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Ibai Villapún

Messi no me engancha

A sus 25 años, Leo Messi ha batido todos los records, ha ganado más títulos que otros futbolistas legendarios en toda su carrera y ya es para muchos el mejor jugador de la historia. Roza la perfección. Pero… ¿recordaremos a Messi por su magia, sus controles, sus pases de tacón o sus colas de vaca?

 


A sus 25 años, Leo Messi ha batido todos los records, ha ganado más títulos que otros futbolistas legendarios en toda su carrera y ya es para muchos el mejor jugador de la historia. Roza la perfección. Pero… ¿recordaremos a Messi por su magia, sus controles, sus pases de tacón o sus colas de vaca? Por Ibai Villapún

 

Decir que a uno Leo Messi no le engancha se ha vuelto casi tan disparatado como decir que crees firmemente que a Bárcenas le ingresaron por error los 20 millones de la cuenta en Suiza mientras él se encontraba picando piedra en una mina asturiana currando a 6 euros la hora 13 horas diarias.

Primer jugador de la historia en ganar el Balón de Oro en cuatro ocasiones, máximo goleador de la historia del FC Barcelona con 301 dianas, record de goles en un año natural (91), máximo goleador histórico en una temporada en la Liga (50), 5 Ligas, 3 Champions, 2 Mundiales de Clubes, 2 Copas del Rey, Oro olímpico… Considerado casi de manera unánime el mejor jugador del mundo en activo y para cada vez más voces autorizadas, el mejor jugador de la historia del fútbol. Con tan sólo 25 años y compartiendo generación con otro rompe-records como Cristiano Ronaldo.

messi balones oro 2013 bifmHace unos meses ‘la Pulga’ se convertía en el primer jugador de la historia en recibir cuatro Balones de Oro, ¿dónde los guardará?

A esto hay que sumarle unos comienzos complicados en el fútbol, siguiendo un tratamiento para curar una deficiencia de la hormona de crecimiento. A los 16 años debuta en el Barça en un amistoso de la mano de Frank Rijkaard. A partir de ahí, supera todas las barreras que se le presentan en forma de lesiones y su progresión es imparable. A los 19 ya es titular indiscutible, comienza a desarrollar un físico mucho más fuerte, mejora su golpeo de balón, se atreve con los lanzamientos de falta y explota su capacidad de definición cuando Guardiola lo saca de la banda derecha y centra su posición en el campo. Su media de goles por partido continúa subiendo de forma meteórica temporada a temporada. No se adivina techo en su progresión.

Desborda, asiste, finta, marca con la izquierda, con la derecha, de cabeza, con el pecho, de vaselina, regateando con un leve movimiento de cintura… incluso se atreve a calcar el mejor gol de la historia. Y todo a un ritmo vertiginoso.

Hasta aquí los méritos. «¿Y qué más se le puede pedir a un futbolista?«, os preguntaréis. Pues a un talento innato como el de Messi hay que pedirle capacidad de arriesgar, de crear, de contagiar, de trasladar emociones a través de ese punto de osadía y atrevimiento que se le ha de exigir al genio.

laudrup barcelona bifm«Enjoy Laudrup». El gran danés ha sido uno de los mejores creadores de juego de todos los tiempos

A mí me enganchaban las asistencias imposibles y la elegantísima manera de conducir de Michael Laudrup; la vaselina imposible de Romario a Abel o su cola de vaca a Alkorta; los controles de balón y los disparos de Cantona; la exquisitez y la pausa de Dennis Bergkamp en el área, donde el tiempo entre un control orientado y un remate con el exterior se congelaba.

Me enganchaba la plasticidad de Marco Van Basten, en el voleón que hiela al portero de la URSS en el 88 y en sus recreaciones en los regates a pesar de su 1’88 de altura. Tampoco me olvido de las ruletas del bailarín Zidane; del golpeo con el interior al palo largo de Roberto Baggio ni de la capacidad de liderazgo, regate, conducción, golpeo y pase largo (o corto) del volcán caótico pero genial que fue Diego Armando Maradona.

romario barcelona bifm«El jugador de dibujos animados». Romario demostró en año y medio en Barcelona que en el fútbol no todo estaba inventado

Echando la vista más atrás aún y tirando de VHS o (hoy en día) de Youtube, también me engancha el disparo y regate de Roberto Rivelino (inmortalizado por Ronaldinho décadas después por PPV); la elegancia de Sócrates; las arrancadas y creatividad de Johan Cruyff; la capacidad atlética y poderío de Eusebio y la visión lúdica del juego de dos genios como George Best o el gran Garrincha.

¿Qué tenían la mayoría de ellos en común? La magia, la osadía, la capacidad de divertirse con el juego y de hacer disfrutar al resto y… la imperfección que genera el adoptar riesgos. Todos los mencionados fallaron en muchas ocasiones. Por exponerse demasiado, por intentar rizar el rizo, por intentar picarla cuando había que chutar a romper… Messi, sin embargo, no falla. Porque tampoco arriesga. No hace falta más que echar un vistazo a los 91 goles del pasado 2012 para ver cómo muchos de ellos resultan prácticamente calcados.

En eso tiene mucho que ver el hecho de que la máquina en la que se ha convertido el Barcelona genera constantes Déjà Vu-s escénicos y posicionales, pero también se debe a la voracidad con la que Messi vive el juego. Aunque probablemente no sea culpa suya.

george best bifm«El quinto beatle». George Best fue todo carisma. Sus regates por la banda derecha y la alegría de su fútbol deslumbraron Old Trafford. El alcohol destrozó su vida

En España el fútbol se ha convertido en el deporte de los David contra los Goliat, del juego sucio en el reparto del dinero que genera; un deporte en el que los medios dan la espalda a los humildes, en el que sólo vale ganar la Champions y una Copa es un trofeo menor; el deporte de las estrellas que se pasean en Ferraris y se casan con cantantes pop mundialmente conocidas. Y en medio de este circo, Messi, un chico aplicado y tímido que cada domingo se disfraza de Goliat a pesar de su 1,69, tiene miedo a fallar. Y asegura. «Regateo al portero en velocidad y gol«. Así, tres veces por partido. Todos contentos.

Pero su talento nos debe más. Más pases con el pecho, más taconazos, mayor improvisación, más vaselinas imposibles, más chilenas y más tijeras. ¿Os imagináis a Bob Dylan cantando toda su carrera «Blowin’ In The Wind» sentado en un taburete con una guitarra y una armónica colgando del cuello? ¡¡Lo que nos hubiésemos perdido!! Termino con una pregunta, ¿qué hubiese hecho Messi al recibir este pase de Guardiola? ¿Hubiese lanzado la vaselina de Romario o hubiese bajado el balón, encarado, regateado y marcado a puerta vacía? Es cuestión de adoptar o no riesgos. Es cuestión de hacerse con el corazón del hincha a través de lo inesperado. Es cuestión de enganchar. Y a mí Messi, posiblemente el futuro mejor jugador de la historia, no me engancha.

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