Las películas del mes: Por un lado, el biopic de Ben Affleck sobre Michael Jordan y su increíble y revolucionaria asociación con la firma deportiva Nike y, por otro, en plataformas, «El gran Maurice»
En el 84, Nike contrató a un chaval que despuntaba. Era Michael Jordan. Ya. Lo sé, lo sé. A mí me pasaba igual. Una película que va de cómo una marca de zapatillas ficha a un deportista de élite me resultaba igual de atractiva que abrazar un cactus en una playa nudista. Pero, entonces, lo leí: «Dirigida por Ben Affleck«. Inmediatamente, pensé: «Hay que verla».
Como Eastwood, puede que Affleck sea un actor justito, pero es un director notable. Nadie que no lo tenga muy claro podría debutar con un film tan difícil como «Adiós pequeña, adiós», seguir con «Ciudad de ladrones» y «Argo» y aterrizar de pie.
Affleck sabe construir muy bien sus historias, rueda de cine (sí, era un chiste) y se apoya en unos castings de escándalo. Esta no es una excepción. El personaje de Matt Damon, un cincuentón con ligero sobrepeso que no ha hecho deporte en su vida y tiene que vender que sus deportivas son las mejores, funciona por el contrapunto que ofrece una Viola Davis superlativa, correosa e inflexible, que ejerce de madre del deportista que vigila no ser estafada, a modo de conciencia siempre fuera de foco.
«Air» es, digámoslo ya, un misil. Cine comercial de primera subrayado por una banda sonora efervescente y por una nostalgia perfecta en nuestro recuerdo que nos recuerda lo felices que éramos en los 80. La nostalgia es lo que tiene. No huele, no mancha.
Pero el gran mérito de «Air» es que, partiendo de una anécdota, es capaz de construir un filme de ecos clásicos que nos habla de valores, de trascender, del peso de la fama y qué hacer «cuando hay que bajar de esa montaña», del hecho de que el dinero sea solo papel cuando se gana a toneladas y de ser el primero en distinguir entre la masa al auténtico genio.
«Air» nos retrata porque habla de la vida a través de unas zapatillas. Cuando ayer salí del cine, pensé: «Qué cabrón Affleck, me la ha vuelto a hacer».
Y EN PLATAFORMAS…
Pasó de puntillas por cines, pero ahora que Jon Rahm acaba de ganar la chaqueta verde (de moda, ni idea, pero debe ser importantísimo) es un momento ideal para recuperar «Phantom Of The Open» -aquí traducida como «El gran Maurice»-, la historia real de un tipo (Maurice Flitcroft) que participó varias veces en el Abierto Británico de Golf… cambiando cada año de pasaporte y sin haber tocado un palo de golf en la vida.
Tierna, divertida y con el inmenso Mark Rylance en estado de gracia.
