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Repetoistas #4 (¿No crees que siempre te pasa lo mismo?)

La cosa empieza analizando los pesares de tu vida y acaba deseando, de todo corazón, tu muerte. Esperamos que os guste. Ah, también salen Nietzsche y Cohen.

A vueltas con la vida // Hello I'm Nik
En la cuarta entrega de “Palabro de honor”, el cuerpo nos pide ponernos un poco espirituales. La cosa empieza analizando los pesares de tu vida y acaba deseando, de todo corazón, tu muerte. Espero que te guste la idea. Ah, también salen Nietzsche y Leonard Cohen. Un capítulo elevado.

Piensa un momento en tu vida (sin deprimirte, por favor). En las cosas que se repiten en tu vida. No me refiero tanto a la rutina diaria, sino a esos hechos que se reproducen de una forma cíclica y casi invariable, como si fueran una condena: los mismos problemas, las mismas enfermedades, los mismos dilemas, los mismos errores. Es una ecuación que vale para cualquiera. Cada fulano soporta unas repeticiones. Las que sean. Las suyas.

Es verdad que en ocasiones también se reproducen los éxitos y las buenas noticias. Hay gente, por ejemplo, que siempre encuentra aparcamiento. Y en la Comunidad Valenciana, durante mucho tiempo, fue bastante habitual que les tocara la lotería a los dirigentes políticos. Pero esa es la excepción. Lo normal es sufrir como un perro las mismas penalidades, una y otra vez. Además, la felicidad aburre a morir y estoy casi seguro de que no le interesa a ningún lector lúcido de BI FM.

Pilla una brújula y disimula // Pixnio

Puede ser un jefe odioso. Un tío de esos que te trata sin ninguna consideración, como si fueras un ordenador. Un día huyes a otra empresa y allí está, con otra apariencia, el mismo jefe odioso. O puede ser una pareja egoísta, por la que te desvives en vano y que acabas sustituyendo por otra que acaba siendo exactamente igual. Puede ser una enfermedad que nunca se cura del todo, un catarro eterno o un hipotiroidismo. Puede ser que haya goteras o humedades en todas las casas que habites. O discusiones con un hermano o con tu madre, reproducidos a lo largo de tu vida casi palabra por palabra. Cualquier cosa que dices: siempre me pasa igual.

¿Por qué funciona así la vida? Es como si no pudiéramos pasar de curso si no superamos las asignaturas pendientes. Como si todos fuéramos repetidores.

La vida no da muchas vueltas, siempre da la misma. Es lo que han dicho pensadores de todas las épocas: el tiempo es circular. Los presocráticos, Nietzsche, Kundera y otros intelectuales muy listos han coincidido en afirmar que todo suceso ya ha ocurrido antes y que la historia se repite con escrupulosidad, como un espejo disparado al infinito. En definitiva, que la vida se repite más que el ajo.

Según esa idea, cada uno de nosotros avanza por una esfera a la que damos la vuelta completa para acabar encontrándonos a nosotros mismos en el mismo lugar, o en uno equivalente. Es algo parecido a una condena eterna. Estamos atrapados como coches en un circuito, y por mucho que aceleremos no podemos escapar.

Aquí, dando una vuelta // Urikyo33

Vueltas y vueltas y vueltas. Primero luchamos contra ellas, pensamos que podemos dominarlas. Luego nos abruman y empezamos a sufrirlas con resignación hasta que llega un día que no podemos más y nos tumban. Es la crisis. Te deja tu pareja. Te echan del trabajo. Te traiciona un amigo. Te caes de un tercero. Qué sé yo. Estamos un tiempo ahí, unos días, unos meses, unos años, y al final salimos del circuito siendo otras personas. Por lo que sea, cambiamos: porque hemos reunido fuerzas suficientes o porque hemos sido por fin destruidos. Por las buenas o por las malas. Pero cambiamos.

Y entonces el círculo se transforma en una espiral.

Yo no creo en Dios, ni en la mente racional, ni en la sicología, ni en la autoayuda, ni en las terapias. Pero el día en que percibí con nitidez el poder brutal de las coincidencias, el día en que me di cuenta de que los sucesos se repiten con una precisión despiadada, ese día encontré mi religión.

Soy repeteriano. O repetoista. Tengo que decidirme ya por un concepto, que luego vas a montar una secta y están cogidos todos los dominios de Internet. Repeterianos.com. Yosoyrepetoista.eus. Esas cosas hay que tenerlas en cuenta.

Una espiral de rutina // Jean Luc Benazet

Creo en las coincidencias y en su corolario, las repeticiones. Creo que detrás de eso que se llama azar, o casualidad, o circunstancias, o caos, hay un orden bienaventurado que nos trae aquello que realmente necesitamos. No te rías. Lo digo en serio. La vida intenta enseñarnos algo que no conseguimos aprender. Y las repeticiones son maestros estrictos que nos tratan con dureza con la última intención de librarnos del personaje que actúa en nuestro nombre. Son, a la vez, nuestra putada y nuestra tabla de salvación. Oye, no pongas esa cara, a mí me parece que está bastante bien.

La finalidad de las repeticiones es provocar nuestra transformación. Y para eso escribimos artículos para pasar el rato u otros tirando a pesaditos como este, para eso los leemos, para eso amamos y para eso sufrimos por amor. Para morir. Para matar las partes de uno mismo que ya no nos sirven. Para matar nuestra inconsciencia.

A lo mejor por eso Leonard Cohen decía en «Suzzane» que “Jesucristo fue marinero hasta que comprendió que sólo podían salvarse aquellos hombres que se estaban hundiendo”. Es una de esas frases que parecen imposibles de descifrar, pero si la miras bajo este punto de vista tiene bastante sentido, ¿no? Ay, Leonard Cohen. Tú sí que vales.

Así que si eres una persona mayor te deseo una vida plácida. Pero si eres joven y estás armado de tiempo y energía hasta los dientes, te deseo, de todo corazón, una hermosa y fructífera muerte. O varias.

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