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Entrevistas

Lisabö: «Hay música buena y música mala y el estilo es lo de menos»

Entrevista a Jabi Manterola, cantante de la banda irundarra, a unos días vista de su participación en MAZ Basauri 2024.

Lisabö // Rafa Rodrigo
Entrevista a Jabi Manterola, cantante de la banda irundarra, a unos días vista de su participación en MAZ Basauri 2024

Este próximo sábado, 9 de noviembre, podremos volver a disfrutar del apabullante directo de una de las bandas más importantes y especiales de Euskal Herria: Lisabö. Los de Irún retornarán a MAZ Basauri para presentar los temas de su último trabajo hasta el momento, «Lorategi izoztuan hezur huts bilakatu arte» (Bidehuts, 2023), un disco en el que, de nuevo, han dado en el clavo y detrás del cual hay una intensa labor de experimentación para conseguir ese sonido único e inconfundible, que ya se ha convertido en un sello de identidad –y de calidad- de la banda vasca.

Hablamos con Jabi Manterola (guitarra y voz), en representación del sexteto completado por Karlos Osinaga, Sergio González, Eneko Aranzasti, Borja Toval y Xabi Zabala.

Para comenzar, ¿este año no tendréis ninguna sorpresa preparada para el 1 de diciembre (aniversario del fallecimiento de Mikel Laboa)?

(Risas) ¡Qué va! Es una fecha muy simbólica para nosotros y para mucha gente, por lo que representa, y por eso, cuando tenemos algo interesante que ofrecer, intentamos hacerlo ese día. Pero este año no ha habido ni tiempo para hacer nada nuevo.

De todas formas, no sois un grupo que marquéis unos tiempos concretos a la hora de publicar, sino que, en ese sentido, os auto imponéis una libertad absoluta ¿no?

Lo que más influye en todo esto es que, como mucha gente que no vive de esto, nosotros también tenemos que trabajar y tenemos familia; así que hay que compaginarlo todo y cuadrar las vidas de seis personas, algo que es muy complicado. A veces puede parecer que todo lo que hacemos está muy calculado, pero no hay nada premeditado. A veces, te aseguro que nos gustaría ir más rápido y producir más material, pero no podemos. Al final, es la vida la que te va marcando los pasos a seguir.

Hablando de vuestro último trabajo hasta el momento, parece que es una continuación de vuestro anterior «Eta edertasunaren lorratzetan biluztu ginen» (Bidehuts, 2018), al menos en el concepto y la presentación…

Sí, incluso el diseño de las dos portadas ya estaba hecho y era similar porque queríamos sacarlos seguidos. El problema fue que la pandemia nos pilló en medio de la gira y la idea era acabar esos conciertos y empezar a grabar el disco, pero todo se frenó. Y al final, se alargó tanto que ya no tenía sentido sacarlo con prisas, así que decidimos tomárnoslo con más calma.

¿Entiendo, por tanto, que en este disco hay canciones que estaban pensadas cinco años antes?

Algunas incluso vienen de 2010 o de antes. Siempre tenemos archivos de ideas y cosas grabadas por ahí, pero nos cuesta dar forma a las canciones y lo vamos dejando para el siguiente… o para el siguiente (risas). La verdad es que, seguramente, lo que más nos cueste sea rematar las canciones.

¿Y esto sucede por una cuestión de perfeccionismo o, sencillamente, por falta de tiempo?

Puede ser perfeccionismo, pero, en ocasiones, también se trata de una falta de fluidez. Nos cuesta dar salida a todo ese material que tenemos por ahí. De hecho, en este disco hay una canción que llevábamos años intentando hacer, nos gustaba a todos, pero no acababa de rematarse, hasta que, por fin, hemos podido cerrar el círculo.

Lisabö // Galder Izagirre

También supongo que, por la complejidad de la música que hace Lisabö, y siendo seis personas en la banda, no será nada sencillo encontrar el punto de perfección absoluta en las canciones que, por otra parte, casi siempre conseguís…

El ensayo y la preparación de los temas lo disfrutamos muchísimo, pero las grabaciones son muy sufridas, y esta última ha sido especialmente agónica. A Karlos, que también es el técnico, se le ha hecho muy duro porque entrábamos a grabar y nos dábamos cuenta de que las canciones no estaban acabadas y había que ir cambiando o añadiendo cosas sobre la marcha. Es duro porque, a pesar de que estás haciendo algo muy tuyo, no disfrutas ya que, a veces, no sabes muy bien hacia dónde vas…

Además, como tú dices, no hacemos canciones al uso, con primera parte, estribillo, segunda parte… y muchas veces es complicado intentar cuadrar todo para darle una lógica a la composición, que es algo que nos parece muy importante. Pero sí que es muy complejo, y a veces nos da hasta vergüenza pensar en ir a un estudio al uso, porque seguro que estamos allí metidos una semana, y salimos sólo con las baterías grabadas (risas).

¿Y no os habéis planteado nunca recurrir a una visión externa a la hora de la producción?

