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Germán Castañeda

Puro teatro (noviembre): Machos, teatro breve y mucho más que magia

Tres montajes de Pabellón 6 (Bilbao) destacan: ‘Machos en flor’, ‘Tres tristes breves’ y ‘El mago en la botella y otras historias de magia’.

"Machos en flor" // María Casanueva
Nuestra recomendación teatral para las próximas semanas es que, básicamente, vuelvas cada fin de semana a Pabellón 6. Los tres montajes que estarán allí en cartel hasta mediados de diciembre son de lo más interesante de la actual cartelera de artes escénicas: «Machos en flor», «Tres tristes breves» y «El mago en la botella y otras historias de magia»

«Machos en flor», la nueva producción del Laboratorio Teatral de Pabellón 6, es una suerte de reverso del «Sabias ellas» que Felipe Loza escribió y dirigió hace cuatro años. Aquella era una ingeniosa y divertida oda a la inteligencia emocional femenina, presentada como una sucesión de sketches (de géneros y lenguajes teatrales dispares), a cada cuál más brillante y protagonizados por seis mujeres. En este caso, la fórmula se invierte: seis hombres y una historia que, como él mismo dice, sólo es comedia «a ratos», pues habla de algo muy serio: los siglos de herencia machista en los que el patriarcado se han hecho imbatible. Se estrenó en el Teatro Arriaga y ahora está en cartel en Pabellón 6 hasta principios de diciembre.

La sabiduría teatral de Loza («Cabaret Chihuahua», «El gilipollas»…) sitúa a estos «Machos en flor» en el ahora: seis de esos hombres blancos heterosexuales que han tomado conciencia de la situación y se están convirtiendo en aliados de la preceptiva (r)evolución feminista; «machos» en los que están «floreciendo» nuevas masculinidades. Ellos conforman uno de esos ‘círculos de hombres’, grupos que se reúnen a compartir experiencias, emociones y lastres de una educación profundamente machista, con la intención de ‘ser mejores hombres’ y extender la ola feminista entre los demás varones (sí, estos ‘círculos’ por suerte existen, ¡googléalo!).

«Machos en flor» // María Casanueva

Con ese punto de partida, Loza se permite jugar dramatúrgicamente: entrar y salir del grupo, contar cómo son esos personajes pero también muchos otros, viajar al pasado -donde todo se gesta- y al futuro… Y hasta hacer metateatro con doble vuelta de tuerca -no explicamos más por no ‘spoilear’- para hablar del ‘neomacho’, ese personaje, tan peligroso como patético, que se revuelve contra el cambio y que, lamentablemente, tiene ya hasta partido político propio.

Aunque hay escenas y hallazgos geniales (ese patio de colegio que parece el lejano oeste, por ejemplo), yo personalmente le encuentro tres pegas a este interesante guion. Primero, gran parte del ingenio con el que Loza plantea la función se va perdiendo por el camino (la sátira cae a veces en el tópico y el retrato general es excesivamente maniqueo -«hombres buenos» vs. «malos hombres»).

Segundo, echo en falta una mayor cohesión (un hilo argumental más consistente y un ritmo más constante, que no encalle por momentos -sobre todo en la parte central-).

Cartel de «Machos en flor» // P6

Y tercero, para mí esta obra debería pellizcar muchísimo más duro al público; pienso, por ejemplo, en propuestas como «Man up» (Teatro en Vilo) o «Señoricidio» (Irantzu Varela), que hacen temblar cimientos ideológicos y generan debates catárticos, y siento que «Machos en flor» se me queda en mero retrato de una actualidad ya conocida, pero no me sacude (aunque sí incluye algunos atisbos en esa dirección). Quizá tampoco era esa la intención de Loza y, simplemente, es algo que a mí me hubiera gustado. De todas formas, sí creo que a la función le hubiera venido de perlas que en el equipo creativo hubiera habido alguna que otra mujer involucrada.

