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CRÓNICA y FOTOS: 10 años y un día de Fever Bilbao contados desde dentro en exclusiva para bi fm

El pasado fin de semana (6 y 7 de noviembre), la reconocida sala cumplió una década (tras 500 conciertos y más de 3200 sesiones). Lo celebró con dos días de fiesta, música y dj sets de pinchas de la casa, invitados y viejos amigos que fueron residentes en los primeros años y contribuyeron a hacer del club lo que es hoy. Entre ellos, Guille Calleja (aka Mr. Chase), que, además de volver a los platos de Fever, hizo de cronista para esta casa de un fin de semana para el recuerdo. Aquí nos lo cuenta (con fotos de Rubén Altuna)


El pasado fin de semana (6 y 7 de noviembre), la reconocida sala cumplió una década (tras 500 conciertos y más de 3200 sesiones). Lo celebró con dos días de fiesta, música y dj sets de pinchas de la casa, invitados y viejos amigos que fueron residentes en los primeros años y contribuyeron a hacer del club lo que es hoy. Entre ellos, Guille Calleja (aka Mr. Chase), que, además de volver a los platos de Fever, hizo de cronista para esta casa de un fin de semana para el recuerdo. Aquí nos lo cuenta (con fotos de Rubén Altuna)


 

Diez años, 500 conciertos y más de 3200 sesiones es una forma muy vaga de describir lo que ha pasado en Fever desde su inauguración aquel 5 de noviembre de 2005. La sala (asociada a nuestro bi fm Club) nació en un momento en que la sacrosanta noche bilbaína vivía en la semiclandestinidad, los mejores bares y tugurios de toda la vida eran perseguidos y castigados por una ordenanza municipal ciertamente castradora, y la mayoría de locales con licencia para festejar hasta altas horas habían desterrado de sus cabinas cualquier cosa que se asemejase a la buena música.

 

 fever10 guille adriánMr. Chase (nuestro infiltrado en el sarao) y Adrián Medrano (aka Santo), uno de los alma mater de Fever

 

Fue entonces cuando 3 intrépidos personajes (ya sabéis quiénes son, ¿hace falta que repita sus nombres?), expertos como ninguno en música y en organización de celebraciones de calidad, capitanearon un equipo insólito y sin precedentes en la noche local. Seleccionaron a la mayoría de los mejores pinchadiscos, videojockeys, camareros, seguratas, RRPP y bailones de una generación para dar forma a una apuesta faraónica, arriesgada a priori, que acabaría por cambiar las noches de la Villa para siempre.

 

 fever10 público2Ganas de pasarlo bien, eso siempre ha habido en Fever Bilbao

 

Sí, en ciudades más grandes podía haber cosas similares, pero sí, todos los eminentes visitantes que se acercaban al club coincidían en que había algo que lo hacía único: ni en Berlín, ni en NYC, ni en Manchester, ni en Barna se podía respirar en un club tal ambiente de pluralidad y tolerancia; nunca la oferta musical había sido tan variada y dispar. Probablemente, una de las razones para explicar el éxito de Fever era su ubicación: una macrodiscoteca de barrio con ínfulas (y con el saber hacer) de club en Williamsburg. Y sus asistentes eran clubbers de excepción: bilbainitos y bilbainitas, jóvenes de todas las edades que junto a sus colegas forasteros se acercaban ávidos de juerga y flipaban en colores cada finde. Rockeros, raperos, technoheadz, petardos, mods, pijos, artcoretas, rastafaris, heavies, indies, travestis… ¡¡Daba igual!! Todos tenían su lugar y había un lugar para todos.

 

fever10 ruletaLa Fever Ruleta de la fortuna // R. Altuna

 

Hoy, los hábitos de ocio y consumo han cambiado, y Fever ya no es novedad. Pero el club mantiene su filosofía de antaño. Y es comprensible que para sufragar tanto paté de foie musical en su programación haya que sacrificar a menudo una de sus salas para darle a un amplio sector de la chavalería una dosis intensiva de esa carroña horteril que tanto le satisface. Buena muestra de esto es el cartel que la dirección del club anunció para la fiesta de celebración de su décimo aniversario.

