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FIB 2019 (viernes): Lana del Rey levanta el festival a pesar de su languidez (CRÓNICA Y FOTOS)

Te contamos cómo vivimos la segunda jornada del FIB 2019, en la que también vimos a The 1975, Superorganism, La MODA, Mavi Phoenix, Krept & Konan…

Lana del Rey // Iñaki Espejo-Saavedra
Te contamos cómo vivimos la segunda jornada del FIB 2019, en la que también vimos a The 1975, Superorganism, La Maravillosa Orquesta del Alcohol, Mavi Phoenix, Krept & Konan…

Desde que hace tres años se recuperara el tradicional partido de fútbol solteros contra casados, perdón, «Artistas contra Prensa«, BI FM no ha faltado a la cita. En esta ocasión, además, con un pleno del equipo desplazado hasta el festival en la alineación vestida con la elástica verde del Villarreal. El evento reúne a medios, promotores, organización y artistas con el fin solidario de aportar un granito de arena a Save The Children y, como ocurre en todo lo que esta relacionado con el FIB, se convierte en algo divertido y celebrativo.

Marcos Senna, mejor jugador de la selección española en la Eurocopa del 2008, nos hizo correr como hacía años para tratar de quitarle el balón y pudimos verle marcar un gol por toda la escuadra. ¿El resultado final? Bueno, lo importante es participar, aunque los niños en las gradas sentenciaron claramente que a los periodistas nos habían pasado por encima. Ya sabéis, es más dura la vida del plumilla que la del músico, se acabó el mito de «sex, drugs and rock’n’roll».

De aquí a la Eurocopa // Iñaki Espejo-Saavedra

Llegamos como pudimos al recinto, cosa que los Blinders casi no pueden decir, ya que tuvieron problemas con su vehículo, pero por suerte ahí aparecieron en el escenario y nos abrasaron con sus energéticas canciones, en la onda de Idles. Además, su bajista nos recordó a Paul Simonon de los Clash, así que ya os damos dos grandes referencias.

Con Superorganism inauguramos el escenario grande, el Las Palmas (cerrado el jueves), y empezó una fiesta de luz, color y gatitos, pop goloso que nos hizo bailar con las canciones de uno de los mejores discos que se publicaron en el pasado 2018. Sampling, coros y bailes coreografiados de tinte arty y naif, capas de colores y sobre todo temas como «Something for your mind», «Prawn song» o su hit «Everybody Wants to be Famous».

Superorganism, en el escenario grande // Iñaki Espejo-Saavedra

Otra artista a la que teníamos muchas ganas era a la austriaca Mavi Phoenix, que mezcla con gran gusto sonidos urbanos con tintes electrónicos a los cuales acompañó durante el concierto de una batería y guitarra. Un ejercicio de arrojo sobre el escenario, tan valiente como para reconocer que su grupo favorito es Coldplay, momento en el que algún abucheo se hizo notar, pero que acalló asegurando que los dos primeros discos eran enormes y que por eso ella tenía su propia «Yellow» (que abre su «Young Prophet II»).

Superfresca, animada y empática con el público, nos ganó con canciones como «Ibiza» o la fantástica «Romántica Mode». Ya al final del concierto nos contó su traumática experiencia intentando aprender castellano, idioma del que apenas le quedaron unos «Lo siento», «gracias», «mi casa, su casa», pero suficientes para crear su gran hit, «Aventura», con el que volvió locos a todos los asistentes. Otra manera de hacer evolucionar el pop por la vía del autotune.

Mavi Phoenix // Iñaki Espejo-Saavedra

Solapándose, en diferentes escenarios, estaban La Maravillosa Orquesta del Alcohol, por un lado, y The 1975, por el otro. A los burgaleses los tenemos muy vistos, así que apenas nos acercamos para ver su arranque y comprobar que sí, que incluso en un festival de tanta tradición indie pop y con tanta presencia extranjera, su particular fórmula folk-rock en castellano tiene cabida. Tanto público y tanto fan entonando sus himnos así nos lo confirmaron. Incluso vimos aprobar la propuesta a varios grupos de irlandeses y británicos (llevan banderas a cuestas, que no es que seamos expertos fisonomistas). Otra cosa, quizá no, pero arrojo y entrega tienen un rato los de Gamonal. Aprobaron con nota.

