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Entrevistas

La Trinidad: «Basta ya con los años 90, por favor»

Hablamos con el grupo malagueño, que este viernes 26 editará su segundo álbum, «Sheriff Playa», más bailable y producido por Carlangas.

La Trinidad // Alba Cantero
Hablamos con el grupo malagueño, que este viernes 26 editará su segundo álbum, «Sheriff Playa», el cual presentarán en directo esa misma noche en Bilbao (Santana 27) y un día más tarde en Gijón (Tizón) con la ayuda de GPS – Girando Por Salas

Debutaron en 2020 con «Los edificios que se derrumban», un disco urgente, trotón, juvenil, pero con más mensaje que hedonismo. Era pop y era punk. Era melódico y era garajero. Era una muy buena carta de presentación. Era. Fue. Porque aquello ya queda muy atrás en el tiempo, en aquella época marcada por el covid que truncó algunas carreras y lastró el despegue de otras, como la de estos malagueños de solo 20 años.

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Ahora, convertidos en cuarteto, siguen llamándose La Trinidad aunque bien podrían haberse cambiado el nombre. No por la inclusión de un nuevo miembro, sino por la reformulación de su música, ahora más luminosa, bailable y amalgamada, aunque no por ello menos consciente en lo lírico. O menos «oscura», si se prefiere.

Gran parte del giro estilístico -que nadie se asuste, que lo nuevo es, realmente, perfectamente compatible con lo viejo- se lo deben a Carlos Pereiro, Carlangas, el que fuera líder de Novedades Carminha, hoy solista y productor de este trabajo. Sin lugar a dudas, el gallego ha insuflado nuevos aires a una propuesta que ahora es más «post» que «punk», más «pop» que «noise» y más «mestiza» que «arquetípica» de un sonido compartido con otros grupos de su generación e incluso de su sello, Sonido Muchacho, la casa de formaciones tan rotundas como Carolina Durante, Mujeres o La Plata.

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Este viernes, 26 de mayo, sale su nuevo álbum, «Sheriff Playa», el cual presentarán en directo esa misma noche en Bilbao, en Santana 27. Un día más tarde, el sábado 27, la cita será en Gijón, en la sala Tizón. En ambos casos, en compañía de Laguna Goons y con el apoyo de GPS – Girando Por Salas.

Hablamos con Juan Carlos Guerrero y Jorge Zúñiga, la mitad de este trío de cuatro (completado por Sixto Martín y Carlos Jesús Salado).

https://www.youtube.com/watch?v=F4b3w7kPGLo

En un reciente post Sonido Muchacho os ha llamado «butaneros del rock»… No sé si es una manera de llamaros «Working class heroes» o algo así.

Juan Carlos: A Luis, el capo del sello, se le ocurrió pillarnos unos monos naranjas para el vídeo del nuevo single y de ahí salió la broma. No tiene ningún tipo de épica.

El nuevo single se llama «Aprende a gestionar tu fracaso con nosotros». Gran título, pero atípico a la hora de promocionar un nuevo disco, quizá, en esta época en la que todo parece que tiene que «petarlo». Estáis abiertos a enfrentaros a lo que venga, lo malo, también.

JC: Sí, es que de esos mensajes Mr. Wonderful… hay ya demasiados, ¿no? Como no vamos a cambiar el sistema ni arreglarte la vida, pues por lo menos hacértela más llevadera.

¿Y qué tal lleváis eso de la vida adulta en contraposición a la vida del artista? ¿Qué es más difícil de llevar?

Jorge: La vida adulta, claramente. Yo soy autónomo y con eso lo digo todo. La vida de artista también es jodida: meterse en una furgoneta, echar mil kilómetros… pero luego te metes en una sala y haces lo que te gusta. Si hay suerte, te ponen copas y todo. Pero bueno, por muy bien que te vaya, siempre hay algo por lo que poder quejarse.

Lo que está claro es que una hora de nuestra vida no vale 6,30… como decís en la canción.

JC: Ahí se relata un trabajo en el que estás muy puteado. Una de las premisas del disco era hablar de las dificultades a las que nos enfrentamos los jóvenes. Y la gente en general. Ojalá pudiéramos dejar nuestros trabajos de la «vida real».

