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Camellos: «No pasa nada si te gusta Fran Perea»

Entrevista a Camellos, que este fin de semana actúan en sendas fiestas Ebrovisión en Donosti y Bilbao, con formación de gala y nuevos temas.

Camellos
Entrevista a Camellos, que este fin de semana actúan en sendas fiestas del festival Ebrovisión en Donostia (viernes 26 de abril) y Bilbao (sábado 27), con formación de gala y nuevas canciones. Será divertido

Son divertidos y ácidos, de esos que dicen chorradas que van muy en serio. Sus letras son inteligentes, pero ellos prefieren pensar que son estúpidas. Son guitarreros pero versionan a Joe Crepúsculo. Su rollo es el hooliganismo inglés, pero siempre los comparan con Siniestro Total y muchas bandas españolas de los 80. Demasiadas, seguramente. Les dicen que hacen punk, pero les flipa el bakalao. Es un grupo madrileño y le cantan a Madrid, aunque ninguno es de la capital del reino. Se enorgullecen de ser de barrio, pero su último disco se grabó en una casa con piscina. Y se nota. Hay quien solo los conoce por «Arroz con cosas», pero la verdad es que llevan ya tres álbumes, con un cuarto en camino que llegará este mismo año.

Son Camellos, el grupo de Fernando Naval (guitarra y voz), Frankie Ríos (guitarra y voz), Jorge Betrán (batería) y Tommy DeWolfe (bajo), cuarteto mordaz y garajero que en septiembre montarán un buen pogo en Miranda de Ebro, en el festival Ebrovisión 2024, cuyas fiestas de presentación en Donostia y Bilbao tendrán lugar este próximo fin de semana, el viernes 26 de abril (Sala Dabadaba, + Total Noventa) y el sábado 27 (Muelle, + Optigan1 DJ) con ellos como protagonistas.

Dos noches en las que, además, podremos verlos con la formación de las grandes citas, ya que estarán acompañados por los Gloriosa Rotonda Abel Maregil (guitarra) y Javier Garay (percusiones). Antes de ellas, llamamos a Fer para charlar un rato de esto, aquello y lo otro.

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Hemos descubierto ya dos nuevos temas este 2024. ¿Son adelanto de un nuevo álbum?

Sí. Todavía no hemos informado de que va a haber un nuevo disco, pero saldrá en otoño.

¿Vuestros discos parten de una idea, de un concepto unitario, o son más una colección de canciones? El debut fue un poco esto último, mientras que lo más reciente pareció lo primero.

Sí, el debut nació con ese espíritu de agrupar canciones que ya teníamos y no tanto con una idea artística como sí había detrás de “Manual de estilo” o “Calle para siempre”. El disco nuevo intentará retomar lo primero, con canciones que hemos ido haciendo a lo largo de bastante tiempo. Queremos recuperar lo que hicimos en “Embajadores”, con canciones que tengan personalidad propia, que sea un compendio de singles más que un álbum con un concepto artístico único.

El último trabajo fue más pop en lo sonoro, con una producción más trabajada, no sé si decir elegante. Con más matices.

Hay una cosa que reconocemos internamente que es que las condiciones extramusicales nos influyen mucho. “Embajadores” se grabó en día y medio en un estudio de Rivas, por lo que cuenta con esa celeridad por el contexto, mientras que “Manual de estilo” se hizo en dos semanas en una casa con piscina, así que tiene ese otro ambiente porque es el que nos rodeaba. Hay pausa, hay arreglos, esos matices que decías. Se perdió inmediatez, pero se ganaron otras cosas.

Con todo, no parece que el barrio os vaya a abandonar, por mucho que pudierais llegar a abandonarlo vosotros.

Es innegable que hay un sonido detrás, una continuidad, esa honestidad con la que tratamos las cosas. Seguimos siendo nosotros y no tratamos de ser nadie más. El contexto afecta, pero seguimos siendo los mismos.

La fábrica de baile de Camellos

El contexto. Hablemos de Madrid. Ninguno sois de allí, pero sois una banda madrileña. Y le cantáis a Madrid.

Todo habría cambiado si no fuera por Madrid. De hecho, ni nos hubiéramos conocido. Madrid nos inspira esa velocidad, ese sinvivivir, ese sobrevivir a esta vorágine. Nos da preocupaciones diferentes. Somos currelas en una gran ciudad peleando por salir adelante. El noventa por ciento está en esa misma situación.

Pues está la cosa picante en Madrid, sobre todo a nivel político. Vosotros, sin ser una banda política, tenéis guiños, pildoritas, que son muy políticos. Tiráis de humor, de acidez, de juegos palabras, no sois punk en el sentido más aguerrido y malcarado, pero ahí está. Hacéis coñas que van muy en serio.

