Llega la Semana Santa y la cartelera de abril no parece que vaya a servirnos para aliviar las penas. Al menos, sí ofrece algunos títulos cuya calidad nos hará mantener la fe. Los repasamos
Si la declaración de la renta le da a pagar, le ha tocado mesa electoral y no sale en Semana Santa, le aclaramos que la cartelera de abril tampoco es que le vaya a quitar muchas penas… También es verdad que eso no le obliga a un suicidio audiovisual como “Dumbo” (el remake) o “Cementerio de animales” (el remake), puesto que tiene en cartel varias ‘islas’ que no debería dejar de visitar y cuya calidad le hará mantener la fe incluso en Semana Santa.
“Mula”, el último Eastwood (quiza literalmente), es cálida en su sequedad y nos permite reencontrarnos con su personaje de siempre: mitad héroe-mitad tirano y con tendencia a la sana autoparodia. Recomendable, claro. “Nosotros” no deja de ser otra mirada a “La invasión de los ladrones de cuerpos”, pero su hora central es tan hipnótica que se le perdona el resto de pecados. Y, si no son de Eastwood ni de terror (dos extremos que se tocan), aún pueden recuperar esa operación a corazón abierto que es el “Dolor y gloria” de Almodóvar; si me lo permiten, algo disipada al querer contarlo todo, pero con un Asier Etxeandia antológico.
Pero la vida no es mirar atrás (eso sería un flashback), sino adelante. Y esta semana hemos visto una dramedia francesa recién estrenada llamada «Las invisibles«. El cine, básicamente, va de que a uno le entretengan (lo decía Wilder: «No aburrirás»), así que, en ese aspecto, la película cumple su cometido. Varias trabajadoras sociales francesas ocupan una casa para organizar charlas y cursos para facilitar la integración de un grupito de mujeres cercanas a los cincuenta. Las señoras, además, son tan adorables que te las llevarías a casa.
Así que ya tenemos una comedia grata, feminista, integradora y para mayorías. Todo bien, ¿no? Pues no, porque la dulcificación de la realidad siempre conlleva riesgos. Ni los servicios sociales son tan simples, ni los/as demandantes tan encantadores/as -aquí, habrá quien me diga, con razón, que si quiero realidad vea documentales y no ficciones-, y salgo de la sala con la misma sensación que me invadió en “Full Monty”: “Bah, el paro tampoco está tan mal». Por eso aclaramos: el film funciona como vehículo amable y sin aristas. Si quiere profundizar, sugerimos Ken Loach (sí, nos pasa como a Clint: cuanto más mayores, más vinagres).
Y EN FORMATO DOMÉSTICO: «MI OBRA MAESTRA»
En formato doméstico -DVD, Bluray y demás soportes e ingenios digitales-, aparece ahora lo último de uno de los co-directores de «El ciudadano ilustre», Gastón Duprat. Es “Mi obra maestra«, con Guillermo Francella y Raúl Arévalo (casi nada), y es una comedia que pone en práctica un pensamiento que nos ha invadido a muchos: si la obra de un pintor vale más cuando está finado, matémosle cuanto antes. Un film sarcástico, divertido y profundamente humanista. Para entendernos, una película argentina. Que la disfruten. Feliz Semana Santa, ya sea en un bando… o en el otro.