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Jubilado, aficionado al mar y, ahora, DJ

Este donostiarra de 71 años es el encargado de animar con música a sus vecinos de Irun durante la cuarentena. También cuida de su mujer, enferma de cáncer.

El soundsystem de Miguel // BI FM
El donostiarra José Miguel Mújica, de 71 años, es el encargado de animar con música su vecindario en el barrio de Ventas en Irun durante la cuarentena. También cuida de su mujer, enferma de cáncer.

-Ahora solo pongo la del Dúo Dinámico.

-¿Por qué ya no pones más canciones?

-Porque no quiero crear un sentimiento de rechazo.

Hace dos semanas José Miguel Mújica se puso a pinchar música desde la habitación de su casa, en una pequeña urbanización en Ventas de Irun, un barrio de las afueras de la ciudad fronteriza. Sus potenciales oyentes eran los vecinos de las 37 casitas, todas iguales, que se despliegan a su alrededor formando una especie de T. Debe de haber millones de urbanizaciones así esparcidas por el mundo. Nunca había hecho algo parecido, pero tampoco había vivido un confinamiento como el provocado por el coronavirus.

Sacó los bafles al alféizar de la ventana. Buscó las canciones en el ordenador. Le dio al play. Junto con su mujer, María Luisa Outarelo, de 70 años, salió a la otra ventana y ambos rompieron a aplaudir con la música de fondo. En total, sonaron cuatro temas. Primero, cómo no, «Resistire»; después vino el himno de la Real Sociedad; «Me gustas mucho», de Rocío Durcal; y el «Gora ta gora beti» de Oskorri.

DJ Irun coronavirus

Miguel y María Luisa, en su casa de Irun // BI FM

Tras un breve set de apenas 10 minutos, los vecinos intensificaron sus aplausos y hasta le jalearon -“¡bien, Miguel!”, “aupa!”, “¡bravo!”- como si fuese David Guetta. Pero Miguel no cumple con el prototipo de DJ. Extrabajador de Telefónica, a sus 71 años este hombre afable y de mirada limpia dedica su tiempo libre a pasear en su barquita. Nacido en Donostia, se define como “grosero”, es decir, del barrio de Gros “de toda la vida”. En el año 2000 le pilló por los pelos el sonado ERE en el que la multinacional despidió a más de 10.000 trabajadores. Se prejubiló con 52 años. Desde entonces, reparte su tiempo entre el mar y las gestiones administrativas de su comunidad de vecinos, donde su labor es muy apreciada.

Últimamente, no ha tenido demasiado tiempo para los papeleos ni para salir a navegar. “En octubre a Marisa le diagnosticaron cáncer de ovarios y se encuentra en pleno tratamiento”, cuenta. “La siguiente cita no se la han dado hasta dentro de tres meses”, señal de que la quimioterapia está surtiendo efecto y la enfermedad les está dando una tregua. Sentado enfrente de su ordenador, me explica que tiene “un montón” de canciones guardadas en su disco duro. Como en muchos otros lugares, la inevitable “Resistiré” ejerce aquí de banda sonora de agradecimiento al colectivo sanitario. Estos días de encierro, ya se sabe, no siempre han imperado el buen juicio y la cautela del pinchadiscos. “Leí en el periódico que algunos vecinos de San Sebastián se habían quejado de la música”, corrobora Miguel. Así que de un día para otro decidió cortar por lo sano y se cayeron del repertorio todas las canciones menos el recuperado hit del Dúo Dinámico.

DJ Irun coronavirus

Miguel, buscando el «Resistiré» // BI FM

A los 3 minutos y medio, cuando termina la canción, se acaba la fiesta y no hay excusa para montar un guateque improvisado. Los vecinos se despiden hasta el día siguiente. “Yo no quiero líos. Con una canción es suficiente. Con esto mostramos nuestro apoyo a todos los médicos y enfermeros que están trabajando en estos momentos tan duros. Ese debería ser el objetivo”, sentencia.

María Luisa aparece en la habitación con un pañuelo que le cubre la cabeza. A ella también le gusta salir con su marido a pescar txipirones, verdel, jurel… “Arraitxikis”, tercia Miguel. “Hasta alguna vez pescamos algo”. La cita de las 8 de la tarde es sagrada en esta casa. Cada uno cumple una función: Miguel pone la música, María Luisa saluda emocionada a todos sus vecinos. Hasta les lanza besos. Ha resistido y el cáncer se está evaporando.

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