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Donostia: El cierre del bar Rekalde como síntoma

Cierre de la Taberna Rekalde

Era uno de los bastiones de la Parte Vieja de San Sebastián. El Rekalde se suma a un proceso uniformizador que está transformando el barrio.

El Rekalde ya es historia // BI FM
Era uno de los bastiones de la Parte Vieja de San Sebastián. El bar Rekalde se suma a un proceso uniformizador que está transformando el barrio

Adónde va Donostia, qué disgusto.
Encontraremos nuevos puntos de encuentro.
Está claro que ahora iremos a Gros.

He rescatado estos breves fragmentos de los pasajes que el pasado sábado 30 de diciembre dedicaron tres bertsolaris al bar Rekalde de la Parte Vieja donostiarra. A su manera -entre sentida y afligida, con un punto solemne y también salpicada de ironía-, se postraron delante del local y despidieron a uno de esos lugares emblemáticos que dan color a los barrios y acogen a sus clientes como viejos amigos. El Rekalde cierra. Ya está cerrado, de hecho. Una constructora ha comprado el edificio entero y, 16 años después, no les renuevan el contrato de alquiler. También es verdad que hay segunda parte en marcha: a mediados del mes de enero se instalarán en la zona del Txofre, en el barrio de Gros.

Rekalde Taberna
Interior del Rekalde // BI FM

Para el que no lo sepa: el Rekalde era una referencia. Espoleado por su activismo cultural y social, muchas charlas y muchos encuentros han tenido lugar en este txoko de la calle Aldamar. Por algo hay quienes lo bautizaron como el templo de la palabra. Hitzaren tenplua. En su cuenta de Twitter han ido recopilando distintas historias de rekaldetarras que en algún momento de su vida han pasado por aquí. Yo no iba mucho, pero de vez en cuando me dejaba caer. Siempre me ha caído bien su dueño, Agustín Rodríguez. A quién no. Agus es cercano, comprometido y buen conversador. El sábado pasaba inadvertido entre la muchedumbre. Quiso que la despedida no tuviera un tono amargo y, al menos el tiempo que estuve allí, así fue. Después del turno de los bertsolaris, llegó el de las canciones populares y el ambiente festivo debió continuar por la tarde en el Guardetxe, camino de Urgull. Lástima que al poco de marcharme se liara la cosa a pocos metros de ahí. Hacia las 13:30 horas una agencia inmobiliaria enfocada al turismo, Feel Free, sufrió un ataque durante una protesta vecinal contra la especulación.

Cierre bar Rekalde (Donostia)
Bertsolaris en la despedida // BI FM

Ajeno a todo este follón, me metí en las arterias centrales de la Parte Vieja. Llegué a la calle Fermín Calbetón. Me encontré a un turista de rasgos orientales acompañado de su hijo. Levanté la vista. En apenas tres o cuatro años la mayoría de los bares del primer tramo de la calle han sido transformados: Goiz-Argi, José Mari, Izkina… Tengo la sensación de que estos y otros establecimientos que han sido tuneados en la Parte Vieja han perdido su gracia con tantas paredes blancas, luces cegadoras y precios disparatados. Se han homogeneizado como franquicias textiles. Te sientes tan desorientado como en una tienda de Massimo Dutti, entre tanta ropa brillante y trajes salidos de un anuncio de Cristiano Ronaldo. Cuando giré la calle me di de bruces con una heladería que me suena de haberla visto en algún otro lugar. ¿Qué había antes? Todas las ciudades se acaban pareciendo y lo único que varía entre unas y otras es el idioma en el que habla la gente.

Parte Vieja de San Sebastián
Su nombre, Fermín Calbetón // BI FM

El cineasta Eneko Olasagasti lo cuenta muy bien en una de las pequeñas historias que ha grabado el Rekalde con los clientes habituales. Su discurso es especialmente revelador sobre los cambios que ha sufrido el paisaje de la zona: “Lo del Rekalde es otro de los muchos casos que se repiten en la Parte Vieja. Doy una vuelta y no reconozco el barrio de mi infancia: no hay tiendas, solo quedan uno o dos bares… Creo que cuando pase por aquí tendré la misma sensación de pérdida”.

A mí me ocurre algo parecido con el bar Narrika. Hace tres años y medio cambiaron de dueños y se ha echado a perder. Siguen haciendo los mismos bocadillos, pero no saben igual. Parecen recalentados en un microondas. Por supuesto, ya no suenan los Cynics ni The Jesus and Mary Chain. Los camareros rotan como peonzas entre los bares de la misma empresa gastronómica y te atienden en modo zombie. La decoración es la misma en todos los sitios: viejas fotos de San Sebastián cuelgan de las paredes y una pantalla azul marina pasa las especialidades de la casa.

El cierre del Rekalde no es un cierre cualquiera. Es la señal inequívoca de que la Parte Vieja ya no es lo que era y de que de un momento a otro vamos a sufrir otra pérdida. Al tiempo.

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