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Gente de aquí

«Bilbao necesita un alcalde de la noche»

Nave 9 Bilbao

La Villa lo tiene (casi) todo para triunfar como ciudad turística este 2018. Hablamos con los hosteleros y programadores de conciertos Txarly Romero y Jon Hervás para analizar la salud del ocio nocturno del Botxo

Txarly y Jon, tras la barra de Nave 9
Txarly Romero y Jon Hervás llevan media vida programando conciertos, montando fiestas y dinamizando la noche bilbaína, solo que uno tiene 44 años y el otro 25. Dos hosteleros, promotores y melómanos con lógicas diferencias generacionales, pero con muchas cosas en común. Hablamos de ellas y de aquello que mejor conocen: La salud del ocio nocturno de la Villa

Bilbao se prepara para un 2018 antológico en el apartado turístico. Tras varios años en progresión ascendente (21 si se lo achacamos al «efecto Guggenheim»), el actual ejercicio se presenta como una (otra) posible cima, aupada por distinciones como la de «Mejor Ciudad Europea» en los premios «The Urbanism Awards 2018» o segundo «Mejor destino turístico europeo 2018» en los European Best Destination.

Y es que, más allá de un museo de renombre, una gastronomía con estrella o eventos multitudinarios como el festival Bilbao BBK Live (que este año celebrará su edición número 13), la capital de Bizkaia va a contar con citas tan trascendentales como las finales de la Copa de Europa de Clubs de Rugby, la entrega de los MTV Awards o el concurso de saltos Red Bull Cliff Diving 2018. Así, Bilbao solo puede afrontar el futuro cercano con optimismo, pues lo tiene todo en su mano para triunfar. O, bueno, casi todo.

Nos reunimos con Txarly Romero (exresponsable de locales como Satélite-T, La Nube o Izangoan, actualmente al frente de Nave 9, el bar y sala de conciertos del Museo Marítimo) y Jon Hervás (programador de la sala Shake, DJ y miembro de la promotora Panorama) para que nos dieran un diagnóstico acerca del estado de salud del ocio nocturno en la Villa… y esto es lo que nos contaron.

GENTE DE AQUÍ: TXARLY ROMERO Y JON HERVÁS

¿En qué momento os encontráis en Nave 9 y Shake?

Jon: Shake lleva dos años apostando por la música, de una manera muy diferente a la de la mayoría de locales de Bilbao. Es un disco-bar, un pub que aloja diferentes clubes, de distintos estilos… y una sala de conciertos que da cabida a bandas emergentes (a las que no se les cobra alquiler) o grupos que no se programan en otras salas

Txarly: Nave 9 está a punto de cumplir su primer aniversario sumando su actividad como bar, que también cuenta con actuaciones musicales, y como sala de conciertos, en colaboración con el Museo Marítimo, que nos facilita su auditorio para eventos y conciertos más grandes. Por ello, todo lo que hago ahí lo tengo que justificar de cara al Museo, no me puedo arriesgar tanto como en el bar, pero así estamos logrando que el Museo tenga una programación dinamizada y mucho más amplia que la de una simple sala de exposiciones.

¿De qué aforos hablamos?

Jon: En Shake tenemos un aforo de 130 para los conciertos y de 200 como pub.

Txarly: 208 a rajatabla en el auditorio (aunque se está viendo cómo ampliarlo) y en el bar 80.

Nave 9 Bilbao

Txarly y Jon, en la cocina de Nave 9

¿Es este un buen momento para tener un bar de copas y sala de conciertos en Bilbao?

Jon: Me sigue pareciendo un proyecto romántico. Shake se mueve más por nuestras ganas personales de hacer y ver cosas que por negocio puro y duro. Tenemos poco en común con los locales que solo se mueven en términos económicos. Si fuera así, intentaríamos hacer un BackStage o un Moma.

Txarly: Es el peor momento que he conocido. Cada día hay menos discotecas y los bares son todos iguales, es siempre lo mismo. Antes había locales como El Patio de Mi Casa o El Convento, que se salían de la norma, pero ahora es todo homogéneo y una ‘ful’. Con este panorama, te llaman la atención garitos como Klubba, que, sin inventar nada nuevo, están aportando cosas.

