Hablamos con la cantautora madrileña antes de su paso por Donostia y Pamplona gracias al ciclo GPS – Girando Por Salas, donde estará este fin de semana. Con nuevos temas y un tercer álbum en el horizonte, charlamos sobre festivales, poesía, evolucionar y adaptarse. Ojo, que viene con ganas «pasarlo bien»
Tras un debut esperanzador, «Año X» (2016), tardó todo un lustro en poder publicar la reválida, debido a «problemas con la discográfica». El pasado año por fin salía «La Costa de los Mosquitos», trabajo con el que ha logrado éxitos como «Coyotes», canción de la cabecera de la serie de Movistar+ «El Embarcadero», si bien «Thelma & Louise», tema que forma parte de la banda sonora de «Sky Rojo», la exitosa serie de Netflix, ya estaba presente en el primero.
Conocidas son también sus colaboraciones con La Pegatina o Tu Otra Bonita, sin olvidar su participación en «Ni tan joven ni tan viejo» (2019), el tributo a Sabina en el que se codeaba con Fito, Rozalén, Macaco, Coque Malla o Zahara y donde entregaba una versión llamada «19 días y 500 noches después» en la que daba respuesta a la canción original de una forma muy original.
Ahora, tras su primer verano de festivales, encara la recta final de 2022 con nuevas canciones que formarán parte de su tercer álbum y con una agenda de conciertos en salas que incluyen media docena de citas englobadas en el ciclo #GPS12 de Girando Por Salas.
- Relacionado: Nueva convocatoria de Girando Por Salas: #GPS13
Hablamos de todo con ella, con Travis Birds.
Hace ya unos añitos, te autodefinías como «Una mezcla entre un niño, un señor muy serio, una tarada y un escarabajo común». ¿Lo mantienes?
No es la respuesta que daría a día de hoy, creo que esa definición la hice la primera vez que me preguntaron quién era Travis Birds. Lo que quería decir es que soy una mezcla de muchas cosas que vienen de sitios muy diversos. Hay maneras de interpretarlo y en puntos se mantiene, pero hoy no lo diría así, ja, ja.
Los artistas siempre tratáis de evolucionar, supongo que hay nuevas características, cualidades, aptitudes y actitudes que añadir a tu discurso.
El tema de la evolución creo que lo buscamos todos, incluso a nivel personal. Es una búsqueda constante de cosas que te enriquecen que, en mi caso, también se reflejan en lo artístico.
Entre la Travis Birds del disco de debut, “Año X”, y la de “A veces sueño”, tu nuevo single, ha habido un disco como “La costa de los mosquitos” y hasta una pandemia que paró el mundo. ¿Cómo has vivido estos últimos dos años?
La pandemia, un poco como todos, adaptándome, aunque no la he vivido de una forma excesivamente traumática. Yo la he aprovechado para hacer cosas, conocerme yo a mí misma y avanzar en lo siguiente que iba a publicar, porque se paró la publicación del segundo álbum, que ya venía parada por problemas que tuve con la discográfica. He intentado aprovechar el tiempo, componer y planificar próximos pasos. Se va a notar en el próximo trabajo, que va a ser bastante diferente de los dos primeros.
La nombrada “A veces sueño” y “Cada minuto”, tus dos últimos sencillos, supongo que estarán en ese tercer álbum… ¿qué podemos saber de él?
Pues va a ser heterogéneo, pero sí que notaréis que es más rítmico y más luminoso. «La costa de los mosquitos» era más oscuro, más opaco, y, aunque he disfrutado mucho de esta última etapa, el disco requiere de una emoción concreta que no siempre apetece interpretarla en directo. Ahora he enfocado la música más a los conciertos, creo que las canciones serán más agradecidas con el directo. También estoy en otro momento, tengo otra energía vital, y me apetece divertirme, pasarlo bien.
Vienes de colaborar con La Pegatina o en el reciente Rototom Sunsplash con la Balkan Paradise Orchestra… ¿Va a ser un disco festivo?
Tampoco diría que festivo. Todas las experiencias que uno tiene van aportando y te van haciendo conocerte de otra manera, pero sobre todo ha coincidido con otro momento vital y con las conexiones que he tenido con el público y con las cosas que me han ido apeteciendo hacer. Estaba buscando otro espíritu y creo que lo he encontrado. No es festivo, porque no creo que yo consiga ser festiva nunca, ja, ja.
¿Cuándo saldrá el LP? Tenemos dos adelantos… supongo que habrá alguno más… pero, ¿nos vamos a 2023?
Sí, espero que salga en el primer trimestre del año que viene. En breve saldrá un tercer single, que tengo muchísimas ganas.
Hay quien te conoce por tus versiones de Sabina o por tus colaboraciones (La Pegatina, Tu Otra Bonita). Sin embargo, creo que ya tienes lo más difícil de conseguir en el mundo artístico, que es un discurso propio. Una personalidad que hace plenamente reconocible tu música.
Yo soy muy mía para todo en general, con lo bueno y con lo malo que eso conlleva, y sí que espero que haya ese punto reconocible en todo lo que haga, aunque sea una mezcla de cosas muy distintas. Esa heterogeneidad es parte de la personalidad de mi proyecto. Me alegra que se haga reconocible.
