No fue la noche de Joey Tempest, al frente de una mítica banda con un repertorio que, en esta ocasión, les hizo naufragar al no haber continuidad entre los temas nuevos y los viejos. Eso sí, hay que seguir valorando la música de los suecos, por encima de otro tipo de parafernalia que a veces marca más el éxito que la propia creación de un artista. Por Antonio Refoyo
No me podía creer la unanimidad entre los asistentes con los que pude hablar a la hora de valorar como «tremenda» la actuación que Europe ofreció en Bilbao el pasado 28 de marzo. Sé que, por lo tanto, por discrepar, me tocará aguantar el comentario de algún fan para el cual Europe lo son todo, pero el caso es que, de entre los presentes en la sala Santana 27, tal vez el que escribe estas líneas fuera la oveja negra del lugar, por desgracia, aunque me gustaría pensar que pongo objetividad en lo que escribo. Por otro lado, no esperéis que despotrique contra una banda para la que hasta ahora solo había tenido buenas palabras en crónicas y críticas de discos. Solo tenéis que buscar algunos de los textos sobre ellos que llevan mi firma y lo comprobaréis, pero me ceñiré a la realidad para valorar esta actuación. Ni más ni menos. Bajo mi propio punto de vista, evidentemente, quitándome el fanatismo de delante de los ojos, que a veces parece que no deja ver.
Tanto es así que no sé si muchos hablarían al final del concierto de que antes había pasado por allí una banda impresionante. Space Octopus se marcó un fenomenal concierto ante una sala que ya comenzaba a estar abarrotada desde primera hora de la noche. El grupo capitaneado por Dann Hoyos tenía nuevo disco que presentar, segundo ya en esta trayectoria bajo su actual denominación, sin dejar de lado un instrumental de su primer disco en solitario con la máscara que ya nos mostrara en anteriores ocasiones.
Técnicamente estuvo el guitarrista a una altura enorme. Parece mentira que alguno de estos temas los pueda cantar y tocar con esa destreza. Si en la voz pone un punto personal, con la guitarra es un derroche constante que debería captar la atención de cualquiera ante un gran músico y una gran banda que es capaz de aunar muy distintos tipos de música en un estilo muy especial. Reconozco que poco a poco me va entrando más esta propuesta en castellano, aunque mantengo que el inglés le hace mucho favor, como demuestra «Jackie«. Pero si la intención es que el estilo sea más peculiar, una vez que el oído se te hace el castellano le da ese toque distinto.
Comenzó con su primera obra, con temas tan representativos como «Gente loca» o «La vida es así«, pasando a su segundo trabajo, de entre los que el primer elegido, «La muerte«, puso el listón altísimo. Me quedaría con este como mejor tema de la noche. Y eso que el nivel no cayó hasta la final «Tu piel una vez más«, con el deseo de volverse a encontrar con nosotros. Espero que el público que se topara con ellos yendo a ver a Europe tomara nota para ello, porque aparte de los grandes mitos hay gente que merece la oportunidad. Incluso había quien pedía otra ante la cara de algunos que con interrogante en la cabeza ponían cara de preferir que salieran ya los cabezas de cartel.
Ante ellos, Joey Tempest y compañía lo tenían todo ganado antes de salir. Hay una sugestión cuando se va a ver un 
grupo de esta envergadura que a veces parece que nos impide valorar las cosas en su justa medida. He visto a Europe en 4 ocasiones en los últimos años y, sin duda, esta es la que menor sensación me ha dejado. Un set list equilibrado entre clásicos y nuevos temas no encontró el punto de conexión necesario en muchos momentos de la descarga. De ahí la reacción un tanto apática en buena parte de la noche por parte de un personal que en algunos casos pareciera esperar ya el famoso «tinonino«. Y eso que en buena parte la gente que hoy sigue a Europe ha madurado. De haber contado con el apoyo mediático necesario no me cabe duda que la banda estaría llenando grandes pabellones en lugar de salas. Sus nuevos discos tras el regreso de la formación no buscan precisamente el mismo impacto comercial, y la banda ha decidido tirar por otro lado, con lo que es cierto que cada vez más gente valora su música y no otro tipo de parafernalia que a veces marca más el éxito que la propia creación de un artista. Cada vez queda menos gente de ese palo entre los asistentes, aunque sigue habiendo un numero nutrido de personas que tienen en mente única y exclusivamente la imagen de los jóvenes de los 80, que ha cambiado bastante en el aspecto musical, algo que aplaudo.
Pero cuando un concierto no llega y musicalmente tenemos a un vocalista que no está a la altura hay que admitirlo. No fue la mejor noche de Joey Tempest. Y no me refiero a la anécdota del resbalón durante «Supertitious«, que pudo llegar a arruinar todo el concierto si cae al foso de fotógrafos como estuvo a punto de ocurrir. Menuda castaña se dio al pisar en falso sobre uno de los monitores. Me refiero a que esta noche sus registros no llegaron a ser los que deberían. Y no hablo de emular la voz que tenía en los tiempos mozos, sino de llegar a cantar como lo hizo hace unos meses en Donosti teloneando a Def Leppard, a pesar de un deficiente sonido. Esta noche se quedó corto en buena parte de los temas, sobre todo en los clásicos. «Carrie» fue el ejemplo definitivo para reflejar que su voz no brillaba esta noche.
