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Entrevistas

Samantha Hudson: «El arte tiene que estar comprometido»

Multifacética y controvertida (‘es la polémica la que me persigue a mí’), nos habla de compromiso, política, raves, ‘Zorra’, la Ley Trans…

Samantha Hudson y Parkineos
Pillamos a la multifacética y controvertida artista en pleno casting de un proyecto audiovisual secreto, justo antes de actuar en Bilbao dentro de la gira «AOVE Black Label», derivada de un nuevo EP que, aunque menos político, tira de ritmos bakalas para reclamar la noche como espacio liberador y contracultural

En los dos años y poco transcurridos entre su álbum de debut, nuestra primera entrevista con ella, y hoy, a Samantha Hudson le ha pasado de todo y, aparentemente, todo bueno. Convertida en un personaje popular a nivel estatal, la multifacética y siempre controvertida artista -«es la polémica la que me persigue a mí», sostiene- remarca su esencia underground y su militancia, siempre ligada a cuestiones sociales y el movimiento queer.

Ganadora del premio MTV EMA 2023 a mejor artista española, su último trabajo es «AOVE Black Label» (Subterfuge), un EP extendido en el que, haciendo un discurso menos explícito o literal y más fiestero, tira de ritmos claramente noventeros, abiertamente bakalas, para reclamar la noche y las raves como espacios liberadores y contraculturales.

Hablamos con ella justo después de salir de un casting para un proyecto audiovisual secreto y poco antes de actuar en Bilbao (Sala Santana 27, viernes 23 de febrero), donde promete una «liturgia electrónica». Un día después, el sábado 24, hará lo propio en Burgos (Andén 56).

Nos han dicho en tu sello que andabas de castings… ¿se puede decir qué andas maquinando por ahí?

No, totalmente confidencial. Evidentemente, es algo audiovisual… pero no puedo adelantar nada.

Pensaba que cuando alguien se hace popular y ya tiene una trayectoria y una manera de ser y de hacer bien conocidas, cuando se conocen ya unas características y una valía, que esto de los castings, ya…

Es que yo soy humana y a veces divina, pero si te quedas solo con la segunda parte puedes pensar que ya tengo las puertas del Olimpo abiertas (risas), pero no, hay que hacer el casting como todo el mundo, bien mundana como el resto de mortales.

Lo que está claro es que eres una artista multidisciplinar…

Mujer del Renacimiento creo que es una definición que encaja bastante conmigo.

Te entrevistamos en BI FM en diciembre de 2021, con tour por Bilbao incluido…

¡Sí! ¡Me acuerdo!

Samantha Hudson

Samantha Hudson en Bilbao // Ricardo Cerdá Aldama

…pero es que has estado varias veces ya por aquí, aunque ahora vienes en primera persona y a una sala, a una muy grande. Bilbao tiene fama de punk, pero quizá sea también muy queer. No sé si una cosa no va de la mano de la otra…

Mira, hay tres ciudades, más allá de Madrid y Barcelona, que siempre me ganan, que son Granada, Valencia y Bilbao. Bilbao me enamora, se respira ese aire punk, con mucha propuesta disidente muy interesante, no sé si con una escena queer predominante, pero desde luego, con bien de monstruas, vagas y maleantes, todas divinas. Me parece una ciudad maravillosa y es de las que más he visitado, no solo por trabajo. Debería ser euskalduna.

De 2021 a hoy, desde fuera, parece que te han pasado muchas cosas y todas buenas, tu estatus como artista es otro. ¿En qué momento te encuentras?

En uno muy bueno, la verdad, en mayo hará un año del inicio de la gira y no puedo estar más convencida de la propuesta, que es muy contemporánea, muy marciana, muy bakala, con un hibris muy rocambolesco, en el sentido bueno de la palabra, y no paro de hacer cosas que me gustan, que yo creo que es el objetivo máximo de todo aquel que habita este universo. Que tu trabajo sea también tu pasión es una cosa que suena muy a entreteneur cutre, de startup empresarial de algún jovencito… claro que yo no exploto a nadie (risas).

