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Música

El Disco del Mes: Love Of Lesbian – V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)

No sabemos si influidos o no por el contexto circundante, LOL acaban de lanzar el que, seguramente, es su disco más maduro, reflexivo, poético y, por qué no decirlo, trascendente.

Love Of Lesbian
No sabemos si influidos o no por el contexto circundante, LOL acaban de lanzar el que, seguramente, es su disco más maduro, reflexivo, poético y, por qué no decirlo, trascendente

¿Habéis caído en la cuenta de cuántos grupos más o menos exitosos del actual panorama «indie» español debutaron a comienzos del presente siglo, cantando en inglés, para, poco a poco ir pasándose al castellano y consolidarse?

No muchos se acuerdan hoy de los Sidonie del sitar y las versiones de Madonna; de los Second que giraron por Inglaterra tras ganar (en Londres) la «Global Battle Of The Bands»; de los Sunday Drivers de Jero Romero y sus discos vendidos a decenas de miles en toda Europa… o de aquellos primeros Love Of Lesbian, los de «Microscopic Movies» (Pussycats Records, 1999), «Is It Fiction?» (Rock K, 2002) y «Ungravity» (Naïve, 2003).

Sí, joer, los de «Satellites», ¿no los recordáis?

¿No?

Pues eso.

Una inequívoca trayectoria ascendente, así pues, la de Love Of Lesbian, uno de los grupos punteros de la escena, tanto, que no hay quien duda en coser la etiqueta «mainstream» en el saco estilístico del combo liderado por Santi Balmes, no solo por sus logros comerciales, sino por la indisimulada tendencia a la melodía pegadiza, el estribillo hipercoreable, el himno festivalero y la épica enfervorizadora de masas. Vamos, al POP en mayúsculas y sin necesidad de mayores apelativos.

Y en esas andaban desde hace más de una década, desde que dejaron a un lado el idioma de Dickens y optaron por el de Machado (allá por 2005, con «Maniobras de escapismo», aunque fuera dos álbumes después, en 2009, cuando terminaran de partirla -con «1999»-), hasta que, llegado este 2021, año I después del coronavirus… han vuelto a pegar un volantazo.

Bueno, tampoco.

La cosa es que LOL, no sabemos si influidos o no por el contexto circundante, acaban de lanzar el que, seguramente, es su disco más maduro, reflexivo, poético y, por qué no decirlo, trascendente. Porque siempre han sido buenos en lo suyo, sobre todo una vez dieron con la tecla, pero, igualmente, revoloteaba la sensación de que ciertos tics de sus composiciones eran más de cara a la galería que fruto única y exclusivamente de la pluma de Balmes y del saber hacer de Julián Saldarriaga, (guitarra), Jordi Roig (guitarra), Oriol Bonet (batería) y Ricky Faulkner (productor y bajista oficial desde 2017, tras la salida de Joanra Planell).

Que querían gustar y conocían cómo hacerlo, vaya.

Pero quizá haya sido la imposibilidad de realizar grandes giras -aunque, ojo, acaban de meter 5.000 personas en el Palau Sant Jordi- y, sobre todo, de los festivales de verano, de los cuales son tan (pero tan) habituales, que han preferido olvidarse del confeti y reposar, como reposan los buenos caldos.

Todo ello, además, sin dejar de ser Love Of Lesbian.

Si, encima, «V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)» (Warner) incluye una colaboración con Bunbury («El sur») que es lo mejorcito que el ex Héroes del Silencio ha grabado en eones y otra con El Columpio Asesino («Catalunya Bondage») que ríete tú de las etiquetas, pues miel sobre hojuelas.

Un viaje tan intergaláctico como el de aquel «Poeta Halley» (2016), pero aún más evocador, personal y sentido. Ahí están la fabulosa «Cosmos (Antisistema Solar)», la emotiva «Escuela de danza aérea» o ese tema llamado «Viento de oeste» en el que un actor cansado de su rol sube al cielo para matar… al escritor.

En ese sentido, también «Crisálida» tiene mucho de golpe sobre la mesa. De enfrentarse a los miedos. De mirarse en el espejo. De atreverse a cambiar. De morir para renacer.

«A veces hay que dar un paso para ser libre», en definitiva, como entonan en «Los irrompibles».

Y qué bonita es «El mundo», eh, John Boy…

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