De manera desinteresada, Nave 9, el bar del Museo Marítimo, ha cedido sus mesas y su cerveza a la Asociación de Bares Rockeros Intentando Resurgir con el fin de «ayudar a locales cercanos» y contar con una «motivación para salir del agujero del confinamiento». Hablamos con Txarly Romero, responsable de la iniciativa.
De esta vamos a salir mejores, nos decían. Juntos somos más fuertes, nos arengaban. Este virus lo paramos unidos, proclamaba el Gobierno. Pero, ha sido pensarse que se ha pasado lo peor de la alarma del Covid-19 y nos ha faltado tiempo para demostrar que el «yo» sigue preocupándonos bastante más que el «nosotros».
En estas, con Euskadi ya en la Fase 2 del plan de desescalada, con la «nueva normalidad» más o menos instalada, va creciendo el número de hosteleros que levantan la persiana de su local o que, al menos, colocan en su terraza las mesas permitidas por ley. Pero son muchos otros los establecimientos que no han reabierto. Algunos no volverán a hacerlo. Otros, cuando las fases venideras sean benévolas con su modelo de negocio. Hasta entonces, toca esperar… y tirar de provisiones. O de créditos.
Sin embargo, hay quien sigue pensando que el «nosotros» debería prevalecer por encima del resto de pronombres. Solo así se explica que Txarly Romero, el responsable de Nave 9, el bar de Itsasmuseum, el anteriormente conocido como Museo Marítimo Ría de Bilbao, haya reabierto sin hacerlo en primera persona, cediendo su espacio (y hasta su cerveza) a la recién constituida Asociación de Bares Rockeros Intentando Resurgir (A.B.R.I.R.). ¿El fin? «Ayudar a locales cercanos» y contar con una «motivación para salir del agujero del confinamiento».
¿Cómo surge A.B.R.I.R. y por qué esta colaboración?
La colaboración con la Asociación de Bares Rockeros Intentando Resurgir surgió de manera casual. Nosotros habíamos pensado en ofrecer nuestra idea de ceder la terraza a una serie de locales a los que solemos acudir, algunos de Bilbo y algún otro de fuera (que descartamos por el tema de las restricciones de movilidad en aquel momento). El Gure Txoko era uno de ellos y, justo el día que se lo propusimos, se dio a conocer la asociación, de la que él forma parte junto a otros seis bares del Casco Viejo, algunos de los cuales también estaban en nuestra mente. A Txema, su responsable, le pareció que lo ideal era dedicar la iniciativa a la asociación, así que dicho y hecho. Los bares asociados son La Espuela, Las Ruedas, el Metal, el Revenge, Skulls, Zerua Rock Bar y Gure Txoko.
¿Cómo surge esa idea de ceder tu terraza? ¿Cómo funciona el invento?
El tema de ceder la terraza surge como una motivación personal para volver a empezar con ganas. Después de dos meses encerrados no nos veíamos levantando la persiana de un día para otro sin más, así que nos vino a la mente esta idea, que por un lado ayudaba a locales cercanos y por otra nos daba una motivación excelente para salir del agujero del confinamiento con un objetivo.
El funcionamiento del evento es sencillo: les cedemos la terraza y toda la infraestructura del local durante un fin de semana para que se reencuentren con su clientela y empecemos a vivir juntos esta nueva etapa, eso sí, a cambio de que ambienten el local y la terraza con su música y buen rollo. Como ves, también nosotros ganamos, igual hasta descubrimos algún grupo (risas)…
Sorprende que abras sin abrir. Tras dos meses, vas a seguir sin generar ingresos, ¿no te preocupa?
La terraza la inauguramos con un fin de semana dedicado al Trapi y teníamos muy claro que tenía que ser así. Era algo personal por encima del dinero. Ese mismo día me llamaron para celebrar varios eventos el fin de semana siguiente y les tuvimos que explicar que era imposible porque teníamos un compromiso con la asociación A.B.R.I.R. y es lo que nos pedía el cuerpo. Sí que abriremos unos días entre semana en esta Fase 2 porque hay amigos que nos han pedido reservar las mesas de la terraza y nos apetece sentarnos con ellos a charlar y disfrutar de ese momento. Luego, a partir del día 2 de junio, ya veremos lo que pasa y cómo lo hacemos.
Incluso regalas a los compañeros la cerveza que sirven. Entenderás que eres un caso único…
Queríamos apoyar al 100%, así que ni nos planteamos la idea de cobrar por nada. Además, así es mas fácil todo (risas). También quiero recordar el apoyo que hemos recibido del Grupo Mahou-San Miguel y La Salve, que han regalado mercancía a muchos clientes para la reapertura de los locales. Ojalá no fuésemos los únicos en montar iniciativas solidarias como esta, pero tampoco buscamos serlo, solo intentamos llevar a buen fin las ideas que se nos ocurren, tanto en este campo, como en otros. A veces se puede y, otras, no.
Muchos hosteleros se están uniendo en una protesta común. A nivel individual, ¿qué pides tú?
A la nueva normalidad en el terreno de la hostelería, que es el que me ocupa, le pido lo mismo que pedía antes: que el control y las medidas tan férreas a las que nos someten se pongan en función del uso y abuso que los hosteleros hagan de ellas. Me explico. Igual hay que probar a dejar hacer y crear una legislación basada en la confianza en el hostelero y no en restricciones y sanciones, creo que enseguida se vería el papel real de cada uno.
Tiempo atrás decías que hacía falta un alcalde de la noche. ¿Qué va a pasar con «la noche»? Porque si estaba mal la cosa… ¿Es el coronavirus la puntilla?
El tema del futuro de todo está tan en el aire que lo que diga ahora mañana puede leerse como completamente desfasado. La noche siempre tendrá un hueco, nosotros la vamos cambiando, la instrumentalizamos a nuestro antojo en cada etapa vital que pasamos, así que todavía tiene muchas cosas que ofrecernos. Tendremos que descubrir nuevas formas de vivirla y, algunos, de rentabilizarla.
Está claro que hay cosas que nosotros mismos podemos cambiar, mejorar. Acciones solidarias como la tuya te honran. Pero, ¿qué otras acciones podrían darse en la sociedad para ayudarnos entre todos? ¿Nos falta empatía?
Nos falta de todo y nos sobra mucho, ha quedado patente en este encierro y posterior suelta. Me imagino que se publicarán tratados, estudios, tesis… que intenten explicar lo que ha pasado y, por supuesto, cada individuo tendrá su opinión y sacará sus conclusiones. No tengo mucha esperanza en que haya un cambio a mejor y espero que no sea a peor. A nivel personal y laboral, nos iremos adaptando a lo que venga. Nosotros ya estábamos acostumbrados cambiar de negocio cada poco tiempo y, ahora que nos queríamos asentar una temporada, nos viene esto (risas).
¿Qué corre más peligro de extinción: los locales nocturnos, el rock and roll o la propia especie humana?
Hay que tener esperanza. Hasta que llegue el armagedón, el apocalipsis o lo que sea, vamos a disfrutar de lo que tenemos y dejar de pensar en lo que se acabará antes, que casi seguro que vamos nosotros los primeros. Mientras tanto, que no nos quiten el rock and roll con amigos a altas horas de la noche en la barra de un bar, aunque por la edad sea de vez en cuando. Por cierto: no soy muy fan de las terrazas al sol, ni de las mesas bajas (risas).
¿Algo más que añadir?
Me gustaría dedicar esta última línea al equipo de la Nave 9, a todos los que han cruzado la puerta durante estos tres años, y a María especialmente, que siempre está al pie del cañón cuando se la necesita.