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Joseba Vegas

C. Tangana: Sin cantar ni afinar… pero haciéndolo todo bien (BEC, 9-04-2022)

«El Madrileño» llenó en Bilbao con un impresionante despliegue escénico autodefinido como «El mejor espectáculo de España». No iba de farol.

C. Tangana en Bilbao // Macaminfer
«El Madrileño» llenó el Bizkaia Arena (Bilbao Exhibition Centre) con un impresionante despliegue escénico que, autodefinido como «El mejor espectáculo de España», rompe las barreras estilísticas de la música popular iberoamericana e impulsa la carrera de un artista al que hace tiempo que se le quedó pequeña la etiqueta de «trapero»

De C. Tangana se dice que no sabe cantar ni afinar (tal y como reza el propio nombre de su gira), que factura trap (y reggaeton), que es machista (lo cual le costó ser cancelado en Bilbao)… y bastantes cosas más, todas ellas con parte de razón (o argumentables, al menos), pero ninguna cierta. O no del todo.

Así, cantando y afinando (sin apenas tirar de autotunes ni efectos groseros), haciendo difícil recordar su pasado como integrante del colectivo Agorazein bajo el alias de Crema y sin cosificar a mujer alguna, Antón Álvarez, «El Madrileño», abarrotó el Bizkaia Arena el pasado sábado, poniendo patas arriba un Bilbao Exhibition Centre que pocas veces ha sido testigo de un espectáculo de tal magnitud. Y no hablamos de tamaño. Hablamos de despliegue. Pero no, tampoco nos referimos a fuegos artificiales, cañones de confeti, láseres ni cuerpos de baile. Hablamos de música, músicos, interpretación, puesta en escena, realización y entrega.

La actual gira de Pucho (será por sobrenombres) orbita alrededor de «El Madrileño» (Sony Music, 2021) o, mejor dicho, en torno a «El Madrileño (La Sobremesa)» (Sony Music, 2022), esa continuación ampliada donde no solo se sigue expandiendo el catálogo de sonidos iberoamericanos del actual C. Tangana (del flamenco y la rumba a la bachata y la salsa), sino que también reúne nuevos hits como «Ateo» o «Me maten», en esa versión «Tiny Desk» (traducido: amigos de jarana en torno a una mesa) que tan bien ha funcionado en redes y que se reproduce en concierto con enormes dosis de maestría y jolgorio.

Concebido como un espectáculo teatral (o televisivo -¡qué realización!-), el show empieza con la caída de un telón que descubre a una treintena de personas dispuesta en mesas redondas que simulan ser las de un cabaret a la vieja usanza. Todos ellos cumplen su papel, en todo momento, aunque no sean ellos quienes lleven la voz cantante en ese instante, con especial mención para un Álvarez que ejerce de perfecto anfitrión, consciente en todo momento de que es su fiesta y de que ha de ser insuperable. «El mejor espectáculo de España», le llega a comentar al actor que ejerce de camarero (por favor, un Goya para él) y no va de farol.

Con vientos, cuerdas, percusiones (de botellas de anís a batería)… son 20 los músicos de carne y hueso (más Niño de Elche, La Húngara, un muy emocionado Ismael de la Rosa «El Bola» y una nutrida representación de la familia Carmona dándole a las voces y las palmas para completar la mentada treintena) que pueblan un enorme escenario rematado con una pasarela central. En tiempos de sampleos indiscriminados y bases enlatadas, cuando la chavalería no cuenta con referentes que toquen instrumento alguno y sus cantantes favoritos tienen más filtros que los laboratorios de Wuhan, llega Tangana y le da la vuelta a la tortilla, en un monumental festival de arte y sabrosura, mayoritariamente orgánico y tan cercano que por mucho que fuéramos 15.000 las almas en el BEC, resultaba imposible no sentirse parte de la fiesta.

C. Tangana en Bilbao (2022) // Macaminfer

¿El repertorio? Difícil de desgranar completamente, no ya solo por la gran cantidad de temas interpretados en casi dos horas, sino porque C. Tangana no solo se rodea mucho y bien, cediendo el protagonismo a otros, sino que también sabe que muchas de las mejores canciones de la historia ya fueron compuestas, así que, ¿por qué no tirar de ellas, aunque sea en pequeñas dosis, a modo de mixtape? ¿Por qué no mezclar a Kiko Veneno con New Order, recitar a Luis García Montero sin copiar a Quique González o marcarse un «Suavemente» que no parezca una horterada con la que salir corriendo sino la canción que necesitabas?

Por ordenarlo un poco: Empezó con la trapera «Still rapping», viró al R&B con «Te olvidaste», salseó con «Te venero»… llegó la sobremesa y la cuadrilla entonó «Me maten», «Ingobernable» o «Los tontos», más versiones de «No estamos lokos» (Ketama), «Noches de Bohemia» (Navajita Plateá) rematada con «Corazón partío» (Alejandro Sanz) y «Alegría de vivir» (Ray Heredia), para acabar con Puchito subiéndose a la mesa y cambiando nuevamente de registro para acometer el «Tranquilísimo» que grabó con Israel B y Lowlight. Un nuevo guiño al trap tras darle un repaso de toma pan y moja (o de coge esta copa de Soberano y bebe) a la música popular española de raíces flamencas.

C. Tangana en el BEC (2022) // Macaminfer

Todo ello, no olvidemos, con una exquisita realización que, apoyada por una gran pantalla central y dos laterales, ofrecía dos lecturas: la cinematográfica (que podremos visionar algún día en plataformas -no tengo pruebas, pero tampoco dudas-) y la real, la del making-of, casi podríamos decir. Una puesta en escena totalmente guionizada y cuidada al detalle (no había un solo movimiento, gesto o plano que no estuviese previsto) que elevaba cada canción a un estadio superior, enfervorizando a un público muy variopinto que no dejó de cantar, corear y jalear durante toda la velada.

La segunda mitad del espectáculo contó con canciones como «Muriendo de envidia», «Nunca estoy», la casi rockera «Hong Kong», la muy celebrada «Tú me dejaste de querer»… y terminó con «Un veneno» y una larga lista de créditos en pantalla, como si de una película se tratase. No había sido para menos.

C. Tangana en Bilbao (2022) // Macaminfer

Con C. Tangana seguirá habiendo prejuicios, seguirán repitiéndose las críticas en modo mantra y, por supuesto, la mayoría de los haters no habrán escuchado sus discos ni presenciado sus conciertos. Pero estamos ante el actual estandarte de la música pop española, con permiso de Rosalía. ¡Ah! También cantó «Antes de morirme» en el que, sí, sin duda, es actualmente «el mejor espectáculo de España».

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