En aquella entrevista nos dejaste un titular como “Ir a Eurovisión se me haría bola por países como Israel o Rusia”. Parece que lo hubieses dicho hoy, no en 2021.

Es que todo lo que ha estallado recientemente yo creo que se podía pronosticar desde hace mucho más. Cuando lo dije alguna se llevaría las manos a la cabeza, pero yo no doy puntada sin hilo. No viene de nuevo nada de este tema.

Samantha Hudson

Samantha Hudson – Chula (2023)

Entiendo que seguirías sin ir a Eurovisión, lo que no sé es qué te parece la canción de este año, “Zorra”.

A mí me parece un temazo, me encanta que se resignifique la palabra, me parece muy bien la letra y me sorprende que la gente ponga el grito en el cielo porque una mujer esté cantando que es una zorra en lugar de hacerlo porque un país como Israel participe en este festival. Siempre focalizamos nuestra atención en las cosas más mundanas y anodinas en lugar de hacerlo con cosas que sí darían pie a una verdadera reivindicación política más contundente. A mí “Zorra” me encanta, coincidí con Nebulossa en el Carnaval de Lanzarote y tengo la frase “Estoy en buen momento” grabada a fuego.

Ahora, que eres partícipe del “star system”, te encontrarás con gente que diga que hay que autocensurarse, no mojarse. Tú te has posicionado siempre, pero no sé si entra en tus planes cortarte con algo que puedas decir o si esto es innegociable.

En mi caso, he ido puliendo la arrogancia de la juventud y quizá un carácter que te lleva a sentar cátedra sobre temas controvertidos lo vas limando, pero creo que me sigue caracterizando ser mordaz o deslenguada, que eso es una de las claves de mi idiosincrasia y que no puedo escapar de ello. De todas formas, el éxito es algo muy evasivo, esquivo y caprichoso y considero que lo que hay que tener claro es quién eres tú, cuál es tu propuesta, quién es tu público y cuál es el contexto. Yo siempre he tenido esa ecuación en la cabeza y he sacado partido de esa controversia que, contra todo pronóstico, no la persigo yo sino que me persigue ella a mí. Parece que no puedo escapar de la polémica, somos como Tom & Jerry.

Hay quien opina que la gente de la música, del cine, de las artes está para entretener y que no debería pasar de ahí.

Puedes posicionarte sin comprometerte. No hace falta atacar a personas concretas o instituciones, pero dejando claro con qué ideales comulgas y qué ideología encuentras más coherente con tu ética y tu moral particular. No diría que es algo fácil, aunque lo considero asequible. Yo sí que creo que el arte tiene que estar comprometido, que tiene que ser un agitador de conciencias, un revulsivo y posicionarse a favor de las cuestiones sociales más progresistas.

En tu anterior trabajo parecía que tenías más ganas de contar cosas, de mojarte. El nuevo es más cañero sonoramente, más bakala, más hedonista.

Las letras de mi último EP son un poco más distendidas, tiene un aire más hedonista, más disfrutón, pero, aunque las canciones no tienen la misma carga política que lo anterior, al final no dejo de ser una artista que viene del underground, con una identidad de género disidente; para qué engañarnos, soy un basilisco hermafrodita (risas), lo cual ya creo que es una declaración de intenciones, aunque las últimas canciones no sean tan literales o explícitas.

¿Cómo trasladas todo eso al directo?

Pues, desde luego, cuando llega el momento de cantar “Por España” es imposible censurar el compromiso político y la reivindicación. Pero luego, la gira “AOVE Black Label” tiene mucho de música, de contracultura de club de los 90, es una rave, con una atmósfera muy de discoteca, incluso de after. Es muy de bailar, pero repaso las canciones de toda mi carrera y tampoco faltan los speechs entre tema y tema. Es una liturgia electrónica con el público y se genera una situación muy bonita, seas la más disidente o una persona normativa que se ha movido por curiosidad. Todas se dejan seducir por un espacio liberado y permisivo con todas las cosas que alguna vez nos han suscitado vergüenza o culpabilidad. Creo que tengo el mejor público del mundo, con una caterva de papás, mamás, abuelas, parejas heterosexuales, las niñas más revoltosas y subversivas de cada ciudad… se respira una sinergia tan auténtica que no es un show unilateral, no soy yo haciendo mi movida y ya está.