El álbum habla de muchas cosas o contiene pinceladas diversas, multitud de hilos de los que podríamos tirar. Hay relatos más en primera persona, pero canciones más en plan crónica, que pueden ser un poco más extrapolables al resto o generacionales, incluso. Una frase como «cuanto peor, más real» podría ser un buen resumen.

J: Sí, bueno, para este disco no sabíamos muy bien de dónde partir. Para el primero estaba clara la idea, pero para el segundo, había más dudas. Así que nos centramos en lo que estamos viviendo ahora. En el paso del primer disco al segundo hemos metido de lleno los dos pies en la adultez, terminando la carrera, teniendo que currar, esas cosas.

JC: Las circunstancias del disco están bastante claras. El debut era un disco de juventud, de gente que se iba a hacer adulta, y con este ya estábamos en ese otro momento. Si a eso le sumas que coincidió que el mundo se fue a la mierda por culpa del covid allá por 2020, pues en ese lapso de tiempo han ocurrido muchas cosas. Ha sido una época un poco frustrante en la que las cosas no terminaban de funcionar.

J: Somos hijos de la crisis, encima. Nos prometieron el oro y el moro y nos estamos comiendo una mierda, así que, ¿de qué vamos a escribir? Pues de que todo es una mierda. Pero mira, al menos hacemos música y nos lo pasamos bien (risas).

Aquel primer disco era fruto de una banda muy joven, un disco adolescente, en ese sentido, y podemos decir que era bastante punk. Sin embargo, este, en el que el mensaje no es el más optimista del mundo, es menos «punki» que el primero, en lo que a sonido se refiere. Lo ha producido Carlangas y el resultado es más mestizo, tropical, bailable…

JC: Así es. Como dices, hicimos un disco adolescente, juvenil, pero esa fórmula ya se había agotado. Ya no escuchábamos la misma música ni queríamos repetirnos. Así que se nos ocurrió contar con él y ha sido una de las mejores decisiones. Nos ha sacado de nuestra zona de confort y nos hemos hecho amigos, así que mejor imposible.

Supongo que vería similitud entre lo que hacíais y lo que él hacía con Novedades Carminha… y pensó en llevaros a un terreno más cercano a lo que él hace ahora o hizo en la última etapa de su grupo. Hace poco reseñábamos el álbum en solitario de Carlangas y la referencia era el «Sandinista» de The Clash. Siguiendo con lo del punk, estaríais más cerca de ellos que de unos Sex Pistols al uso.

J: Salvando las distancias (risas), eh. Pero sí que tenemos querencia por las bandas capaces de hacer una discografía que no aburra. Los Clash han sido una influencia de siempre, un grupo que empezó siendo superpunk y luego hizo reggae y saxofones por todos lados y mil movidas, manteniendo su esencia. Son una referencia. Pero habría más. Como decía Carlos, la fórmula del primero ya se agotó, nosotros estábamos escuchando otro tipo de música, y este disco nos pilló escuchando a los Talking Heads, a bandas de la New Wave que se salían del tiesto del punk.

Y lo nuevo lo habéis grabado solo con, leo: “Una guitarra sin pedales, un bajo por línea, una batería sin platos y un par de teclados”.

J: Eso es. Carlangas nos ha hecho hacer más con menos. El primer disco tenía más capas de guitarras, más elementos doblados… y este es más sencillo. Se asemeja más a como sonamos en directo, que es algo que buscaba Carlangas. Cuando nos vio en directo supo por dónde había que tirar.

Sonáis muy ‘80s, en ese sentido, cuando hay muchas bandas de vuestra generación que tiran de influencias muy ‘90s.

J: Perdona que te interrumpa, lo tengo que decir: Basta ya con los 90, por favor. Que está muy bien y que nos encanta, pero que llevamos en España años y años con las mismas referencias y no paran de salir grupos haciendo la puta misma música (risas).

La Trinidad // Alba Cantero

Os estáis desmarcando, en definitiva, incluso de bandas de vuestro propio sello. Que, ojo, hemos nombrado influencias guiris, pero aquí habría mucho también de aquella música española de los 80. Una versión de «Escuela de calor» de Radio Futura os habría encajado. Sonáis actuales y jóvenes, pero también clásicos.

