Hablamos con la actriz sobre su actuación sin público el pasado domingo en la Sala BBK de Bilbao. Ella tomó el relevo a Gurutze Beitia y se lo pasará ahora a Jon Plazaola. Todo, dentro de la programación del innovador ciclo de música y teatro Sala BBK Etxean
Como todos en su profesión, aquel fatídico 13 de marzo se quedó, repentinamente, sin trabajo alguno en el horizonte. Si las actuaciones en directo no son viables, si el público no puede reunirse, se acabó lo de «ser actriz». Sin embargo, el pasado domingo Maribel Salas sí pudo salir de su confinamiento en Barakaldo para volver, por una noche, a los escenarios. Fue gracias al ciclo Sala BBK Etxean, de la sala bilbaína, que ha programado estos meses tanto conciertos como monólogos teatrales en directo, sin público y retransmitidos en directo. Este fin de semana, habrá música en vivo con El Mentón de Fogarty (15 de mayo) y Álex Ubago (16 de mayo) y humor con Jon Plazaola (17 de mayo).
Hablamos con una Maribel Salas de nuevo «confinada» sobre lo marciano de hacer humor para un patio de butacas vacío, una fórmula «que habrá que seguir explorando a medio plazo para que el sector cultural no desaparezca».
¿Cómo te llega esta propuesta del ciclo BBK Sala Etxean de protagonizar un monólogo teatral sin público y en pleno estado de alarma?
Yo estaba en una verdadera crisis existencial. Siendo actriz, con el confinamiento se te tambalea todo lo laboral, te quedas sin ningún trabajo de un plumazo. Así que la llamada de la promotora del ciclo Sala BBK Etxean fue un soplo de aire fresco. Fue ver un poco de luz y darse cuenta de que puede haber otras fórmulas y de que quizá no todo está perdido en esta profesión. Esta propuesta no solo repercute en la población, a la que ofrece propuestas culturales, sino que repercute muy positivamente en el sector cultural y, en concreto, en nuestra profesión, al permitirnos seguir trabajando y cobrando. Y eso es algo muy de agradecer.
Ha sido una iniciativa pionera, nacida precisamente para poder seguir pagando cachés a los profesionales que vivís del directo. ¿Conoces alguna otra similar? ¿Has tenido algún otro trabajo remunerado en estos dos meses ya de confinamiento?
He tenido suerte, la verdad. Porque también tuve otro curro gracias a Donostia Kutlura, que ha puesto en marcha un ciclo de piezas breves de artes escénicas y música en su canal de YouTube. Ellos te encargan una píldora de unos 5 minutos y tú misma te la grabas en casa y luego la cuelgan, no se emite en directo. Es un trabajo más modesto que el de la Sala BBK, pero te permite igualmente cotizar y cobrar. Pero, sí, han sido mis únicos dos trabajos remunerados en dos meses. Ambas son buenísimas maneras de poder seguir en nuestra profesión. Lo mismo que las series de TV que han hecho desde el confinamiento tanto TVE como ETB, en las que tengo amigos trabajando. Seguramente habrá que ir por ahí a medio plazo…
Y, ¿cómo te sentiste el pasado domingo al ir de nuevo a un teatro a trabajar tras dos meses?
Pues fue un subidón tener el contrato y el permiso de trabajo en la mano, la verdad. Estuve todo el día supernerviosa. Tenia que estar en la sala a las 19 h. y dos horas antes ya estaba preparada en la puerta de casa. Era la primera vez que salía con el coche en esta cuarentena. Lo primero fue darme cuenta de que se me había pasado la ITV, pero bueno… Fui de Barakaldo, donde vivo, a Bilbao por la carretera vacía, y aparqué a la primera en pleno centro desierto. Ya en la sala, todo fueron facilidades; y medidas de protección, claro. Te toman la temperatura y dispones de todos los productos y equipos de protección necesarios. Allí hay 5 personas sólo: seguridad, producción, técnico de sonido y dos cámaras. Es muy desconcertante, la verdad. Porque es todo muy frío al no haber público, pero a la vez sientes muchísimo calor por parte de ese equipo reducidísimo de trabajo. Están todos arropándote “de cerca” pero con la distancia de seguridad. Saben que es duro para el que actúa, así que se preocupan mucho por ti.
Una vez en el escenario, ¿cómo se vive lo de hacer comedia sin feedback?
