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Ocio y cultura

“Veneciafrenia” y “X”: Puñales por la espalda (Las películas de abril)

La de de la Iglesia llega tarde (¿y mal?), pero somos fans irredentos. La de Ti West bebe del terror clásico, pero tiene sustos que…

Escena de "X" // eOne Films
La de Álex de la Iglesia llega tarde y (se dice que) mal, pero somos fans irredentos. La de Ti West bebe de los clásicos del cine de terror, con sus costuras a la vista, pero también con un clima enfermizo y supurante (y un par de sustos que no ves venir) que hace que llegue a buen puerto

Dos películas con asesino dentro van a coincidir en cartel: La inminente «Veneciafrenia» de Álex de la Iglesia (aún no entendemos por qué Sony ha esperado 6 meses desde su estreno en Sitges) y lo nuevo de Ti West, «X», un homenaje nada disimulado a «La matanza de Texas» y el cine de los 70.

Iremos de cabeza a ver la del bilbaíno por hacer patria y porque somos fans irredentos, pese a que gente que la vio en el festival costero nos ha dicho que se hunde al final.

Siendo Venecia, ¿qué otra cosa podía pasar?

También llegará a principios de mayo la fiesta del cine (atenta la tropa: Todo lo comentado aquí, y más, por 3,5 euros) y el imprescindible FANT bilbaíno, pero mejor nos centramos en «X», que ya saben que quien mucho mata, poco aprieta.

Tejas, 1979. Una granja en medio de la nada, un grupete de jovenzuelos que quieren trascender el porno y hacer arte (muy «Tras la puerta verde», sí) y una pareja de abueletes siniestros con dos vicios: Dar de comer a las palomas y apuñalar.

West es perro viejo. Con estos mimbres y robando a los mejores (ese montaje a lo «Easy Rider») escribe, produce y edita como un Roger Corman milenial, usando el sonido antológicamente (ecos de «La semilla del diablo») y camuflando una serie B de presupuesto exiguo por una película que parece que cueste el cuádruple. Si a esto le sumamos el protagonismo de Mia Goth («Suspiria»), una actriz de sensualidad hipnótica pero altamente perturbadora, este cruce de caminos sanguinolento y oxidado no engaña ni un minuto y llega a puerto con orgullo y las velas desplegadas. Su clima enfermizo y supurante y un par de sustos de los que no ves venir (parada cardiorrespiratoria) hacen el resto.

Quizá el único pecado de West sea que no quiere (o no sabe) sacudirse esa incómoda sombra de mediocridad que reina en un subgénero que parece arrastrar al fango del lugar común a todo cineasta que trata de invocar a los «clásicos».

Cartel de la película «X» (2022) // eOne Films

Claro que estamos como para quejarnos de un film que durante hora y media nos hace olvidar a Putin, Iberdrola, la gasolina, el covid y Piqué.

Pues eso.

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