La última cinta de Agustín Díaz Yanes (basada en un relato de Pérez-Reverte) ha sufrido la cólera de la crítica y el ninguneo del público. Una vez vista, la pregunta es… ¿por qué?
En aquella España miserable, en la que, si te quedabas, morías de cólera y, si te ibas, te convertían en brochetas en el Amazonas (hablamos de hace 400 años, ahora la cosa está mucho mejor -con tanto vegano ya no hay brochetas-), un grupo de cuarenta hombres parte de Sevilla con la insensata intención de expoliar el oro de las junglas latinoamericanas. Unidos, podemos. Pero, ya saben lo que pasa con ese metal. Al final, como en «Los inmortales» (aquella con música de Queen), solo puede quedar uno, y aquí las grescas, al contrario que con Marhuenda, sí pasan a mayores y te dan garrote o acero antes de que digas Hernán Cortés.
Rodada en Canarias y basada en un descreído relato de Pérez-Reverte, la última película de Agustín Díaz Yanes («Tano» para los amigos) ha sufrido la cólera de la crítica y el ninguneo del público. Y, una vez vista, la pregunta es… ¿por qué?
Bien rodada (recuerden que Tano realizó casi hace una década «Alatriste», así que, de cine, algo sabe), estupenda a nivel industrial (hay pasta de Atresmedia, lo cual se hace patente) y más que notable actoralmente hablando (Bárbara Lennie, Óscar Jaenada, Raúl Arévalo y Juan Diego están soberbios), «Oro» no ha encontrado su público.
¿Es cuestión de publicidad? Quizá, viendo cómo una tontería del calibre de «El secreto de Marrowbone» ha funcionado estupendamente tras meses de bombardeo mediático en Telecinco. ¿Es porque el tema ya no engancha? La media de edad, en mi pase, era de 60 años, así que puede ser, también. O, además de una suma de todo ello, ¿somos ya un público demasiado cómodo y acrítico para un film tan feroz, correoso, cínico y afilado?
Quiero pensar que por ahí van los tiros, visto que ya no hay sesión en la que no suene un móvil… y el idiota de turno, conteste. Ese es el nivel, amigo lector, y no me quiero poner perezrevertiano; así que de la educación en cines y teatros, hablamos otro día.
Si, cuando lea esto, «Oro» permanece aún en cartel (cosa que dudo porque llega Navidad), sacúdase prejuicios y acérquese al cine. Detrás de la primera capa de sangre hay un interesantísimo estudio sobre el comportamiento humano, la codicia y el honor. Palabra de Reyes Católicos.
Ya saben que en BI FM, además de dejar que escriba cualquiera (tenso silencio), permiten recomendar brevemente una novedad en DVD y/o Blu-ray tras la reseña cinematográfica.
Pues bien, dado que hace unos meses la estupenda «El hijo de Jean» pasó demasiado discretamente por salas, vista su calidad, es hora de reivindicarla. Una joyita amena, cálida y cercana, sobre la búsqueda de las raíces y la identidad y la enorme mentira que muchas veces suele ser todo ello.
Con su aparición en formato doméstico tienen una segunda oportunidad de disfrutar de una de las películas que más nos ha gustado este año. Muy pequeña, sí, pero rellena de cosas interesantes. Buena caza. Abrazos y nos vemos en un mes, si lo consideran oportuno.