J: Era un poco la idea. Intentar coger ciertas referencias de ciertas bandas y hacer algo actual. Radio Futura, Golpes Bajos… Sí, es posible que pudiera tirar por ahí la cosa, aunque hemos mirado más por grupos internacionales.

«Convertidos en estatuas» podría ser una versión en castellano de The Rapture…

JC: Ja, ja, total.

J: Queríamos un disco con más silencio y, entre comillas, «simple», por alejarnos de ese «muro de sonido» que se lleva ahora, con guitarras que lo llenan todo pero no escuchas nada, baterías tochísimas y todo muy comprimido. Nos hemos cansado de eso y queríamos algo diferente. Desde que salieron Carolina Durante, que les funciona de puta madre y nos flipan, mucha gente ha intentado hacer eso. Que es normal, también.

Así que un disco con aire. Un disco orgánico. Mestizo. Bailable. Se titula con el nombre de un chiringuito de Málaga. Lo veo como otra influencia clara.

J: Somos mediterráneos, nos gusta el cachondeo y el baile, no lo podemos evitar (risas).

JC: La historia de «Sheriff Playa», aunque el título fuese lo último, realmente viene de algo que nos pasó lo primero. Y es que antes de entrar en el estudio, se vino Carlangas a nuestra casa, la que compartimos Jorge y yo, para conocernos mejor y pasar juntos unos días, que aquí se está muy bien en verano. Comimos en el chiringuito, alquilamos un hidropedal con unas cuentas latas de cerveza… y, entre que había marejada y que creemos que el hidropedal no estaba en las mejores condiciones, casi perecemos contra el espigón de enfrente. Nos llevaban las olas y el viento y tuvieron que venir a rescatarnos los que alquilaban las barcas.

J: En la canción «Sheriff Playa» decimos «hace falta raza», que es lo que nos decían los muchachos que nos rescataron. Fue enfrente del chiringuito, así que de ahí salió el nombre.

Pues del Mediterráneo al Cantábrico. ¿Cómo van a ser los conciertos de Bilbao y Gijón?

J: De puta madre, porque llevamos casi dos meses tocando todos los findes y llegamos engrasadísimos. Habrá temitas nuevos, claro.

¿Las canciones antiguas se adecúan al actual sonido de la banda?

JC: Sí, bueno, yo creo que la cosa es que las tocamos mejor. Somos más conscientes de cómo funcionan las canciones en directo. Pero casi es un concierto de dos grupos, porque las canciones nuevas suenan muy diferentes de las antiguas. Pero seguimos siendo La Trinidad y nos gusta tocar todas las canciones del setlist.

Tiempo os va a dar, el disco nuevo no dura ni media hora…

JC: Bueno, nos vamos a reservar alguna, pero tocamos más de la mitad de un disco que dura menos que un capítulo de Los Simpson (risas).

Un concierto, y una gira, con la ayuda de GPS – Girando Por Salas. ¿Cómo la valoráis?

JC: Es una ayuda esencial. Estamos viviendo una experiencia increíble que de otra forma sería muy difícil conseguir. A día de hoy girar en España es muy complicado e incluso bandas y solistas de renombre siguen cancelando fechas. Es una experiencia también tramposa, porque nos da miedo que después no podamos volver a sitios tan bonitos, o recónditos, que también merecen contar con ofertas musicales de cualquier punto de España.

Sí, porque aparte del apoyo económico, os podéis aventurar a tocar en sitios en los que puede que no contéis con un público hecho de antemano.

J: Sí, algunas son fechas que por iniciativa propia serían muy complicadas. Solo los gastos de la gasolina, las dietas, los hoteles para irte, no sé, a Galicia, pues es complicado que te salga a cuenta. Esperamos que a partir de que salga el disco se pueda hacer. A ver, a ver.

¿Qué expectativas tenéis con el álbum?

J: No tenemos unas superexpectativas, pero sí esperamos que nos ponga un poco más en el mapa. Para este verano ya es complicado, pero para el año que viene esperamos estar en más festis. Que lo escuche la gente y le guste, ya está.

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