Bueno, yo fui con un espectáculo mío muy testado y en el que confío. No era el momento de probar nada nuevo. Sé cómo fluye, en qué partes responde la gente… Y por suerte no fui la primera, y pude hablar con Gorka Aguinagalde y Gurutze Beitia, que ya habían actuado antes en el ciclo, para que me contaran su experiencia. ¡Gurutze incluso se atrevió a estrenar monólogo en este ciclo! ¡¡Es mi ídola!! Yo pruebo un texto por primera vez en esas circunstancias y, con perdón, me voy por la pata abajo… Creo que el truco es abstraerse del patio de butacas vacío y pensar en que la gente en sus casas necesita reírse, ahora más que nunca. Yo en mi actuación tuve una cosa muy buena y otra muy mala. Lo bueno, las risas tímidas y lejanas de los técnicos, que me permitían saber que la cosa estaba funcionando. Lo malo, cuando en el show hago una parodia de Shakira, en la que normalmente juego con el público, con miradas, risas, gestos… Mira, cuando me vi allí sola poniéndome la peluca no podía más que pensar en lo patético que tenía que estar siendo aquello: una señora de 50 años con peluca rubia haciendo de Shakira… Me dio la risa floja pensando que no se podía ser más mamarracha… Pero bueno, en general me sentí muy a gusto durante el espectáculo.
Al margen de la iniciativa del teatro confinado, ya se habla de que Madrid no prevé abrir los teatros hasta septiembre. Y Broadway ha confirmado su cierre, como mínimo, hasta el día 6 de ese mes. ¿Cómo ves el panorama? ¿Cuánto trabajo has perdido por la situación derivada de la crisis sanitaria?
Pues más de 20 actuaciones, entre bolos míos en solitario que tenía cerrados y funciones de teatro que íbamos a hacer en Aste Nagusia. Y, además, un rodaje que tenía en mayo y que parece que sí se retomará en algún momento, ya que es muy difícil poder cumplir las medidas establecidas para los rodajes en estas primeras fases de desconfinamiento. Pero, sí, me veo sin trabajar hasta… ¡A saber! La primera actuación que tengo confirmada y reagendada es para noviembre. Y es que, aunque se permita hacer espectáculos con restricciones antes, para teatros privados y compañías independientes es inviable económicamente trabajar con esas limitaciones de aforo de las que se habla.
Al llegar la cuarentena, una de las primeras reacciones fue la de la gente de la cultura, compartiendo contenido de forma altruista para hacer la situación más llevadera a la población. Pero ahora ya hay que empezar a pensar en fórmulas que no sean cultura gratis y que reviertan en nosotros. Si no, nos quedaremos sin nada. Se habla de las ayudas a la cultura, pero ahora que estamos todos haciendo trámites para solicitarlas, te das cuenta de que todo es bastante caos, no es fácil acogerse y casi parecen más un sorteo que puede tocarte o no.
Personalmente, ¿cómo estás llevando el confinamiento?
Pues muy bien, la verdad. Somos 4 hermanos y solo dos vivimos aquí en Bizkaia, donde también está nuestro padre, de 90 años. Yo siempre he viajado mucho por trabajo, más aun en los últimos años. Así que solo estoy con él cuando puedo. Él está estupendamente y bien cuidado, pero no podemos estar juntos tanto como quisiéramos. Cuando llegó el estado de alarma, como yo era la que seguro que no iba a tener trabajo, la familia decidimos que me confinaba con él para que no estuviera solo y no tuviera contacto con nadie más. Y… ¡ha sido la mejor decisión que he podido tomar! Estamos compartiendo un tiempo que en otras circunstancias hubiera sido inviable. Sentirle cerca, mantener charlas juntos, recuperar todo lo perdido, tener tiempo para él… Ha sido como redescubrirnos. Estamos siendo muy felices juntos. Es algo muy, muy especial. De verdad que lo he vivido como un regalo de la vida para poder estar con él en esta última etapa de su vida, para poder darle lo que merece tras habernos cuidado tanto y haber trabajando toda su vida por nosotros. Poder hacerle la comida, protegerle, acompañarle…
¿Os ha tocado de cerca la enfermedad?
Por suerte, no. En la familia no ha habido casos de coronavirus. Sí he tenido algún amigo y compañero cuyos padres se han visto afectados.
Y, creativamente, ¿disponer de más tiempo estimula?
A mí no. Yo estaba muy cansada; por suerte llevaba muchos años de muchísimo trabajo. Así que decidí emplear el confinamiento en relajarme, en no preocuparme por no estar haciendo nada, en no presionarme ni siquiera para ordenar un armario… De hecho, me ha llegado el guion de una propuesta de un trabajo en teatro que se estrenaría el próximo año y aún no he sido capaz de sentarme a leerlo, cuando normalmente me hubiera puesto al momento. No sé por qué pero es como que no me apetece, como que no es el momento… Me he dedicado a cocinar, ver series y leer.
¿Alguna recomendación?
De libros, “Patria”, que lo había ido cogiendo y dejando por falta de tiempo y ahora por fin lo he podido leer del tirón. Y en series, “Vida perfecta”, de Leticia Dolera, todo un descubrimiento.
¿Qué es lo que más echas en falta? ¿Qué será lo primero que hagas cuando podamos volver a una cierta “normalidad”?
Ir a dar un paseo por el mar. Estoy echando mucho de menos la playa. Y también a los amigos; poder reunirnos a tomar algo, conversar, abrazarnos, compartir… Las videoconferencias no son lo mismo.