Hasta ahora lo hemos hecho así, y como nunca hemos probado de otra forma, sólo conocemos esto. Es un aspecto que, a lo mejor, se podría hablar entre todos. Podría servir para que Karlos no tuviera tanta presión y, a la hora de grabar, disfrutara enfocando la grabación desde otro punto de vista… aunque, como es su profesión, seguramente le costaría dejarlo en otras manos. Pero la verdad es que, después de lo dura que fue esta última grabación, habrá que plantearse muchas cosas para poder llevarlo de una manera más armoniosa para todos en la siguiente.

Otra cosa destacable a la hora de hablar de Lisabö es ese concepto de colectivo, más que de banda, con todas esas personas que os rodean y que, de una u otra forma, colaboran en vuestra música, sin ser parte del grupo. En este caso, me acuerdo, por ejemplo de Maite Arroitajauregi (Mursego), que ha tomado parte en este último trabajo…

Nosotros solemos decir que Lisabö somos un grupo con banquillo. Hay mucha gente implicada, gente que ha estado en la banda, gente que ha colaborado… hay como un círculo de confianza muy amplio que, aunque no estén en primera línea, son indispensables.

Y en ese sentido, ¿es Martxel Mariskal tan importante en la banda como parece, por la fuerza que tienen los textos en las canciones de vuestros últimos trabajos?

Es imprescindible; desde que empezó a hacer las letras es uno más en la banda. Su función, hoy por hoy, es fundamental, porque sin él, Lisabö no sería lo mismo.

¿Qué porcentaje de importancia darías tú a la letra dentro de las canciones de Lisabö?

Con los años, hemos aprendido a trabajar las dos partes para que sean una sola. Cuando empezamos con las letras de Martxel, sí, eran importantes, pero no elaborábamos la música pensando en ello. Sin embargo, ahora hay una relación que hace indispensable una cosa con la otra. Yo creo que hemos llegado a un punto en que ambas partes son igual de importantes, porque están fundidas.

¿Y qué llega antes? ¿La letra o la música?

Normalmente, la música, y según llega, se la pasamos directamente a Martxel para que empiece a trabajar la letra. Hay como una compenetración que antes no teníamos, porque escribíamos las letras cuando, prácticamente, teníamos ya las canciones hechas, mientras que ahora, la creación de los textos forma parte del proceso desde el principio.

Como artistas, también habéis demostrado, con la creación de vuestro propio sello discográfico, Bidehuts, que la autogestión es posible a la hora de hacer música, algo que hace unos años habría parecido impensable ¿verdad?

Es que Lisabö empezamos desde la autogestión, autoproduciéndonos nuestra primera maqueta, que por otra parte, era como funcionaban casi todas las bandas. Después, tuvimos la suerte de que nos echó el lazo Esan Ozenki, que estaban en el pueblo, y de los que aprendimos mucho. Y cuando pasamos a Metak, que luego también desapareció, el grupo de gente más afín de los que estábamos allí, sobre todo Inoren Ero Ni, Anari y nosotros, decidimos ir por este lado y montar Bidehuts, pero ya con esa base de conocimientos que habíamos adquirido.

Estar en estos sellos que te comentaba, y haber trabajado con colectivos de gaztetxes, te hace fijarte y aprender el funcionamiento asambleario de las cosas. Así hemos ido tirado hacia adelante porque, como era lo que habíamos visto, para nosotros era también lo más sencillo. Y ahí seguimos, con Bidehuts, que no es más que una asociación para compartir conocimientos, y para que la gente que estamos ahí dentro podamos seguir editando nuestra música. A veces es complicado, porque es todo un trabajo autodidacta y voluntario, pero cuando ves el catálogo que hay ahí, compensa.

Lo que es innegable es que, cada vez hay más ejemplos de compañías autogestionadas similares, como podría ser también Montgrí (gestionada por Cala Vento) y otras similares, ¿Crees que las bandas cada vez valoran más esta cercanía a la hora de editar sus trabajos?

Yo creo que sí, porque además, tienes un contacto directo con todo el proceso creativo, vas viendo lo que cuesta hacerlo, lo que recibes, lo que gastas… claro que requiere un trabajo, pero hoy en día, que cada vez se venden menos discos, es la manera más directa de ver cómo se mueve tu trabajo y cómo funciona la industria musical, por lo menos a una escala más pequeña. De todas formas, nosotros nunca hemos tenido relación con multinacionales, pero supongo que, para ellos, tampoco será fácil la situación actual, porque ahora todo se mueve sobre todo, en los directos.

Una curiosidad: ¿Por qué no habéis pasado por el aro de plataformas como Spotify?

Desde el principio no hemos querido estar en Spotify, porque no veíamos en ello una utilidad para la banda, y porque siempre nos ha parecido una plataforma con un carácter en el que, realmente, no se valora el trabajo de la gente que está detrás de la música, y no lo hemos visto lógico con nuestra forma de hacer. Pero bueno, son cosas que hemos ido decidiendo por una cierta inercia de pensamiento y que, a lo mejor, ahora requieren un pequeño análisis.

