Van a coincidir en cartelera (una está estrenada y otra lo hace este viernes) dos cintas con protagonistas femeninas poderosas, fuera de estereotipos y que se disparan en tres dimensiones.
Van a coincidir en cartelera (una está estrenada y otra lo hace este viernes) dos películas con protagonistas femeninas poderosas, fuera de estereotipos y que se disparan en tres dimensiones.
Una no puede ser más local («Ilargi guztiak» -estrenada el pasado viernes en FANT 2021-), otra acaba de ganar el Óscar a mejor guion original («Una joven prometedora»), y ambas demuestran que un cierto compromiso no tiene por qué estar reñido con entretener y estimular las neuronas del espectador. A estas alturas, nos preguntamos si algo está cambiando definitivamente. Sería bonito.
UNA JOVEN PROMETEDORA: ESPERANDO EL MOMENTO
Minuto cinco. La joven que parecía estar borracha se serena milagrosamente y planta cara al baboso de turno. ¿Qué está pasando? ¿Qué estoy viendo? La forma ideal de acercarse a «Una joven prometedora» es no saber absolutamente nada de ella, lo cual, a estas alturas, es casi imposible. Un film feminista, con aspectos discutibles (y así debe ser), pero que no pretende adoctrinar y logra mostrar uno de los mejores «puzzles» de la temporada.
Una película con una Carey Mulligan memorable -del olfato de esta actriz para los papeles hablaremos otro día- que no solo no se esconde al encarar su recta final, sino que acelera frontalmente hasta su desenlace apisonador.
Nada en su vida es lo que parece // Focus Features
Salimos del cine pensando que habíamos visto un futuro título de culto, pero el paso de las semanas nos ha hecho reubicarla: es mucho más. Quizá no sea tan rotunda como parece en un primer visionado, pero la suma de sus partes termina regalando un peliculón redondo, violento y, de modo perverso y por momentos, también divertido.
Sin duda, una de las películas del año.
ILARGI GUZTIAK: DÉJAME ENTRAR
«Errementari», «Ane», «Akelarre», «El hoyo»… igual es casualidad, pero parece que el cine vasco está atravesando un momento dulce. Esta situación se sostiene viendo «Ilargi guztiak. Todas las lunas», un cuento atávico situado en Navarra a finales del XIX, tras las guerras carlistas (época en la que, por cierto, también transcurría parte de «Handia»).
Una niña y una joven presiden alucinantes paisajes, siempre protegidas por la luna y evitando entrar en contacto con pueblos o lugareños. Todo cambia cuando una de ellas es atrapada por el cepo de un baserritarra.
Sostenida por un reparto sobre el que se podría edificar una catedral (Itziar ituño, popular por «La casa de papel», los infalibles Zorion Eguileor y Josean Bengoetxea, además de la debutante Haizea Carneros) «Ilargi guztiak» remite a clásicos de la talla de «Déjame entrar», «Entrevista con el vampiro» o hasta «Frankenstein» (esa relación entre la niña y el baserritarra) pero sin desmerecer a ninguno de ellos. Si miramos presupuestos y lo que cualquier esfuerzo cultural supuso el pasado año, es un orgullo tener un cine capaz de obtener logros así.
