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Música

Sting: 7.000 almas felices en Bilbao

Todo funcionó en el concierto del ex The Police en el Bilbao Arena, todo, incluso los temas nuevos. «My Songs» son muchas… y muy buenas.

Sting en Bilbao
Todo funcionó en el concierto del ex The Police en el Bilbao Arena, todo, incluso los temas nuevos. Con 71 años muy bien llevados, el elegante frontman y su extraordinaria banda deleitaron a un entregado público

Dedicado al cultivo del vino en su imponente mansión de la Toscana italiana cuando no está de gira, Sting arrancó con tal puntualidad -británica, claro- que aún había gente sentándose en las gradas del Bilbao Arena. Sonreímos al recordar que los bolos de Van Morrison comienzan así, pero el líder de The Police es un tipo mucho mas relajado.

Con 71 años que para mí los hubiera querido hace 10 -confesión: tengo 49- el icono despegó el misil en que se convertiría su concierto con «Message in a Bottle». El sexteto sonaba engrasadísimo: Tres coristas, un teclista, un batería inquietantemente parecido a Íñigo Errejón y un guitarrista solventísimo capaz de sublimar cada riff que tocaba como si fuese la primera vez que lo escuchábamos.

«Englishman In New York» y «Every Little Thing She Does is Magic» -con los coritos «ioooh ioooh» cantados por todos los presentes- subieron un peldaño más arriba un bolo que se intuía notable. «If You Love Somebody»,«If I Ever Lose My Faith In You»… Los clásicos iban cayendo y nos dábamos cuenta de la cantidad y calidad de temas que ha atesorado en estas décadas el protagonista de «Quadrophenia», lejanos ya aquellos tiempos e incluso los de su mítica banda. En el fondo, una banda reggae atravesada por trazas de punk y pop y bendecida por un baterista extraordinario capaz de cambios de ritmo inauditos.

Y en esas estábamos cuando los gritos de la señora de detrás -«¡ayyyy! ¡ayyyyy!»- nos sacaron del plácido letargo: Pensábamos que sufría un ictus, pero era que había reconocido su canción favorita –«Fields Of Gold»– en los primeros compases. Todo funcionaba, todo, incluso los temas nuevos –«Brand New Day», con ecos Motown, ¡buenísima!- inyectaban gasolina a un motor ya revolucionado.

En plena forma // BI FM

Así, un himno tras otro, como «Mad About You» o la un punto soul «Shape Of My Heart»-en cuyo final el líder miró elegantísimamente el set list del suelo para ver cuál era la siguiente y nos dimos cuenta de que todo estaba guionizado: «I Love Bilbao», exclamó, para llevarnos en volandas a la insuperable traca final-.

«Walking on the Moon», «So Lonely» (aquí levantamos la mirada y vimos a gente bailando brazos en alto en las últimas filas de los anillos superiores -calculen: a 100 metros, mínimo-), «King Of Pain» -a medias con su hijo, Joe Sumner, que ejerció de telonero- y la eterna y hoy imposible de publicar «Every Breath You Take».

Miribilla, el «barrio rojo» de Bilbao // BI FM

Saludó toda la banda con la cabeza -hay edades en las que no hay por qué doblar el espinazo- y desapareció en la oscuridad del backstage.

Llegaron los solicitadísimos bises con «Roxanne» y unos graves que arrancaban el techo de un Miribilla luciferino convertido por la iluminación en el Barrio Rojo de Ámsterdam -recuerden: «Roxanne» habla de prostitución- y, con fragilidad, una balada tocada por Sting ya en solitario que recogió sonriendo con falsa humildad la enorme ovación final. Pero es que la gira se llama «My Songs». A eso íbamos.

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