Jon: Es mal momento porque han cambiado los hábitos de consumo. Yo tengo 25 años y sé que la gente de 20 prevé con mucha antelación el día que va a salir, no es algo que tenga interiorizado y haga de manera natural. Hablo de salir hasta x hora. Merece más tener una licencia de bar hasta las 2 de la mañana que una teóricamente mejor, porque sí que puede haber consumo en barra hasta eso de las 3, pero luego cae en picado. Por eso tampoco ayuda demasiado cuando el Ayuntamiento, en fechas especiales, alarga dos horas el horario de cierre. ¿Para qué queremos cerrar a las 8?

Txarly: Eso es, tendría sentido si ampliasen el horario de permisividad de ruido, aunque fíjate, que están llegando cartas a los bares de tipo 2 (bares digamos ‘normales’) para que se corten muy mucho de poner música. Parece que lo quieren limitar más, así que locales del tipo los de Marzana es posible que se queden sin poder poner música. Hablo de esa zona porque es una de las que ha reventado gracias al «baby boom» y la gente que sale de día.

Jon: Todas las ‘azkunadas’ se han heredado y aquellas limitaciones para el desarrollo nocturno siguen vigentes

Ha habido aplicaciones muy sonadas de la normativa municipal, con varios cierres de locales. ¿Hay un exceso de celo?

Jon: Me hizo mucha gracia ver recientemente a Aburto (alcalde de Bilbao) posando con el «Alcalde nocturno» de Ámsterdam, eran como la noche y el día, justamente. El problema aquí es que no se es consciente de que la fiesta y la noche también son un motor económico, que genera puestos de trabajo y trae gente. Tampoco hay cultura musical, no se tiene la menor sensibilidad. Y menos hacia la música en directo.

Txarly: Se deja muy poca libertad.

Jon: Aquella foto no tenía ni pies ni cabeza.

Txarly: Me vienen a la cabeza casos como el del Zarata de Santutxu, un bar con una trayectoria, con un bagaje, que generaba una actividad única que ahora se ha perdido en ese barrio. Programa conciertos La Nube, pero hasta que se cansen y lo dejen. Y entonces, Santutxu estará mucho más muerto. Es lo que se busca. Al final, vamos a acabar sin música en los bares. El turista que viene, sobre todo entre semana, está vendido. Y eso choca con la imagen que se pretende dar de la ciudad. Que luego sí, el Ayuntamiento organiza cosas y ese día todo vale, pero cuando somos los demás todo son trabas y limitaciones. Sea ‘Hirian’ en la calle o el ‘Basque Fest Rock City’ en el Antzoki (que no entiendo por qué se hace ahí y no en la calle para que lo disfrute todo el mundo). Ahí no pasa nada. Ahora en Semana Santa nos ruegan que abramos… pero luego no nos dan permisos para hacer conciertos o nos cierran en carnavales si estamos en un barrio y no coincidimos con el carnaval ‘oficial’… Está bien que las instituciones hagan, pero que dejen hacer… que tengan en cuenta lo que hace cada local, lo que aporta a la ciudad, que analicen por qué hace ruido, qué días o cuántos y con qué motivo… No son conscientes de todo lo que se pierde.

Semana Santa. Ciudad turística. O eso se pretende. Y son las instituciones las que tienen que organizar eventos, porque la ciudad está muerta

Txarly: Bilbao está lleno en Semana Santa, viene muchísima gente y más desde que hace bueno. La oferta gastronómica es buena y más barata que en Donosti, los bares están todos cortados con el mismo cliché turístico, pero hay meneo… ¿y cuando llega la noche? Nada. Bueno, se han inventado el Basque Fest, pero no hay pubs, ni discotecas… no hay nada. ¿Qué va a pasar cuando los MTV Awards si vienen 15.000 personas con ganas de fiesta? Bilbao no está preparada para cosas así

Jon: Montarán algo, porque no hay donde meterlos.

