperabas a la siguiente canción, recibías lecciones gratuitas sobre cómo y cuándo utilizar todos los signos de puntuación. Aparte de eso, y siguiendo el repertorio, nada nuevo en el frente: Las nuevas + «John Boy» + «Algunas plantas«. «Los toros en la Wii (fantástico)» propició uno de esos momentos de euforia colectiva que recordaremos de este FIB. Otro lo dio «Incendios de nieve«, donde, gracias a un público que se dejó la voz acompañando los coros, se vio a un Balmes visiblemente emocionado que alargó el final un buen rato. Si el sábado con Los Planetas hubo karaoke, con los catalanes no fue menos. Uno de los mejores conciertos, si no el mejor, que les hemos visto.
Algo nos había dicho que no podíamos faltar (a pesar de perdernos a Years & Years por estar repartidos entre LOL, Linda Guilala y Bad Gyal -perdónanos, Olly, no podemos estar en todos sitios a la vez-).
Fans de John Boy // Jota Martínez
Teníamos muchas ganas de ver a Bad Gyal, ver cómo funcionaba en directo y comprobar cómo se lo montaría sobre el escenario. Empezando con «Mercadona» ya se metió al numeroso público del escenario South Beach. Sobre el escenario ella, su DJ y dos bailarinas, moviéndose de lado a lado, twerkeando a ritmo de música urbana de fuerte inspiración dancehall y electrónica. La catalana hacia lo que quería, que le apetecía bailar, pues bailaba, que quería enseñar, pues enseñaba, que quería cantar en inglés pues «Nicest cocky«, que en catalán, pues a versionar a la Riri y su «Pai«, que quiere que rebotemos el culo, pues «Jaracanda«. Lo único raro del show fue el falso final para forzar el bis y así hacer lucir más su «Fiebre«, bien acompañado de bailes y sirenazos. No defraudó (quizá sí a quien no termina de ver esto del trap en Benicàssim, claro) y presenciamos otro de los grandes conciertos del FIB.
Lo de Kasabian fue una castaña. Sentimos decirlo así, porque somos fans, pero si ni siquiera nos convenció Liam Gallagher el día anterior, no podemos ahora minimizar lo que nos defraudó la actuación de sus amigos de Leicester. En su descargo, el de Tom Meighan, Sergio Pizzorno y compañía, diremos que el sonido quizá no les hizo ningún favor y que canciones que otras veces nos han volado la cabeza («Eez-eh«, «Shoot The Runner«…) sonaron como una versión light de sí mismas, carentes de bastante del punch que atesoran. Faltaba volumen. Medios. Graves. Algo. Y, ojo, que cambiamos de posición, por si era cosa de nuestra ubicación, un tanto ladeada al comienzo, pero ni con esas. Lo que sí que quizá sería «culpa» de ellos es «For Crying Out Loud«, su nuevo disco, con momentos de pop edulcorado y producción ochentera (en el sentido negativo) que no les ha sentado para nada bien. «III Ray (The King)» fue un acierto para abrir la actuación, pero «You’re in Love With a Psycho» no hay por dónde cogerla. «Comeback Kid«, ya en el bis, mejoró (algo) el asunto, pero incluso «Vlad The Impaler» (hit ya clásico) nos dejó con el morro torcido. Menos mal que cerraron con «Fire» y todo el mundo saltó y cantó al unísono, incluidos nosotros. Que no es que seamos unos rancios, joder, pero que nada, que esta vez no nos gustaron. ¡Y Meighan con abrigo! Vamos, que ni Liam.
Tom Meighan, colíder de Kasabian // Adrián Morote
El último concierto de Las Palmas estaba previsto para las 3:00h, pero, entre pruebas de sonido y el montaje de mil plantas, flores y matojos, se retrasó casi 20 minutos. La gente empezaba ya a silbar, pero Crystal Fighters iniciaron su actuación con «Follow» y todo olvidado. Siguieron con «Yellow Sun«, tema de su «buenrollista» nuevo disco y, aunque la disfrutamos, nos hizo temer que aquello se convirtiera en una especie de «batucada-rave» no apta más que para fans de Manu Chao pasados de ácido. No fue así, por suerte. O no del todo. Y fue una gran fiesta. Nos movimos al ritmo de «At Home«, «Love Natural«, «You and I» y, cómo no, un «I Love London» que, entre destellos verdes, daba pie a los últimos saltos de locura en la explanada principal. Ver todo el espectáculo junto quedaba bien divertido. Resultaba difícil aguantar la sonrisa cuando Sebastián Pringle, ataviado cual chamán y ramillete en sus manos incluido, bendecía a las primeras filas. Un alegato por la naturaleza, el amor y la paz. Si es que, al final, no queda otra que quererlos…
Y así, como viene siendo tradición, al ritmo del «Lago de los Cisnes«, se encendieron las luces y se vació la parte final del recinto. Tiga tenía todavía 30 minutos de actuación y en el Visa se concentró un buen número de personas. Se iban cerrando escenarios y los Djs de FibClub y SouthBeach hacían su aparición. En el primero vimos a Gato y Amable, de la sala barcelonesa Razzmatazz, y no fuimos los únicos que bailamos pogo. Aldo Linares, como es tradición, se encargó de darle la puntilla al FIB 2017. ¡Nos vemos en 2018, fibers!