De The 1975… podríamos decir algo parecido a lo que comentamos de Kodaline un día antes. Y es que son muy buenos (mejores los de este viernes), pero son grupos sin alma, completamente intrascendentes y que están tan cerca de Coldplay (hola, Mavi) como de Wet Wet Wet. Pop pijo envuelto en bohemia que, al menos en el caso de The 1975, resulta ciertamente ecléctico y muy bien producido, con algún pasaje disfrutable de verdad (nos quedamos con «Love It If We Made It») y una cuidada puesta en escena. Con todo, al público, mayoritariamente, le encantó. Repetimos: son muy buenos. Pero no es el tipo de grupo que nos gusta ver en Benicàssim. Es lo que tiene la subjetividad (y el llevar dos décadas ejerciendo de fibers).

Matthew Healy (The 1975) // Iñaki Espejo-Saavedra

El show de Lana del Rey, en medio de una gran escenografía que incluía palmeras, tumbonas y columpios, retransmisión por las pantallas en blanco y negro y una banda de buenos músicos y dos coristas/bailarinas que acompañaron en todo momento a Lizzy Grant tanto en lo vocal como en lo coreográfico, empezó con «West Coast» en versión enlatada para, rápidamente, atacar un sublime «Born To Die» que sonó tan intenso e inquietante como cuando la neoyorquina redebutó en 2012 con el disco del mismo título, convirtiéndose en todo un fenómeno global.

Lana del Rey en el FIB 2019 // Iñaki Espejo-Saavedra

Diametralmente opuesta su carrera a las de otras «popstars» de su generación, Lana ofreció un concierto elegante, muy medido, de bajas revoluciones y aire cinematográfico, completamente alejado del concepto más «mainstream» que conlleva en la actualidad ser una artista popular (y ejercer de cabeza de cartel de un gran festival). Ella es una diva, sí, pero tras esa apariencia fría y distante hay una mujer que no duda en pasarse varios minutos saludando al público a pie de pista, haciéndose selfis y firmando autógrafos. Con una sonrisa. Y, lo que es mejor, mirando a las personas a los ojos. Más de uno y más de una se fue a la cama con más ilusión que cuando esperaban la llegada de los Reyes Magos. Bueno, o de Santa Claus.

«Born To Die» fue el tema que sirvió para romper el hielo. Empezó fuerte. Después, canciones de sus cuatro discos (exceptuando, claro, su debut como «Lana del Ray»), pero también del EP «Paradise» («Ride») o los sencillos «Mariners Apartment Complex» y «Venice Bitch», del año pasado. También se atrevió con el «Doin’ Time» de Sublime, prometió álbum para el mes que viene… y, por supuesto, interpretó «Blue Jeans», «Summertime Sadness», «Videogames» y una «Young And Beautiful» que mezcló con «Change» y «Black Beauty». Un conciertazo, viviéndolo de cerca, pero un completo coñazo visto desde la distancia. Y es que Lana del Rey es una artista de éxito, pero no de éxitos, por mucho que le cante al verano, la playa y las cosas del querer.

Lana y su banda // Iñaki Espejo-Saavedra

Krept & Konan se hicieron esperar mientras su DJ iba soltando temazos a los platos y nos hacia mover el culo como locos. Sonó Lil Nas X y, súbitamente, se corta y dice eso de «Wait, Wait, Wait, mejor algo bueno de UK» para mayor gloria de la tropa inglesa. Despúes, el concierto fue todo lo contrario a lo que vimos el día antes con Action Bronson: una fiesta, diversión, disfrute y buenas canciones trasmitidas a un público entregado que se marcaba unos buenos pagos cantando su «MDMA», temazo de la vida. No sabemos qué nos rompió más la cadera, si el partido de la tarde o los ritmos de inspiración jamaicana del dúo.

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