Txarly: Sí, pondrán un chamizo en El Arenal con deporte vasco y tal

La verdad es que yo busco oferta nocturna cuando voy a cualquier gran ciudad. Y esa oferta me mueve a la hora de ir. No siempre que viajo a Madrid visito El Prado. Pero sí salgo de fiesta cada vez que voy.

Jon: Lo que ocurre en Bilbao es que con cosas como el BBK Live ya se dan por satisfechos. He cumplido con la cultura, ya está. Es como regalarle flores a tu mujer una vez al año. Ya ves lo que te quiero. Háblame de otra cosa.

Txarly: Este año va a ser la hostia, pero es que no se está preparado, repito. Los saltos de Red Bull, la Champions de Rugby, los premios MTV… Van a venir miles de personas, más toda la gente de aquí que, aprovechando, querrá salir de fiesta. Restaurantes no dejan de abrirse, pero la oferta de ocio nocturno es nefasta. La mayoría de locales musicales son cutres y de perfil latino, pero es que no hay una discoteca grande de techno en Bilbao. No la hay de indie. Ni de rock and roll. Ni de heavy. De lo que sea. Si te dejasen hacer, puedes intentarlo, puedes ser imaginativo… pero te lo impide la normativa. Es mejor tener un bar hasta las 3 de la mañana. Pero ahora que les prohiban también tener música (risas)

Jon: Se quiere que solo haya actividad diurna. Padres con niños tomando vermuts.

Txarly: Si es que es lo más fácil, para todos. Menos gastos y menos problemas…

Nave 9 Bilbao

Quedamos en el bar del Museo Marítimo

Pero choca con la imagen que se vende de la ciudad: Moderna, cosmopolita… turística.

Jon: Eventos hay por doquier.

Txarly: Pero después del evento, a casa o al hotel a dormir. Y mañana, fresquito, de pintxos y rabas. Los cuatro pesados que quieran seguir de fiesta, ahí los tenemos, localizados y controlados. Ya se cansarán y dejarán de salir. Y la siguiente generación ya no tendrá el hábito, así que asunto arreglado.

Jon: La gente de mi generación ni tiene el hábito, como decía antes, ni consume. Somos muy dependientes de nuestros padres, no tenemos dinero… y nos conformamos.

Txarly: Antes también es verdad que no nos gastábamos 1.000 euros en un móvil, ni gastábamos en megas, ni comprábamos ropa nueva todo el tiempo… Igual gastábamos más en salir, pero es que ahora hay otras motivaciones.

Me sorprende que, con lo fácil que sea ahora descubrir y disfrutar música, teniendo toda la del mundo a un click, la gente joven no esté interesada en conciertos

Jon: Como mucho, van a un festival y ya han cumplido.

Txarly: A los conciertos van si son gratis, tocan colegas y pueden meter latas.

No hay hábito ni hay dinero… pero tampoco se es consciente de que sin consumo no hay bares y sin bares no hay ni fiesta, ni música.

Txarly: Pero si es que pones «eurocaña», cervezas a un euro… ¡y te vienen con latas!

Jon: Yo muchos días me tiro veinte minutos recogiendo latas después de un concierto

Txarly: Pero es que las bandas mismo son así. Y tampoco te creas que van a los conciertos de otras bandas, aunque sean de su mismo perfil.

Vamos, que muchas veces no saldrán las cuentas. ¿Soléis palmar dinero?

Jon: Yo pocas veces o ninguna. Cuando he adelantado dinero lo he recuperado o ha estado bien invertido. Se lo ponemos fácil a muchos grupos para poder tocar, pero tampoco arriesgamos dinero como tal. Hacemos conciertos gratuitos en los que la banda cobra un bote y un porcentaje de barra, así todos podemos ganar algo. Dinero hemos perdido promocionando el ‘trap’, lo único.

Y tú, Txarly, ¿con veinte años más de experiencia?

