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¿Por qué cerró la mejor librería de Donostia?

Librería Garoa

La librería Garoa cerró sus puertas hace un año. Fue un shock. En Zarautz, donde empezó su historia hace 45 años, tratamos de averiguar qué es lo que pasó

Garoa, en su adiós a Donostia
La librería Garoa de San Sebastián cerró sus puertas hace un año. Fue un shock. Era la mejor librería de la ciudad. Vamos a la tienda de Zarautz, que es donde empezó su historia hace 45 años, para hablar con sus dueños y averiguar qué es lo que pasó

Es muy posible que no volvamos a disfrutar en Donostia de una librería como la que había en la calle Zabaleta. Por tamaño y fondo de armario, por sus estupendos libreros, por un gusto intachable y, sobre todo, por una fuente inagotable de actividades culturales: Garoa competía de tú a tú con la programación de la Casa de Cultura más dinámica de la ciudad.

No, no tiene pinta de que alguien esté tan loco de montar un Garoa bis.

Garoa liburudenda

El emplazamiento original de Garoa

Aunque en 2017 pasaron algunas cosas. Inés García, que trabajó durante tres años en Garoa, hizo un spin-off en la planta baja de Tabakalera con la apertura de la librería Tobacco Days. Es un lugar coqueto, con una selección exquisita y que a muchos nos ha devuelto la fe en la lectura. Mi último descubrimiento ha sido Richard Brautigan, un escritor que debe su prestigio a su fracaso y a su desvarío psicodélico. Por otra parte, hace cosa de un mes abrió la primera sucursal de la Casa del Libro en un bloque de tres plantas de la avenida de la Libertad. Donde estuvo Garoa ahora hay un centro de yoga llamado 802 Yoga Studio. Han reinventado por completo el espacio: nada recuerda que aquí hubo una librería.

Garoa no es un invento donostiarra. Nació hace 45 años en Zarautz. En 2011 los hermanos Imanol y Eneko Agirre reformaron la tienda. En 2014 decidieron abrir otra tienda en San Sebastián. La aventura donostiarra resultó más breve de lo esperado y terminó de sopetón en febrero de 2017. Pilló a todo el mundo a contrapié. Fue un poco traumático. ¿Una ciudad que presume de pedigrí cultural puede permitir que se cierre su mejor librería? ¿Qué pasó exactamente? ¿Por qué nos abandonó de un día para otro? Imanol baja la persiana de la tienda zarauztarra (calle Trinidad, 7) y se acomoda en una silla que coloca en la entrada mientras el sol del mediodía masajea el escaparate.

Garoa librería

Eneko (izquierda) e Imanol (derecha)

¿Dejar Donostia y quedarse solo con la tienda de Zarautz fue una vuelta a los orígenes?

Sí, pero también es verdad que los orígenes siempre han estado muy presentes. Todo lo que hemos hecho en Donostia ha partido de Zarautz. Se habla mucho de San Sebastián, de San Sebastián a Gipuzkoa, cuando en realidad el fenómeno más interesante y del que no se habla es justo el contrario: de Gipuzkoa a San Sebastián. Daría para una tesis doctoral. San Sebastián está lleno de guipuzcoanos y de un montón de proyectos hechos por guipuzcoanos.

Desde fuera, la sensación era que todos vuestros experimentos culturales se gestaban en la calle Zabaleta porque la mayoría de actos se celebraban allí.

Nuestras librerías siempre han tenido dos plantas y en la planta de abajo, bajo tierra, están los laboratorios. Las ideas se crean abajo y luego salen a flote.

¿Con “abajo” te refieres a la bodega?

Eso es. Mi padre dice que los artistas siempre están bajo tierra (risas).

¿Qué pasó realmente en Donostia?

Me daba cuenta de que el proyecto me estaba llevando a mí y no al revés. Era un proyecto súper interesante, con mucho recorrido, pero llegó el momento en el que yo dije basta. ¿Por qué dije basta? Cuando estaba aquí pensaba en Donostia y cuando estaba en Donostia pensaba en Zarautz. No lo supe gestionar. Eso fue lo que pasó.

¿De verdad que el dinero no tuvo nada que ver?

No. No fue cuestión de dinero. En Donostia hacíamos par. Se podía estar ahí tranquilamente y en dos años podía ir como un tiro. Era una joya. Pero suponía mucho sacrificio. Mis padres siempre han tenido una librería y no quería repetir los mismos errores que ellos: trabajo, trabajo y trabajo. Oreka (lo dice en euskera)… Había perdido el equilibrio en mi vida, había perdido muchas cosas en el camino y no quería perder más cosas. Tenía que parar. Punto.

Garoa San Sebastián

Hoy esto es un centro de yoga

¿Cuándo te diste cuenta de todo esto?

En un concierto de Izaro que organizamos en Donostia. Hubo un momento en el que salí con mi novia a fumar un cigarro y le dije: “¿Qué hacemos aquí? Podríamos estar tranquilamente de cena en casa o por ahí”.

Estaba claro que no estabas disfrutando.

Eso es. Me daba cuenta de que antes de que empezase un evento quería que terminase. Muchas veces comparo el hecho de haber acabado aquel proyecto con los libros. Cuando empiezo a leer uno y no me gusta lo dejo. Y la gente me dice: ¿cómo es que has dejado de leer el libro por la mitad? Puedo leerlo hasta el final, pero estoy en mi derecho de dejarlo a medias. Y no pasa nada.

En su momento dijisteis que había motivaciones personales…

Sí. La librería la llevo con mi hermano Eneko, que ha sido padre. Decidimos darle prioridad a la vida. Al igual que nos habíamos sentido libres para abrir, también éramos libres para cerrar cuando nos diera la gana.

¿Qué sentiste cuando llegó toda aquella avalancha de solidaridad en las redes sociales?

Uf (se lo piensa)… Tú sabes muy bien lo que es tirar del carro para que algo salga adelante (se refiere a la web Kulturaldia). Mucha gente me decía: «Qué pena, Imanol». Pena la mía, que he metido un montón de horas y mogollón de ilusión con el proyecto, que era algo muy particular. Pero ya lo he hecho y lo he probado. Sé lo que es. Eso no quiere decir que en un futuro no vaya a hacer más cosas.

Garoa Liburudenda

Garoa: back to roots

Además de todas sus actividades culturales, Garoa tiene una vida paralela que no todo el mundo conoce: Osoigo. Justo cuando sale el tema aparece su hermano Eneko, que es quien puso en marcha esta plataforma de participación ciudadana en 2014. A grandes rasgos, consiste en “crear puentes” entre representantes políticos y ciudadanos. Estos lanzan preguntas y los políticos tienen que dar una respuesta. La vorágine electoral de estos años ha jugado a su favor y cientos de políticos se han apuntado a la web. El año pasado dieron el salto a México y Argentina. Ahora llega la hora de la verdad: ¿cómo se rentabiliza algo así?

Se marcha Eneko, vuelve Imanol. Solo queda una pregunta.

Entonces, ¿en Donostia se puede o no se puede vivir de los libros?

Claro que se puede. Lo que yo no quería era vivir con un monstruo de dos cabezas.

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