Supongo que no hay nada como mezclarse con otra gente, visitar otro ambientes, para empaparse de cosas diferentes. Decía que acabamos de verte en el Rototom, que no deja de ser un festival de reggae. Momentazo del verano, ¿no? ¿Qué suponen para ti los festivales y encontrarte con otros artistas?
Ha sido uno de los momentazos del verano, sin duda. Yo soy muy fan de las Balkan, me encantaría ser una de ellas, ja, ja. La oportunidad que me han dado de estar allí con ellas para mí supuso todo un reto y reconozco que me generó muchísimos nervios. Fue una de esas cosas que al día siguiente notas que te han cambiado, que te han abierto una puerta, que te han dado una seguridad para otras cosas. Estar en un festival reggae, aunque sea colaborando, para mí es un regalo indescriptible, a pesar de la tensión que tuve para enfrentarlo. Es mi primer año de festivales, en cualquier caso.
Los festivales, como concepto, son bastante diferentes a los conciertos en salas o teatros…
Sí, creo que dan para escribir un libro, ja, ja. Al nivel que yo estoy, que empieza a haber la responsabilidad de un directo más trabajado para enfrentarte a un espacio grande, pero, al mismo tiempo, sin ser un proyecto que disponga de grandes medios, hace que estemos ahí buscando el equilibrio. Ha habido momentos buenos y malos, de frustración y de disfrute máximo y, sobre todo, de aprendizaje. Veníamos de una gira de teatros, habitat natural del último disco, así que ha habido que reenfocarlo para probarlo en otro contexto. Salirte de la zona que conoces siempre trae cosas buenas. El de Pirineos Sur fue el mejor concierto de mi vida.
En un teatro la experiencia es la música, mientras que en un festival la experiencia va más allá, hay otros estímulos, digamos. Son poco dados a los tiempos relajados, a la música delicada, a la poesía. ¿Qué importancia tiene para ti lo poético? La versión de “19 días y 500 noches” se abría con un poema recitado por Benjamín Prado… pero es que muchas de tus letras podrían recitarse, sin música. Llevan la musicalidad ya incorporada. ¿Cómo compones? ¿Son poemas después arropados por instrumentos?
Qué bonito que digas eso. La verdad es que compongo de manera muy paralela, letra y música se alimentan la una a la otra, aunque tengo alguna canción que sí que ha podido partir de un poema previo. Lo que he pensado con los festivales, en lugar de decir ‘no son mi sitio’, ha sido transformar mi música, adaptarla y aunar ambos mundos. Poco a poco voy viendo cómo conseguirlo.
Has tomado buena nota de lo que has visto. ¿Eres muy observadora? Me gusta mucho cuando te pones en plan cronista, como en la canción «Eduardo», que es todo un relato.
Mucho, muchísimo, soy muy abstraída y estoy siempre flipando con todo, ja, ja. Me gusta sacar lecturas de las cosas, a veces demasiado, porque me estoy volviendo un poco loca, creo, ja, ja, pero sí, sin duda es para mí muy inspirador. Tengo la suerte de ser muy imaginativa y de pequeñas cosas hago mis propias películas, que pueden jugar en mi contra y darme disgustos, sobre todo en lo personal, ja, ja, pero también me dan canciones.
Otra de las notas positivas de este año ha sido tu selección dentro de Girando Por Salas (GPS). Tienes media docena de conciertos con el ciclo, ¿cómo lo valoras?
Te da la posibilidad de ir a sitios donde a lo mejor has hecho menos trabajo de campo y es más arriesgado ir a una sala porque no sabes cómo va a salir. Esta ayuda sirve de respaldo, porque si no va bien, que a veces pasa, pues lo tienes cubierto. Además, te permite ir con toda la banda, que no siempre puedes, y a mí me encanta llevarlos a todos.
Las dos primeras citas son por aquí arriba, en Donostia (17 de septiembre, DOKA) y en Pamplona (viernes 16, Rockollection).
¡Sí! En Donosti y en Pamplona no hemos estado nunca y estoy muy emocionada. Euskadi es mi sitio en el mundo, ja, ja, si no me dedicara a la música, porque es más complicado moverse desde allí, creo que viviría en Euskadi. Tengo muchas ganas de ir.
¿Cómo van a ser esos conciertos?
Llevamos el repertorio que hemos estado trabajando en los festivales, que mezcla temas de «La Costa de los Mosquitos» con temas del primero, «Año X». Creo que ha quedado muy equilibrado y es bastante divertido.
¿Y los temas nuevos?
Todavía no los voy a llevar. Me encantaría, porque ahora es cuando estás más conectada con lo que acabas de componer, pero quiero reservarlos. Los dos singles publicados sí que los tocamos, eh.
Tengo apuntado concierto GPS en Sevilla el 26 de noviembre… y no sé qué pasará más allá de esa fecha.
Vamos a ir publicando adelantos… y aún tengo que terminar el disco, que aún hay que finiquitarlo. Habrá algún concierto más antes del disco nuevo.
Nos podremos enterar vía redes. Eres bastante activa en Instagram.
¡Mmm! Tengo una relación de amor-odio con las redes, aunque Instagram sí que lo tengo bastante actualizado. Me dicen que lo llevo bastante bien, yo creo que mi trabajo ahí es nefasto, ja, ja, pero parece que no está mal.