Txarly: Con las entradas he perdido dinero muchísimas veces, pero suelo equilibrarlo gracias a la barra. Pero vamos, que si solo fuese por la venta de entradas, palmaría mucho más. Al final lo maquillas un poquito y te das por satisfecho, pero paga a un camarero, a un técnico, etc. Muchas veces no llega. En nuestra sala siempre hay un técnico de sonido, pienso que tiene que sonar bien. Cuando he intentado hacer lo del bote solo he conseguido tener ganas de matar a alguien.

Jon: Tenemos muy arraigada la cultura de lo gratis. Typical spanish.

¿Y tampoco funciona el trap entre la gente joven?

Jon: En algunos casos sí funciona. Hay excepciones, pero funciona. Y hay gente mayor o de otras escenas, que va a los conciertos de trap. Gente que confía en la programación del garito.

Txarly: Yo no hago trap, jejeje.

Jon: Pero vamos a programarte algo de trap en Nave 9 dentro del festival Unisound…

Txarly: ¡Ah, sí, es verdad! Bueno, pues tendremos trap. De todas maneras, nos estamos abriendo a otros estilos musicales. Hemos tenido a Los Punsetes, Amorante…

Tú eres un rockero irredento. ¿Sigue habiendo público para el rock and roll?

Txarly: El rock and roll sigue teniendo el mismo tirón de antes, solo que el público se queda en casa. No veo relevo generacional y el público responde sobre todo en conciertos grandes. El otro día Los Coronas solo metieron 200 personas en Kafe Antzokia. No es normal. Pero claro, había otros conciertos esa misma noche dirigidos al mismo perfil: Velma Powell, King Mastino… y unas cuantas cosas más. No había público para todo. Otra cosa es cuando un concierto se convierte en un ‘evento’ y la gente cree que tiene que estar. Es más por paripé, pero entonces funciona.

Nave 9 Bilbao

Romero y Hervás: Hosteleros… y agentes culturales

La verdad es que hay mucha oferta. Si juntásemos en un cartel el nombre de todas las bandas que actúan a lo largo del año en Bilbao, eso sí que sería un macrofestival. Y mucha gente ni se entera, pero luego se indigna por la programación del BBK Live.

Txarly: Y si yo sumara todo el público que consigo en un año, serían varios miles de personas. Y nunca en mi vida he recibido una sola ayuda institucional.

¿Qué le pedimos entonces a Bilbao?

Jon: A la gente, que valore más las cosas, los conciertos, en concreto.

Txarly: La gente de mi edad sigue valorando que venga tal o cual grupo. Le sigue pareciendo un lujo

Jon: Nosotros estamos peor acostumbrados

Txarly: Y que no haya la más mínima complicación, que entonces ya no voy. ¡Con la de kilómetros que nos hacíamos hace años para ver conciertos!

Jon: Pero antes también socializabais en un bar. En nuestro caso… lo hacemos desde casa con el teléfono móvil.

Antes se salía para ligar… y ahora se sale si ligas

Jon: Jajaja, eso es… Y si te animas a salir, a bailar reggaeton aunque no te guste, que es lo que toca. Y antes, de botellón.

Txarly: Así que en el caso del Shake, el núcleo sigue siendo el rock

Jon: Sí, eso eso. Hay un porcentaje importante de gente joven, pero no viviríamos sin programar rock

Y a las autoridades competentes, ¿qué se le pide, entonces?

Txarly: Sí, porque a la gente poco le puedes pedir… Cada uno va a lo suyo. A las instituciones sí, más manga ancha. O que analicen cada caso, que miren quién hace las cosas y cómo las hace.

Jon: Que valoren el trabajo de las salas y tengan en cuenta nuestra actividad como una pieza fundamental de una ciudad, un atractivo necesario.

Txarly: Cumplimos una función, una labor cultural. Yo soy el primero que quiere cumplir las normativas, pero las instituciones nos deberían ayudar a solucionar los problemas, no limitarnos, sino apoyarnos para poder hacer cosas. Existen fórmulas para que todas las partes puedan estar contentas.

Jon: Necesitamos un alcalde de la noche.

Txarly: Lo que no puede ser es que vivamos al límite, al filo de la navaja, que los hosteleros estemos acojonados cada vez que montamos algo.

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