Lisabö en directo // Rafa Rodrigo

Antes hablabas de la industria, que en el caso de Euskal Herria, el próximo mes se dará cita en la Azoka de Durango, ¿crees que, dado el alto nivel de la producción musical en euskera que estamos viviendo en los últimos tiempos, es el escaparate ideal para mostrar todo eso al exterior?

A nivel mundial, todo lo que sale hoy parece que mañana ya está caduco, y aquí ves que hay una capacidad creativa brutal y que todas las semanas hay algo nuevo que escuchar. Sí que es verdad que la tecnología ha facilitado el proceso de grabación, y que antes, solamente comprar una guitarra era imposible, y ahora sólo con un ordenador, cualquiera puede hacer música y grabar un disco.
Todos estos avances tienen su parte buena, pero también su parte mala, porque hoy la gente, y aquí me incluyo yo también, realmente no escuchamos un disco desde el principio hasta el final.

Y respecto a la Azoka, yo pienso que es necesario que se mantenga, aunque también te digo que hay gente que no puede permitirse estar ahí… nosotros, sin ir más lejos, este año no vamos a estar, porque no nos compensa. Quizá habría que pensar en hacer algo más abierto, porque, si realmente lo que defendemos es la oferta cultural de Euskadi, hay mucha gente que ahí no está y es una pena, porque es importante que todo el mundo de la cultura esté representado. Y si no es en la Azoka de Durango, a lo mejor tendría que haber otro foro más accesible, para que los artistas no tuvieran que hacer un desembolso tan grande para estar ahí.

Siguiendo con las nuevas bandas y artistas que están surgiendo en los últimos años en Euskal Herria, ¿crees que hay ciertas similitudes entre todas estas propuestas, y bandas como vosotros, Dut, PiLT… en vuestra absoluta falta de complejos a la hora de hacer música?

Hay muchos y muchas artistas muy interesantes como Hofe, EzEzEz… un montón de gente joven que se mira hacia adentro para sacar lo que tiene y ofrecerlo. De alguna manera, están marcando la línea del rock euskaldun, porque desde que lo dejaron Berri Txarrak no ha habido un gran referente, como anteriormente había sido, por ejemplo, Negu Gorriak. Ahora lo bueno es que hay un montón de ofertas más pequeñas y variadas que, realmente, merecen una escucha por parte de todos.

Como dices, son bandas y artistas que hacen las cosas sin complejos, pero es que, por lo menos desde mi punto de vista, hacer música siempre debería ser como una liberación. Y si lo haces desde un complejo, eso va a suponer un freno y va a restar a ese hecho de sentirte libre, que, al fin y al cabo, es lo que hace que sigas queriendo hacer cosas.

Una falta de complejos que, también debería ser imprescindible a la hora de escuchar música, ¿no?

Por supuesto. Lo que yo pienso es que hay música buena y música mala, y el estilo es lo de menos. Pero todavía escuchas a gente que dice que ya no se hace música buena… dame cinco minutos y te saco diez propuestas que, hoy en día, están sacando discos increíbles, y que no tienen nada que envidiar a nadie.

En ese sentido, este sábado estaréis presentes en el MAZ de Basauri, junto a propuestas que, a priori, no tienen nada que ver con lo que vosotros hacéis, como son Sotomonte o Cala Vento…

Estamos siempre hablando de la igualdad, y es algo que deberíamos tener en cuenta en todos los ámbitos. Y en la música, me parece totalmente necesario, porque si te cierras en un estilo, te estás perdiendo mucho de lo rico que es el mundo. A veces, me da por pensar en cómo me gustaría hacer algo más pop, pero no puedo, porque como se suele decir, “la cabra tira al monte” y me sale lo que me sale… pero no pasa absolutamente nada, porque si hay alguien que lo hace bien, prefiero disfrutarlo y crecer como persona, escuchando todo tipo de sonidos.

Cartel de MAZ Basauri 2024

¿Se agradece que todavía queden festivales como este en el que la calidad prime sobre otro tipo de factores que, en ocasiones, nada tienen que ver siquiera con la música?

Pues sí. Mira, este fin de semana he estado con la familia en el Festival UsoPop, y es una maravilla porque se nota que es un festival con personalidad y, sobre todo, hecho con cariño. Tienen mucho gusto y apuestan por una línea concreta, al contrario que otros, donde no tienen en cuenta ningún criterio musical, y se limitan a traer sólo aquello que está de moda, porque creen que así van a atraer a más gente.

También podría ponerte el ejemplo del Andoaingo Rock, que organiza Juancar de Bloody Mary, y donde se nota ese amor por la música, y puedes estar disfrutando cómodamente y sin agobios de los conciertos. Lo malo es que este tipo de festivales, en el que, por supuesto, incluyo el MAZ, que apuestan por la calidad más que por la cantidad de público, están empezando a escasear, y es una pena porque se pierde la esencia de la música, que debería ser lo principal en este tipo de eventos.

Lisabö actuarán el sábado, 9 de noviembre, en el Social Antzokia de Basauri, a las 22:30 horas, entre los conciertos de Sotomonte (21:00 horas) y Cala Vento (00:00 horas). Programación completa y horarios en este enlace y entradas (a 12 euros) en este enlace.

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