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FIB 2018: Crónica del jueves (Two Door Cinema Club, Travis Scott, Izal, Carolina Durante…)

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Raperos que viajan en jet privado, los nuevos Muse, los nuevos Nikis, indies que no, indies que sí, calor, sudor, pogo. Primer día del FIB

Two Door Cinema Club // fiberfib
Raperos que viajan en jet privado, los nuevos Muse, los nuevos Nikis, indies que no, indies que sí, calor, sudor, pogo. Primer día del Festival Internacional de Benicàssim según Joseba Vegas, Javier Santamaría y Manu Mataix

Tras seis horitas de coche, llegamos a Benicássim pasadas las 17:00h. Entre el cansancio del viaje, el calor, la humedad, y el menú del día engullido poco antes en algún punto indeterminado de la provincia de Teruel, la primera sensación fue la de sopor, la de «necesitamos una siesta, un chapuzón… o ambos». Sin embargo, quedaban menos de dos horas para el primer concierto del FIB 2018 y, entre préparate, llega al recinto, consigue la pulsera y sitúate… decidimos que nada, que había que ponerse en marcha sin perder un minuto.

El frescor de la ducha se evaporó con la misma rapidez con la que el sudor comenzó a fluir una vez pusimos un pie en la calle. Gracias a los lateros callejeros pudimos aplacar la sed y, en lo que duran 33 cl de Steinburg, nos plantamos en el festival.

FIB 2018

El escenario Las Palmas, a primera hora // Iñaki Espejo-Saavedra

Lo primero que vimos fue a The Magic Gang, un grupo que, llegado el momento, nos puede recordar a Weezer o a Pavement y que tiene todo lo que necesitamos para ser felices, así que fuimos de cabeza a ver a gente joven haciendo música de guitarritas y coros de los de puño en alto. Puede parecer poco originial, pero ya no es tan fácil de encontrar. Sin duda uno de los momentos de la jornada, ya que con el sol, el calor y la sudada, aguantamos encantados en las primeras filas rodeados de gente con tantas ganas de pasarlo bien como nosotros.

Nothing But Thieves están destinados a volver al FIB y hacerlo en letras grandes. Llevan ya dos discos avisando de que son «los nuevos Muse» y, diferencias (que las hay) al margen, la verdad es que cuentan con el mismo nicho de mercado que los de Matt Bellamy. Guitarrazos, épicos subidones, una potente voz en falsete… y canciones como «Ban All The Music», «Trip Switch» o la tremenda «Amsterdam» (con la que cerraron ante un numeroso y entregado público -su último disco llegó al número 2 de la lista británica-) dejaron claro que están destinados a ser grandes.

La tarde iba cayendo y, como un canto de sirena, las melodías de Hers nos acercaron al escenario South Beach. Un dream pop con influencias más clásicas que electrifica la piel con canciones como «Marcel» y esos coros 50s. Hace un año los pudimos ver en el Madrid Popfest y desde entonces han madurado más sus canciones, logrando momentos mágicos ya sea por temas como «Harvey» o los bailes de Audum mientras tocaba el bajo. Su concierto fue una de esas preciadas golosinas que nos da el FIB.

Siguiendo en la línea del indie pop más underground, continuamos en el escenario VW Driving Music (el FIB Club de toda la vida) viendo a Terry Vs Tori. Los sevillanos también alardearon de dream-pop de categoría, en su caso, con un toque de shoegaze, es decir, con capas de distorsión y reverb que te elevaban unos centímetros el suelo para meterte en una espiral emocional en la que suenan «High Tide», «Paralelo Lines» o «Love Galore». Lo único reprochable del concierto, en realidad, poco tiene que ver con Terry Vs Tori, si no mas bien al hecho de que en este escenario los grupos no puedan hacer pruebas de sonido, por lo que el técnico tiene que ir improvisando sobre la marcha para hacer que todo suene como es debido, y eso, en grupos como TvT, no es tan fácil.

Everything Everything se daban cita en el segundo escenario. Después de cuatro discos, resulta complicado definir el estilo de una banda que planea entre el reggae, la electrónica, el pop o los ritmos africanos. Letras imposibles de seguir, falsetes y guitarras solo ralentizadas por temas como «Regret». Por cierto, qué disfrutable es «Spring/Sun/Winter/Dread». Lástima que el escenario casi se vaciara (razón: ver párrafo siguiente), cuando todavía quedaba un ratito, mientras sonaba «No Reptiles». El directo de los ingleses resulta frenético.

Pasadas las 23h, llegaba uno de los primeros cabezas de cartel de esta edición: Two Door Cinema Club. Su “Gameshow” ya cuenta con casi 2 años, pero siguen dándole cancha. Un disco en el que dieron mayor envoltura electrónica a sus canciones y que ahora los irlandeses van alternando en directo con las canciones más guitarreras. Fue sonar “Undercover Martyn” y comenzaron las carreras para coger sitio. La fiesta con “What You Know” estaba asegurada, pero también la hubo con “Something Good Can Work” o “I Can’t Talk”. Es cierto que llega un momento en el que sus canciones se hacen monótonas, de tanto repetir fórmula, pero cumplen con su objetivo.