Con ello no quiero decir que el montaje no funcione; claro que funciona. Entretiene, lleva a la carcajada en ocasiones y plantea situaciones que a muchos les darán que pensar. Además, todos los demás elementos son más que notables: desde la dirección escénica (también de Loza) al cuidado cartel (ilustrado por Daniel F. Carrasco) pasando por el logrado tono seudocabaretero tan propio de Loza (recordemos su dirección de «El trepa de palacio») y, sobre todo, un elenco fabuloso: Josu Angulo, Kepa Alesso, Aitor Echarte, Diego Pérez, Quique Gago y Yeray Vázquez. Permitidme aquí una mención especial a este último, sublime y vacilón maestro de ceremonias. Bravo por la creación del personaje y sus líneas de diálogo (responsabilidad de Loza), bravo por su forma de moverse en escena cual dibujo animado salido de un musical jazzy (el movimiento lo coordina Leire Ormazabal), bravo por su caracterización (también del mencionado Carrasco) y, claro, bravo por la propia interpretación de Vázquez.

«Machos en flor» // Iñigo Cobo

Qué instinto para reinar en escena, qué apabullante dominio de su prodigiosa voz, qué capacidad de seguir interpretando con simples gestos, caras o posturas cuando sólo está de fondo en la escena. Magistral. Ya le habíamos echado el ojo en montajes como «Miguel Hernández, que estás en los cielos», pero esta es de esas actuaciones redondas que hacen que ya no te olvides del nombre de un actor o actriz en la vida. Si no le conocías, apunta: Yeray Vázquez

EL «UNIVERSO CAÍÑA»

Pero como decía en la introducción, la programación de Pabellón 6 estas semanas está pletórica no sólo por estos «Machos en flor». Del 8 al 10 de diciembre habrá ocasión de acercarse a la obra de David Caíña, jovencísimo e interesante dramaturgo vasco («Pretérito imperfecto», «Gris», «Todas las hijas»…). Bajo el título «Tres tristes breves», se podrán ver seguidas tres de sus obras cortas (todas, premiadas en anteriores Jornadas de Teatro Breve de P6).

Leire Orbe y Sara Barroeta en «Vinagre»

Todo un planazo que es inmejorable vía de entrada al apasionante ‘universo Caíña’ (premisas sorprendentes, desarrollos inesperados y un tipo de comedia que se ríe «de lo tristes y patéticos que somos», según él mismo). Mis favoritas personales de las tres piezas breves programadas: «El primer tren que salga» (disección de las amistades masculinas y de cómo los hombres suelen estar programados para ser ‘impedidos emocionales’) y, sobre todo, «Vinagre» (dos amigas tomando el café más trascendental y desconcertante de su larga relación; interpretadas por una Leire Orbe y una Sara Barroeta -tiremos de tópico- ‘en estado de gracia’, impecables).

Y MUCHO MÁS QUE MAGIA

Para terminar por este mes, reseñar también que el 15, 16 y 17 de diciembre, el escenario de Pabellón 6 lo tomará «El mago en la botella y otras historias de magia». Un show de magia, sí, pero mucho más que eso. Porque Imanol Ituiño, además de ser el mago más currante de los escenarios vascos en los últimos años (en los que no ha parado de crecer profesionalmente y de arriesgar con trucos que van cada vez un paso más allá), es también dramaturgo (bellísima su obra «Rámper, vida y muerte de un payaso»), showman (es una de las grandes estrellas de Gure Zirkua) y personaje carismático como pocos cuando el foco le apunta. Con su compañía teatral Cancamisa, ha creado este show en el que los trucos se alternan con las historias sobre magia, en una propuesta tan válida para jóvenes como para adultos.

Imanol Ituiño // Daniel Pablos

A sacar brillo al montaje contribuyen nombres de peso como Juan Paños (dirección), John Luhman (iluminación) o Nerea Alberdi y David S. Damián (música). Porque, lo dicho, esto no es (sólo) un espectáculo de magia.

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