 

fever10 brindis¡Por 10 años más de Fever! // Rubén Altuna

 

La velada comenzaba prontito con Gemma Ray, cantante y autora británica afincada en Berlín que defendió con honores su repertorio de pop noir y blues rasgado inspirado en el arcén fangoso de alguna carretera secundaria poco iluminada. Ella, su banda y su mensaje sónico fueron una absoluta delicia para la mayoría del público, que escuchaba embelesado mientras una inmensa minoría se saludaba, felicitaba, brindaba y comía canapés disfrutando del glamour y la pompa característicos del lado sudeste de la ciudad.

 

 fever10 gemma rayGemma Ray // R. Altuna

 

fever10 jspx1A continuación, aparecieron en escena los grandes protagonistas de la noche, tres tipos que pronto deberían tener una calle, plaza o alameda con su nombre en cualquier lugar del Casco Viejo: la Jon Spencer Blues Explosion. Pocas bandas han sido tan veneradas, admiradas (incluso imitadas) en la escena local, así que se antojaban maestros de ceremonias perfectos para una celebración de este calibre.

 

En un repertorio articulado por los trallazos guarrofunk noventeros de su último «Freedom Tower – No Wave Dance Party 2015» (Bronze Rat Records, 2015) y trufado de éxitos de toda su carrera (como «Born Bad» o «She Said«), el trío neoyorquino exhibió clase y maneras a paladas, como es costumbre. Su sonido excesivo y atronador, heredero de Link Wray y ahora Beastie Boys, sólo se vio afectado en el par de momentos en los que a su técnico se le encabritó el equipo de Gold Fever, y la descarga de subgraves se tornó extrema. Seamos claros, hay espectros sónicos y niveles de saturación que sólo se consiguen forzando el equipo al máximo, y forzar al máximo el equipo de esta sala es una tarea que requiere mucho conocimiento del mismo y mucho temperamento. Vamos, que el tipo nos dejó fritos los oídos y frita la sesera.

 

 fever10 jspx2JSBX, «atronando» Fever // R. Altuna

 

fever10 madowYa en horario de club, mientras Kinki y Mimoloco mantenían la temperatura en la sala Gold, La Pareja Más Deseada abría fuego en la cabina de Pink Fever (a la derecha, Lourdes Madow, una de la esenciales de la Pink Family), con todo su arsenal de arte y talento, recibiendo al público más todoterreno, que comenzaba a agolparse a las puertas de la disco. Ellos prepararon el terreno para Hidrogennesse Djs, embajadores de la Barcelona más atrevida, vanguardista y elegante. DJV Sound y Arne Ö hacían lo propio desde los Funktion One de Blue Fever, con su electrónica de alto octanaje y muchos kilates, para después dar paso al directo de las estrellas invitadas de la sala: Jay Haze (antes Fuckpony), trotamundos de Philadelphia afincado en Lima, propietario de Leftroom y experto de la maquinaria analógica, y la sesión de Pablo Bolivar, fundador de Seven Villas y miembro de Pulshar, representante del soul sintético más contundente y del tech-house más fino de la escena.

 

 fever10 hidrogenesseHidrogenesse djs //Rubén Altuna

 

fever10 paniksA la vez, en la planta baja del Portaventura bilbaíno de la juerga, Black Fever continuaba en llamas y el despiporre rockandrollero post The Jon Spencer Blues Explosion se desataba con el sonido en directo del grupo Los aniks (puedes verlos en la fotografía de la derecha; como todas las de este reportaje, firmada por Rubén Altuna). La mítica banda vizcaína pasó por las tablas de Fever cual apisonadora desbocada, provocando con su ritmo serios daños a la estructura arquitectónica del recinto. Tras ellos, todos los pinchadiscos de HeyHeyMyMy en fila india y… no había manera de irse a dormir. ¡Sorprendido estoy de haberme acordado de todo! Me quito el sombrero con máximo respeto y brindo por muchos años más de Fever. [[Puedes seguir toda la actualidad y la agenda de fiestas, concieros y dj sets del club Fever Bilbao en su web oficial: www.fever.es]]

 

 fever10 públicoDos días de fiesta en Fever // R. Altuna

 

fever10 teapartyLas Tea Party, nuevas generaciones en Fever // R. Altuna

 

fever10 mimolocoMimoloco, otro clásico de la sala que volvía a sus platos

 

fever10 indietecaLa Indieteca, otra reciente (y exitosa) incorporación a la familia Fever

 

fever10 kinkiKinki (dcha.), también de vuelta a Fever por una noche // R. Altuna

 

fever10 josevicenteJosé Vicente (aka DJV Sound), otro de los alma mater de Fever

 

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