Somos gente con mucha preocupación política y nunca nos hemos preocupado de ocultarlo. Las gracias, el sarcasmo, siempre tienen un color político. Quien diga que es apolítico, ya sabemos de qué pie cojea. Nos preocupa lo que nos rodea y la política nos influye, nos afecta, aunque no nos guste imponer a la gente escuchar tu opinión sin más, pero es imposible taparla. No nos gusta dar la barrila con cosas directas, nos gusta decir las cosas de otra manera, con sarcasmo, con ironía. No voy a decir que con inteligencia. Al revés, con estupidez.

Siempre os comparan con bandas españolas míticas como Siniestro Total, que sí, pero yo creo que lo vuestro tiene mucho de ese costumbrismo y ese retrato ácido que es más británico que otra cosa. Como el propio punk o el pop de allá. Estaba escuchando el «Parklife» de Blur, que cumple 30 años, y ahí también hay humor, acidez, sarcasmo, coña. Me da que vuestra educación musical, literaria, humorística, se acerca más a los Monty Python que a ciertas referencias españolas que siempre salen.

Me alegra tu ojo clínico, porque estamos siempre defendiéndonos, entre comillas, de referentes que nos gustan pero que no sentimos nuestros. Nos gustan Siniestro Total, Ilegales, todo eso, pero la música de esa época era realmente residual para nosotros frente a lo que realmente hemos escuchado, sean Blur, The Clash, Wire, Gang Of Four, gente que nos ha acompañado mucho más a lo largo de nuestras vidas. Siempre nos hemos sentido más unos hooligans que unos horteras ochenteros. Los referentes ingleses son más nuestro rollo. Nuestra idea inicial fue la de montar una banda para cantar con tus amigos en el bar.

En Inglaterra, incluso grupos que en España se consideran de «pop blandito» tienen posicionamientos políticos que aquí son impensables. Mira Pet Shop Boys, por ejemplo.

Pet Shop Boys o Happy Mondays, sí. Solo hay que ver el documental de «24 Hour Party People» para darte cuenta de cómo vivía esta gente de verdad, más allá de la música hedonista y divertida que hacían.

Hay muchas maneras de afrontar el punk, seguramente. ¿O no?

A nosotros, aunque nos gusta mucho el punk nacional y adoramos a muchas bandas a las que homenajeamos cuando podemos, no nos consideramos punk. Pero, claro, luego ves a gente que dice que por comer vegetales eres punk o que por pegar un grito en el escenario ya eres punk, pues mira, no. No nos consideramos punk, precisamente, porque nos gusta y lo entendemos.

Se abre un melón interesante si hablamos de esto de adaptar conceptos al gusto de cada cual. No dejáis de formar parte de la escena del pop independiente, donde ahora triunfa más aquello que se acerca a los grandes hitos de La Movida y al pop-rock de siempre que al punk o al indie, propiamente. Mientras que vosotros colaboráis con Josele Santiago (Los Enemigos) y versionáis a Joe Crepúsculo, lo que se lleva es homenajear a La Oreja de Van Gogh.

Ja, ja, totalmente. Pero a mí no me disgusta ese eclecticismo musical que parece que tanto ronda ahora. Cuando hablo con gente de la cuerda de Camellos, veo que hay cierta vergüenza a reconocer haber escuchado ciertas cosas, que no casan con lo que se espera de la gente del rock. A mí me parece bastante loco, no me encaja musicalmente, pero prefiero que la gente sea realista. Antes se pensaba que las bandas de aquí que cantaban en inglés podrían petarlo en Inglaterra, pero ese velo ya ha caído y, si te ha gustado Fran Perea de niño o Camela ahora, pues no pasa nada.

¿Cómo van a ser los conciertos de este fin de semana en Donosti y Bilbao?

Vamos a tocar las canciones nuevas que ya hemos presentado y un grupo de canciones escogidas de los discos anteriores. Vamos con la formación entera, difícil de ver en salas, incluyendo a nuestro percusionista, Javier Garay, que es de Bilbao. Vamos seis personas, así que vamos con toda la tralla. Va a ser bastante ‘epic’.

Cartel de Ebrovisión 2024

Sendas fiestas Ebrovisión, festival en el que estaréis en septiembre. ¿Cómo está la agenda festivalera?

Vamos a ir al Palencia Sonora, al Phe Festival de Tenerife… con más cosillas por salir. Pero este será un verano light. El verano gordo será el siguiente, ya con el nuevo disco.

Tras el concierto de Bilbao pincharé yo en la sala Muelle. ¿Qué es lo que os gustaría escuchar? ¿Qué os motiva para estar de fiesta en un pub tras un concierto de Camellos?

Obviamente, cada uno tenemos un gusto, pero últimamente hay bandas que están haciendo un remember del techno más asqueroso, en el buen sentido. Grupos como Nerve Agent, Parkineos… suenan mucho en nuestra furgoneta. Te tiene que gustar el techno zapatillero, pero nos hace gracia que estén en boga sonidos que resonaban cuando éramos niños, Pont Aeri, Scorpia y todo eso. Joe Crepúsculo o Los Ganglios llevan muchos años pinchando bakalao, pero es algo que ahora parece que se lleva. Nos retrotrae a nuestra infancia.

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