Rápido salimos buscando lo que nos ofrecía Jessie Ware. La londinense se estaba apuntando un concierto un tanto atípico ya entrada la noche. La gente que iba llegando se sentaba para verla en una explanada muy tranquila. Sus canciones más amorosas como “Alone” o “Say You Love Me” tenían su ímpetu, pero el bajón anímico que lanzaban era considerable. Con tanta balada, apostamos que a más de uno le dio ganas de acercarse a la barra para ahogar las penas. Lo habríamos disfrutado más en un horario de tarde.

Los bilbaínos Vulk cuentan con una muy buena reputación en el underground, pero aún les falta romper el cascarón para, por ejemplo, poder llenar la carpa del FIB. Fue en petit comité como los disfrutamos, sí, una pena por la banda, pero fantástico para el público, que pudo sentir que descubría uno de los secretos más valiosos de la actual escena independiente. Con la misma pegada de siempre, la misma tensión postpunk y temazos incontestables como «Zaldia Burning».

Vulk en Benicassim

Vulk en el FIB 2018 // Iñaki Espejo-Saavedra

Una actuación que solo vimos un rato fue la de Princess Nokia, aunque lo suficiente para comprobar que tardó cero coma en saltar del escenario para darse un baño de fans (tampoco había una multitud frente a su escenario, eh, el South Beach) y cantar a capela desde la primera fila mientras su DJ sacaba fotos y los demás jaleábamos. Cercanía. Pero nos volvimos al FIB Club.

Carolina Durante son mucho más que los creadores de «Cayetano», la, sin duda, canción del año. Los madrileños, que sí que lograron llenar la carpa, a pesar de no tener aún ningún disco largo publicado, montaron buenos pogos e hicieron que todos los presentes (españoles, suponemos, por aquello del idioma) corearan «En verano», «300 golpes» o «La noche de los muertos vivientes». Punk pop divertido, quedón y con ecos ochenteros. Vamos, que sí, que son Los Nikis del siglo XXI.

Carolina Durante

Carolina Durante en el FIB 2018 // Iñaki Espejo-Saavedra

Y, mientras tanto, en una realidad paralela, entrando en el terreno de los artistas que viajan en jet privado, nos encontramos primero a J Hus, que el viernes por la mañana tenía audiencia con el juez (va en serio) y, para no cancelar su actuación en la noche del jueves, se pilló uno para hacer las delicias de la chavalada. J Hus tiene elementos de grime, dancehall y r&b. Cuando los temas se acercan mas al grime, al público español le es más difícil entrar, quizá por lo oscuro o la dureza vocal, pero fueron momentos puntuales, y rápidamente uno se vuelve a conectar cuando las bases suenan más a dancehall (como con «Bouff Daddy»). Eso sí, como es habitual, los puristas se asustarían al comprobar como J Hus y el MC que le daba apoyo cantaban sobre las canciones y no solo sobre las bases.

El otro que vino en jet privado fue Travis Scott, además, acompañado de Kylie Jenner, pero se ve que se les hizo tarde, por lo que sea (mejor no saberlo), y retrasaron su actuación unos 30 minutos que fueron correctamente gestionados por la organización avisando por megafonía y pantallas. En lo musical, metralleo y metralleo. Bien de fuego y humo para engorilarnos y bases que parecían disparos de uzi, TRAP en mayúsculas. El concierto sonó a mixtape, se saltaba de un tema a otro casi sin asimilar lo escuchado, a veces sonaba poco más del puente y el estribillo. La verdad es que supo a poco su actuación, que rozó los 45 minutos, ya que, aunque empezó tarde, terminó a la hora prevista.

Travis Scott

Travis Scott en el FIB 2018 // Iñaki Espejo-Saavedra

Cerca de la 1 de la mañana, casi todos los españoles que andaban por el festival habían quedado para ver a Izal. Y seguramente llevaban meses esperando la cita, porque viendo la cantidad de público (aunque nos esperábamos más), muchos lo tenían apuntado en rojo. Apareció Mikel Izal al Escenario Visa y la gente enloqueció. Nosotros hemos perdido la cuenta de las veces que los hemos visto (¿algún festi por el que no hayan pasado?). Enésima oportunidad y nada, siguen sin convencernos. Ni «Copacabana», «Qué bien» o «La mujer de verde» alcanzan la épica que pretenden. Ya puedes jugar con las luces y darle fuerte a la batería que, cuando se fuerza ese éxtasis, no suele acabar bien. De hecho, queda bastante lejos. Así no. No nos pegaban en este FIB.

Llegó el fin de fiesta, podíamos elegir entre la música urbana de Fuego Squad, a los que les faltó reguetón; Ley Dj que abusó de los mashups hasta aburrirnos; y Supermarkt, que puso fin a la noche a ritmo de música disco. Picoteamos de todo, claro… y cerramos la primera jornada del festival cuando nos echaron de allí. Eran casi las 5 de la mañana. Por delante, tres días más. Un latero con agua fresca, ¿por favor?

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