Su registro ha cambiado con el paso del tiempo, sirviéndole todavía para ser un vocalista más que solvente en los viejos temas y envidiable en los nuevos. Pero hoy no fue su actuación. Y eso que empezó con buen pie en los dos primeros «Riches To Rage» y «Firefox«. Temas de su última obra en estudio hasta la fecha, que como potente arranque le viene muy bien a la banda sueca.
Alguno tenía la esperanza de que la banda interpretara íntegramente el «Wings Of Tomorrow«, que este año cumple 30 desde su edición, pero al parecer eso queda reservado exclusivamente a Suecia, con lo que aquí nos conformamos con ver algunos temas de ese mítico disco previo al gran pelotazo, que a la postre fueron los mejores momentos de la descarga. Me quedo con «Wasted Time«, con el vocalista ayudado por el público para presentar la obra con su título en castellano, «Alas del mañana«. Quitando el cabreo que se cogió tras el resbalón, estuvo condescendiente el vocalista con el público, provocando algarabía tras su saludo en euskera, entre otras cosas. Y lo que no cabe duda es que físicamente sigue en buena forma y sus movimientos en escena siguen siendo de auténtica estrella, con sus habituales vueltas al pie de micro que tanto gustan a sus seguidores.
Tempest y Norum // Mari Jose Martín
De «Wings Of Tomorrow» también cayeron «Scream Of Anger«, «Stormwind» y «Dance The Night Away«, brillantes momentos todos ellos de una descarga que en cómputos generales no me dejaría del todo satisfecho. No sé si es muy buena idea recuperar un tema como «Demon Head» de su última obra, o no acompañar a «New Love In Town» con «Open Your Heart«, como hacen en su reciente disco en directo, o meter algún tema de nueva creación que a la peña la deja mucho más fría como «No Stone Unturned«. Eso sí, reconozco la calidad y valía de «Love Is Not The Enemy«, único tema del «Secret Society» de 2006 que incluyeron en el repertorio. También defiendo la fuerza que tiene «The Beast«, que en directo es un bombazo, pero no cabe duda de que no tiene el gancho con la concurrencia de los temas más tradicionales. Esa noche incluso no se percibía la magia de otras ocasiones y para cuando «Let The Good Times Rock» intentó levantar aquello la reacción del personal no fue lo entusiasta que debiera.
Tan solo cuando «Rock The Night» comenzó a sonar se levantó el público de verdad. Evidentemente, es un tema que te lleva a ello con su simple ritmo y, no en vano, pertenece ya a su obra más reconocida y que les hizo dar el salto que tal vez después les hizo caer en un agujero sin salida para músicos que querían ser eso, músicos, y no estrellas mediáticas ni una banda para adolescentes enloquecidas. Por eso ahora apuestan por otro tipo de composiciones, como deja claro «Last Look At Eden«, que se ha ganado un puesto en los bises, a pesar de que nuevamente la tónica general es de bastante pasotismo ante un tema del que no se puede discutir su calidad.
Pero buena parte de los allí presentes habían pagado una entrada con un hit en la cabeza y ese era «The Final 
Countdown«, que por sí solo obtiene respuesta, pero una vez más hay que decir que Tempest no alcanzó ciertos registros, sobrepasado por el propio público, sobre todo en la parte final de la canción. Llegó un tanto ahogado. Físicamente, en cuanto a entrega y comunicación con el personal nada que objetar, pero su garganta hoy no alcanzó el nivel que por ejemplo tuvo en este mismo recinto hace unos años. Por otra parte hay que destacar lo estático que estuvo John Norum toda la noche. Solo en este final cambió su puesto con John Leven, aunque eso sí, tocó de maravilla y lo sintió, que es muy importante, sembrando de sensaciones el inicio de «Girl From Lebanon» con su solo al comienzo.
¿Quiere todo esto decir que el concierto fuera malo? Pues no, pero sí que me quiero quedar en un término medio con respecto a los que salían alucinando de una descarga que tuvo algunos debes. En primer lugar, un repertorio que en esta ocasión les hizo naufragar entre los nuevos y los viejos temas, sin encontrar continuidad en los ánimos del público; y, en segundo lugar, un Joey Tempest al que se le debe reconocer que hoy no fue su noche. Aquí no estamos enterrando a nadie, ni lo deseamos por el bien de nuestra música. Europe han demostrado que pueden ser un grupo con mucho que ofrecer tras más de 30 años de trayectoria, que pueden apostar por nuevos temas y que siguen poseyendo la fuerza de los clásicos que hacen levantar cualquier recinto, aunque combinarlos puede traer quebraderos de cabeza. Precisamente por eso, en favor de ellos, hay que decir que en Bilbao no hicieron su mejor actuación. Simplemente no fluyó la química de otras ocasiones.
