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Conociendo a Josu Mazas, el librero que borda el reto Tussen Kunst & Quarantaine

Josu "Librero"

Hijo y nieto de libreros, nació un «Día del Libro». Popular por LibroBilbao, la Plaza Nueva y su vestimenta, sobrelleva el confinamiento recreando cuadros.

La mujer barbuda // Josu Mazas / José de Ribera
Hijo y nieto de libreros, nació un «Día del Libro», por lo que estaba predestinado. Propietario de LibroBilbao y conocido por su puesto de venta de los domingos en la Plaza Nueva, siempre ataviado con una gorra a juego con su vestimenta, Josu «Librero» está sobrellevando el confinamiento no solo con literatura.

Josu Mazas Romero, más conocido como Josu «Librero», nació en Barakaldo, donde reside, «un 23 de abril del año 1977, Día del Libro», como él mismo apostilla, parafraseando, además, a Imperio Argentina: «El día que nací yo, qué planetas reinarían…»

Y es que Josu está ligado a la Literatura desde la cuna, pero también por vocación… y por linaje. Responsable desde hace cuatro años de la librería LibroBilbao, en Colón de Larreátegui 11, la antigua librería Kirikiño (espacio con 40 años de historia del libro en Bilbao), sus padres ya eran libreros, en la Librería San Antonio de Barakaldo, negocio que fundó su abuela hace más de medio siglo.

Librería LibroBilbao

Josu en LibroBilbao // Ana Costa

Aunque hubo un impás en su trayectoria librera, todo sea dicho. Tras estudiar Biblioteconomía y Documentación, Josu trabajó en Madrid, en la tele, ¡en prensa rosa! «Un día me harté de trabajar en Antena 3 y retorné a un sector en el que siempre estuve a gusto», rememora cuando le preguntamos por aquel regreso a Bizkaia y al papel impreso. «De eso hace 15 años… y no me arrepiento», atestigua.

Una década y media que ha dado para mucho, incluso para una pandemia y un confinamiento que Josu asegura llevar «bien», apoyado en el hecho de que «realmente» no ha dejado de trabajar. Ya saben, mantenerse activos, seguir una rutina… todo eso que dicen que ayuda. «Vivo a menos de 20 metros de mi almacén y paso allí casi todo el día, limpiando y clasificando libros. Seguimos vendiendo por Internet y, de hecho, la venta se ha incrementado, aunque no llega a cubrir las pérdidas de la venta directa…», nos relata.

Pero Josu, tan reconocible por su atuendo (siempre viste gorra a juego con su camisa o bufanda) como por su sonrisa de ojos rasgados, gusta de dejarse ver, de mezclarse con personas de carne y hueso, más allá de aquellos personajes que protagonizan las historias, reales o inventadas, que pueblan las estanterías de su librería y las cajas de su puesto en la Plaza Nueva, donde es uno de los iconos de esos domingos de rabas, vermuts preparados y objetos de coleccionismo. Nos lo confirma: echa de menos «a los clientes y sus charlas, sobre libros o cualquier otro tema». Y es que la venta online, qué duda cabe, es «mucho más fría». Así, tanto su tienda en Abando como su trocito de Casco Viejo constituyen «además de trabajo, un espacio para ver a los amigos».

Josu "Librero" en la Plaza Nueva

Aquellos domingos de la Plaza Nueva // Jontxu B

Pero, ¿con qué se entretiene un librero en sus ratos libres, cuando ha de estar encerrado en casa? Con libros, claro, aunque en el caso de Josu, nos sorprende que sean el yoga y el tai chi sus otros pasatiempos. «Hacía años que los tenía abandonados, pero es que, aparte de la necesidad de ejercicio, está el temor a salir rodando de este encierro», justifica entre risas.

Sin embargo, no son la Literatura ni las artes marciales o de meditación asiáticas sus únicas aficiones con las que sobrevivir al coronavirus. Últimamente, Josu le da mucho a las redes sociales, sorprendiéndonos como protagonista de recreaciones de cuadros clásicos, en respuesta al «challenge» Tussen Kunst & Quarantaine, un reto viral que triunfa en las redes sociales, donde los usuarios aprovechan el confinamiento para imitar, desde casa y con objetos cotidianos, obras de arte clásicas.

Josu se ha atrevido con un autorretrato de Sorolla (1909); con el retrato de un protodiácono ortodoxo, de Ilya Repin (1877); con «Los amantes» de Magritte (1928); con el retrato de Inocencio X, de Velázquez (1650); o con «La mujer barbuda» que encabeza este artículo, original de José de Ribera «El Españoleto» (1631).

«En cuanto a realización», destaca Josu «el cuadro del Enano, el Primo de Velázquez», ya que fue «interesante contorsionarse hasta encontrar una perspectiva en la que mi metro ochenta se convirtiera en algo pequeñito», explica, sin olvidar su recreación del «Caballero de la Mano en el Pecho», de El Greco, el que estima «más logrado a nivel de imagen».

Un reto a nivel internacional concentrado en la cuenta de Instagram @tussenkunstenquarantaine, que ha acumulado más de 200.000 seguidores en menos de un mes. Y, aunque «hay mucho nivel y gente que dispone de material o espacios muy adecuados» ahí afuera, el librero vizcaíno no se olvida de la cuadrilla, de los amigos cercanos, «algunos con ideas geniales», por lo que reconoce el «pique» que mantienen.

De todas maneras, no hay grandes pretensiones artísticas en este desafío de Internet. Es más una cosa divertida, un entretenimiento con el que hacer más llevadera la cuarentena. Con sus arduas tareas domésticas, incluso. A Josu también le dio la «fiebre de limpiar y ordenar armarios, cajones, etc.», así que aprovechó para hacer acopio de ropajes y objetos, aunque, «lamentablemente», el barakaldés no encontró «ninguna peluca». Una pena, porque «eso sí que daría juego…»

– Volviendo a los libros, Josu: ¿qué lectura nos recomendarías para sobrellevar esta crisis… y cuál consideras que podría relatar, bien lo que nos está pasando, bien lo que pasará después, en nuestra vida postcoronavirus?

– Para pasar estos días de encierro recomiendo novelas de evasión, a cada cual según el genero que le guste: ciencia ficción, novela histórica, novela negra… Para obras que respondan al momento actual, hay unas pocas que tienen interés y que voy a describir más detalladamente:

  • «Ensayo sobre la ceguera», de José Saramago, una pieza magistral literaria, una descripción de la miseria y grandeza humana ante una plaga.
  • «Diario del año de la peste»(1665), de Daniel Defoe, un magnifico retablo de su experiencia personal de la Gran Peste de Londres. No es tan literaria como otras obras del autor («Moll Flanders» o «Robinson Crusoe»), pero la descripción de comportamientos hace más de trescientos años nos va a sorprender por su actualidad.
  • «Plagas y pueblos», de William H. McNeill, un ensayo histórico, muy bien documentado sobre los efectos de las plagas en la historia y en la caída de civilizaciones. Tanto las pestes del final del Imperio Romano, como los efectos de la Peste Negra en la Edad Media, muestran cómo una gran plaga modifica los comportamientos de una sociedad.

¿Habéis apuntado? Nos vemos en breve, por ejemplo, en la librería de Josu. Hasta entonces, #quédateencasa.

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