Arrancamos una serie de críticas teatrales especiales con las que repasaremos la cartelera teatral de la inminente Semana Grande de Bilbao. El primer título elegido es el incisivo montaje de la compañía vizcaína La Pacheca Collective, mitad comedia mitad drama, que estará en cartel en el Campos sólo del 19 al 23 de agosto
Para Billy Wilder, lo único fundamental era «no aburrir» al público. Y yo creo que si, además de entretener a la platea, eres capaz de que tu espectáculo sea formativo e invite a la reflexión, entonces ya poco más se te puede pedir. Esos tres logros (entretener, informar y hacer pensar) es lo que siempre consigue el tándem formado por la actriz y directora Bea Insa y el dramaturgo Ángel Mirou o, lo que es lo mismo, la compañía de teatro vizcaína La Pacheca Collective.
Desde su fundación en 2017, han demostrado que su peculiar (e incisiva) mirada artística puede fijarse lo mismo en la industria farmacéutica («Paradigma») que en las tramas de bebés robados («Camiselle») o en la represión franquista, que se cebó especialmente con las mujeres («Contado por ellas»). Lo que es invariable es su capacidad para, como decíamos, divertir, formar y, por qué no, vapulear un poco al público. Todo, gracias a un teatro crítico pero que, a la vez, apuesta siempre por el humor (por muy negro o ácido que este tenga que ser).
Para esta Aste Nagusia, van a llevar su nueva obra, «Tarán-tran-Transición» (estrenada el pasado marzo), a las tablas de la Sala Cúpula del Teatro Campos, donde estará en cartel sólo del 19 al 23 de agosto (entradas: 14 € + gastos).
En esta ocasión, los dardos de La Pacheca Collective caen sobre el periodo de supuesto consenso que fue la Transición política española (los años entre la muerte de Franco y el Golpe de Estado de 1981). Y, como el propio título da a entender, la revisión que la obra plantea no pretende ajustarse a la ‘versión oficial’ que nos han vendido. Porque, ¿de verdad fueron tan ejemplares aquellos años? ¿O quizá se cerró en falso una Dictadura cuyos mimbres siguen hoy en día vivox (ooops, disculpen la errata)? Eso es lo que Insa y Mirou ponen sobre la mesa en esta muy ágil sátira política, que arranca como un delirante programa de La Clave en el que un trasunto del recientemente fallecido José Luis Balbín va enumerando los ‘fiascos de la Transición’.
Para cada uno de ellos, «Tarán-tran-Transición» adopta un lenguaje teatral distinto. Hay stand up comedy para el ‘fiasco’ del Rey emérito -no, querido Antonio Banderas, la monarquía no fue votada entonces, fue impuesta por Franco-; hay teatro de sombras para hablar de los Pactos de la Moncloa; edición de vídeo en directo y teatro de objetos para recordar la masacre de marzo del 76 en Gasteiz… Todos esos cambios consiguen dos objetivos: que la función no caiga en lo solemne y mantenga siempre un ritmo dinámico y un tono fresco, y que los episodios que son irremediablemente trágicos se hagan menos duros de recordar. Porque en el resto de casos, desde luego, es el humor lo que prima. Básicamente porque muchos de esos ‘fiascos’ fueron realmente ridículos o, cuando menos, esperpénticos.
La absoluta protagonista de la función es Bea Insa que, como es ya marca de la casa, vuelve a desdoblarse en mil y un personajes (sí, ella misma es también ese loco Balbín ‘maestro de ceremonias’). La versátil actriz vuelve a dar, en «Tarán-tran-Transición», un magistral recital de recursos interpretativos, saltando de un género a otro de forma natural durante la hora que dura el montaje. Le acompaña la música y la ambientación sonora en vivo del violonchelo de Ana Ispizua, y el apoyo del propio Mirou (cocreador y codirector del show junto a Insa) en varias tareas en escena.
Por lo diverso de los pasajes incluidos en la obra, a cada espectador habrá algunos que le interesaren, le funcionen, le diviertan y le emocionen más y otros que menos, pero es innegable que el viaje emocional por el que nos lleva «Tarán-tran-Transición» está conseguido y funciona. Y queda inteligentemente rematado cuando Insa se sale de los personajes para hacer de un trasunto de sí misma, llevando todo este periodo histórico (que, recordemos, no se estudia en los colegios) a lo personal.
Porque, sí, todo lo que se cuenta en «Tarán-tran-Transición» es real, ocurrió: lo ridículo, lo casposo, lo trágico… Y todos los personajes que aparecen existieron o existen aún (salvo, obviamente, esa camarera del Congreso de los Diputados que brega con las -muy castizas- comandas de los golpistas del 23-F; aunque su abundante consumo de alcohol aquella noche sí está documentado). Y por supuesto es real esa Yolanda González, líder estudiantil bilbaína de 19 años asesinada por una extrema derecha con vínculos con la Policía Nacional que, en el propio Bilbao, ya casi nadie recuerda. ¿Te suena el nombre? Si tienes menos de 35 seguro que no. Aunque la mataron a tiros en 1980, hasta 36 años después (en 2016) el Ayuntamiento de Bilbao no le rindió homenaje. Lo hizo dedicándole una raquítica plazoletilla en Zorrotzaurre (lo que nos da la medida de todo lo que queda por revisar de aquella ¿modélica? Transición).
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Así las cosas, como verdadero homenaje a Yolanda y a tantos/as otros/as, yo me quedo con esta muy necesaria «Tarán-tran-Transición» de La Pacheca Collective.