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Ocio y cultura

Puro teatro (diciembre): Buenas noticias y un monumento a la libertad

Nuevo teatro de Getxo

Tres buenas noticias: grandes datos sobre asistencia al teatro en Euskadi, un nuevo recinto en Getxo (Muxikebarri) y la llegada al Campos de «Mi lucha».

Majestuoso interior del nuevo teatro Muxikebarri // Getxo Udala
A los recién conocidos datos de asistencia al teatro en Euskadi (uno de cada tres vascos/as van más de cuatro veces al año) se suma un nuevo y flamante recinto en Getxo (Muxikebarri) y la llegada a Bilbao de «Mi lucha», el impecable «one-woman show» de Antonia San Juan

Como cada año, cuando se acercan las Navidades y llega el mes de diciembre, nuestra cartelera teatral se convierte en un erial… Sí hay mucha propuesta infantil y algún que otro espectáculo de masas de cierto interés, pero poco más. De todas formas, no podemos terminar el año lamentándonos porque, aparte de una recomendación para estas próximas semanas, primero tenemos dos noticiones.

¿Se acabó el pesimismo que siempre acompaña a toda noticia sobre teatro? ¿Ha dejado ya de ser una disciplina en eterna crisis? Pues más o menos… Al menos en Euskadi. Congratulémonos porque, como público, estamos a la altura. Según se acaba de dar a conocer, la mitad de los vascos (el 45,7%) sí vamos al teatro (como mínimo, una vez al año). Así se desprende de la Encuesta sobre Participación Cultural en la Comunidad Autónoma de Euskadi, elaborada por el Gobierno Vasco, y en la que la tasa de asistencia al teatro está, ¡¡incluso!!, por encima de la de asistencia a conciertos, ahí es nada. Es más, si miramos cuántos vamos a espectáculos teatrales más de cuatro veces al año, vemos que somos uno de cada tres, superando las cifras tanto del público que va a conciertos como del que va al cine. Zorionak, pues. Porque, además, comparando datos, la evolución es más que positiva. Respecto al anterior estudio publicado (de hace una década), la asistencia al teatro ha aumentado en un 23,9%, y la asistencia a espectáculos de danza, en un 21,3%.

Pero como decía, son dos las buenas noticias este mes. La otra es (¡por fin!) el arranque de la programación estable del flamante nuevo teatro de Getxo. Muxikebarri ya era una realidad hace meses pero, entre una cosa y otra, casi daba la impresión de que no había llegado a abrirse al público más que sotto voce. Ahora, la infraestructura se suma orgullosa a nuestra cartelera. Este sábado, 14 de diciembre, allí se podrá ver «Último tren a Treblinka», una joya de la vasca Vaivén Producciones que llegó a estar nominada al MAX a Mejor Espectáculo Teatral en 2018. La obra cuenta las últimas horas de un orfanato real, gestionado por el doctor Janusz Korczak en Varsovia en plena 2ª Guerra Mundial. En 1942, los 200 niños judíos a los que atendía Korczak fueron destinados al campo nazi de Treblinka; brutal punto de partida. Basándose en textos reales, el bilbaíno Patxo Telleria (sobre idea original y argumento de Ana Pimenta y Fernando Bernués) escribe un guion que nos lleva al corazón del orfanato (literalmente, ya que parte de los espectadores se pueden sentar en el comedor y en las habitaciones recreadas en la escenografía en la que sucede la acción sobre el escenario). Toda una (durísima e inolvidable) experiencia.

En próximas fechas habrá nuevas propuesta teatrales en Muxikebarri: «Intocables», la versión para las tablas de la reconocida película francesa (el 27 de diciembre); «Oskara», el fascinante espectáculo de Kukai Dantza que se convirtió en 2017 en el montaje de danza más nominado en los 20 de años de historia de los Premios MAX (se podrá ver ya en 2020, el 19 de enero); o «La penúltima», el «penúltimo» monólogo de humor de Enrique San Francisco (en febrero). Y mucho más (y, de momento, a precios bien ajustados -unos 12 euros de media-).

Entrando ya en el análisis mensual de nuestra cartelera teatral, esta vez nos quedamos con «Mi lucha». No se asusten, que no seguimos con los nazis. Se trata del espectáculo de Antonia San Juan que podrá verse el próximo sábado, 14 de diciembre, en el Teatro Campos de Bilbao; una obra que ya pudimos ver en el mismo escenario hace dos años. La actriz, directora y productora canaria que pasaría a la historia del cine con su personaje de La Agrado («Todo sobre mi madre», Pedro Almodóvar, 1999), está ahora de plena actualidad por su participación en «El hoyo», el debut en el cine del bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia, que ha arrasado en Toronto y Sitges, y que está multinominada para los próximos Premios Goya y Feroz (en estos últimos, de hecho, la propia San Juan está nominada como Mejor Actriz de Reparto). Pero, dejando de lado el cine, hoy queremos reivindicar a Antonia como una grande del teatro.

La lucha de Antonia San Juan

Sobre las tablas se ha curtido, no solo como actriz sino como empresaria. Ella es su propio espectáculo, su propia compañía, sus propias obras. Sí, suele contar con algunos textos de otros guionistas, pero esta «juan palomo» todoterreno ha dirigido una decena de obras en su carrera, de las cuales cuatro estaban también protagonizadas por ella misma en exclusiva: tres originales («Las que faltaban», «Otras mujeres» y este «Mi lucha») y una especie de «grandes éxitos» («Lo mejor de Antonia San Juan»). Todos, titánicos esfuerzos unipersonales, verdaderos espectáculos de esos que los yanquis llaman «one-woman show» y que van mucho más allá de un simple espectáculo de monólogos.

«Mi lucha» sigue la estela de los anteriores y ahonda en este género teatral propio y único que Antonia ha ideado y ha forjado sobre sí misma. Pocas pueden dar vida en escena a tantos y tan dispares personajes en hora y media. Saliendo y entrando en personalidades, historias y diatribas tan distintas; a veces cómicas, a veces tiernas, a veces melancólicas… Y, siempre, impecablemente interpretadas y tremendamente bien construidas desde el propio guion (en «Mi lucha», algunos son de la propia Antonia, otros creados ex profeso por el director y guionista Félix Sabroso y otros seleccionados de varios autores reconocidos, como Arthur Koppit). El tópico de «camaleónica» se queda corto. ¡Qué gozo es ver a esta mujer trabajar en directo dejándose la piel!

Una mujer, muchas mujeres

«Mi lucha» es, realmente, un monumento a la libertad. A la libertad escénica absoluta, porque en él Antonia hace lo que quiere (en el mejor sentido de la expresión; es decir, con criterio y buen tino). Precisamente por lo que decíamos, porque este «género» suyo se lo ha inventado ella, se lo produce ella y se lo gestiona, dirige e interpreta ella. Sus múltiples mujeres, las que lleva a escena en «Mi lucha», hablan de (y viven) la soledad, el amor, el vacío, la muerte… Y en todas esas historias subyace siempre una radiografía social no exenta de mordacidad y crítica en la que cualquiera podemos sentirnos retratados (¿desnudados?) en algún punto de la función. Vayan, que se reirán; mucho, pero también en algunos momentos se les helará el rictus.

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