¿Qué os ha dado a la gente veinteañera con ese sonido electrónico tan de los 90 que, por edad, no llegasteis a vivir?

Ya, hay un resurgimiento de esa escena de club y, sobre todo, una inclusión, o no tanto, porque la rave siempre ha sido un escenario muy liberador para el colectivo queer, pero quizá ahora cortamos el bacalao y hay una voz mandante bien disidente que está ahí partiéndolo en el clubbing, en el parking, en esa atmósfera de polígono tan hardcoreta. Hay un revival y es un poco raro, sí, porque no lo hemos vivido, pero hay como una nostalgia. Nos ha tocado revisitar esta escena y la estamos exprimiendo al máximo. A mí me va como anillo al dedo.

Una buena fiesta, una rave, ¿es un acto político o contracultural?

Creo que es contracultural. Es cierto que hay prácticas que a lo mejor te impiden al día siguiente ir a la asamblea (risas), pero creo que la gente disidente de género, la gente queer, la que ha sido relegada en los márgenes de la norma, ha encontrado siempre un refugio en la noche, en el club, en los entornos más oscuros, en el antro, en los sitios más clandestinos. Parece que la luz del día nos hacía daño, nos reprimía, parece que no teníamos derecho a ocupar los espacios públicos vestidas con toda nuestra lujuria y expresarnos de la forma más honesta posible. La noche es un terreno que nos ha pertenecido y que seguimos reivindicando. No sé si es una conquista política, pero, desde luego, es una conquista cultural. Y personal. Sentirte que puedes ponerte el modelo que te dé la gana, bailar hasta caer desfallecida, expresar tus entrañas y lo más profundo de tu alma desde el coño. Hay gente que dice «te falta calle», pero yo hay a quien le diría: «Te falta rave».

¿Te sientes un referente generacional? ¿Puede ser eso mayor premio que un MTV EMA?

El premio a «Mejor Artista Española 2023» creo que fue un espaldarazo a mi carrera musical, por supuesto, pero, sobre todo, una forma de valorar el concepto que yo defiendo y que va más allá de la música. Involucra mi discurso, los valores que defiendo y mi comunidad. Yo no busco ser un referente, acepto si alguien cree que lo soy, pero mi generación o esas personas jóvenes comparten conmigo su tiempo y defienden todas estas cuestiones sociales con tesón son también referencia para mí. Yo noy una superestrella, pero eso quizá pueda tener sentido en una constelación formada por todas esa personas que apoyan mi trabajo y empatizan de una manera completamente auténtica.

Samantha Hudson

Samantha Hudson, «Por España» // Gonza Gallego

¿Te han ofrecido ya meterte en política?

Yo no quiero estar en política. Además, se entiende de una manera muy institucional, pero las grandes conquistas en materia de derechos se han conseguido desde la calle y gracias a las personas que están al pie del cañón, gracias al vecindario, desde el barrio, con el movimiento de la gente obrera. Se puede hacer política al margen de las instituciones, creo que es más efectiva y la manera con la que yo me identifico.

¿Cómo has vivido, por ejemplo, la controversia y las divisiones en torno a la «Ley Trans»?

No lo he sentido en primera persona porque me considero una persona bastante privilegiada; me dedico a una cosa que me gusta, con la que he conseguido estabilidad económica, lo cual es un privilegio viendo el panorama de la juventud, y nunca me ha interesado cambiarme el sexo en el Registro Civil, pero, aunque no me haya afectado, me parece una sinvergonzonería que nuestros derechos sean una moneda de cambio y veamos en peligro necesidades básicas y derechos humanos fundamentales. Que cada vez que cambie el Gobierno seamos sujeto de debate es una vergüenza.

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