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Ocio y cultura

Desmadre a la americana: 40 años sin John Belushi

La película más vista, el programa de TV Nº1 y la banda más cool del momento eran suyas. Todo salió bien. Demasiado bien.

John Belushi
A finales de los 70 contaba con la película más vista, el programa número uno en televisión y la banda más cool del momento, pero una vida sin frenos provocó que su corazón dijera basta, tal día como hoy, hace cuatro décadas. Eso sí, su leyenda sigue viva

El 5 de marzo de 1982 la vida de John Belushi fundía a negro. Compañero de farras de Carrie Fisher y Keith Richards, el cómico llevaba meses tratando de cerrar un trato cinematográfico en una ciudad, Los Ángeles, en la que si eliges vivir de noche vas a ser masticado y escupido por una montaña rusa de clubes, chulos, alcohol, cocaína y falso glamour. John se pasó de frenada. Siempre lo iba a dejar la semana siguiente. Y una mañana no hubo más semanas. Tenía 33 años.

Hijo de inmigrantes, de familia hostelera, aburrido por «la típica vida de adolescente de pueblecito en las afueras», Belushi se acercó a la ciudad del blues, Chicago. Escondido desde niño tras disfraces e imitador consumado, su carácter pasaba de la fragilidad a la arrogancia en un parpadeo. Se sentía un genio tanto como un fraude.

Fichado por Second City, algo parecido al Pabellón 6 bilbaíno (barremos para casa, sí) sintió como una amenaza la presencia de un tal Chevy Chase, con el que competía en filo, ego y aspiraciones. Sus desencuentros llegaron casi a las manos al año siguiente en un «Saturday Night Live» que ellos construyeron en el 76 y que aún permanece en pie tras 45 años en antena. Pero Belushi tenía un plan B: un papel secundario en la comedia de la década, «Desmadre a la americana» -su éxito fue tal que salvó de la quiebra a Universal-, y formar una banda de blues en unos años en los que solo sonaban los Bee Gees.

Todo salió bien. Demasiado, incluso. En el 78, John tenía la película más vista de la cartelera, el programa número uno en televisión y la banda más cool en décadas: The Blues Brothers. Su fama era tal que usaba los coches patrulla de Chicago como taxis y, en una ocasión, entró en casa de una espectadora, se hizo un sándwich y se quedó dormido en el sofá. «Era, literalmente, el vecino de al lado», diría su amigo John Landis.

Pero para aguantar ese ritmo había que hacer trampas. Viajes interminables de costa a costa, fracasos con Steven Spielberg («1941») fracasos con su amigo y socio Dan Aykroyd («Mis locos vecinos») y la sensación de que se había pasado su momento: Demasiado grande para televisión, pero con un único éxito en cine.

Empeñado en vender un guion a Universal, Belushi se encierra en el mítico Chateau Marmond angelino, hotel en el que James Dean, Judy Garland o Terry Richardson habían pernoctado. Las noches se hacen días en un bucle infinito de alcohol, cocaína y heroína, acompañado por un Robert de Niro que vive dos habitaciones más allá y acaba de ganar el Óscar por «Toro salvaje». Pero el 5 de marzo algo sale mal. John no contesta a las llamadas de recepción. Su corazón ha dicho basta. Es un abrupto fin de fiesta y el comienzo de un mito del que aún se habla cuatro décadas después.

Tal es el impacto en la cultura yanqui, que Bob Woodward, uno de los periodistas que destapó el «Watergate», le dedica un libro en 1984: el polémico, magnético y agotador «Como una moto», una crónica de 500 páginas que se sumerge en fiestas salvajes, semanas sin dormir y visitas a la mansión Playboy en una autopista que viaja inexorable al infierno y en la que el cómico no deja ni un minuto de pisar el acelerador.

«Como una moto», la biografía de John Belushi // Libros del Kultrum

En nuestro país se editó hace 13 años, está descatalogado y se piden cantidades delirantes en Internet por esa primera edición (que por cierto, tenemos). Pero hay novedades: Libros del Kultrum ha reeditado hace un mes las andanzas de Belushi retratadas por Woodward, autor cuya última obra, por cierto, pone el foco en otro cómico cimentado en el exceso: Donald Trump.

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