Las películas del mes: Una peli corta que se hace larga y una ópera prima convertida en una de las más estimulantes propuestas fantásticas de los últimos tiempos
La película que más me ha gustado estas últimas semanas es una que ya no puedo recomendar puesto que ha salido de cartel. Titulada «Sick Of Myself» (asqueada de mi misma), muestra un perfil cada vez más común en nuestra sociedad: La persona que quiere ser la novia en la boda, el muerto en el entierro y el niño en la comunión.
«El foco, a mí», que diría la Pantoja.
Una… ¿comedia? En el filo -te ríes, pero en el fondo no tiene puta gracia-, no apta para público pusilánime, que narra la odisea de una joven obsesionada con destacar. Siempre. Cácenla en cuanto aparezca en plataformas.
Así las cosas, obligado como estoy a hablarles de algo vigente que puedan ir a ver en salas, he pensado en la cara y la cruz del actual cine fantástico y su reflejo en dos películas: la recién estrenada «65», y la que llega a cartel el viernes y que ya hemos visto gentileza del FANT: «Tin & Tina».
«65»: LOS DINOSAURIOS DE ADAM DRIVER
Leía ayer mismo una reseña que se preguntaba -retóricamente- si una peli de 85 minutos podía ser larga. Acostumbrados a cintas de tres horas, me las prometía felices en la butaca con una que remitía a «Parque Jurásico» y tenía de protagonista a Adam Driver. ¿Qué podía salir mal? A los 10 minutos me di cuenta. Todo.
Sorprende que los guionistas de la estupenda «Un lugar tranquilo» hayan escogido una servilleta para escribir su nuevo guion. Una aventura espacial sobre un viajero perdido en un planeta repleto de monstruitos que, de no tomarse demasiado en serio, podría haber sido una serie B estúpida y divertida.
Si lo mejor que puedes decir de una película es que es corta, entonces algo ha salido mal. Indiferencia.
«TIN & TINA»: ¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO?
Justo en las antípodas de lo comentado, se sitúa la ópera prima de Rubin Stein, una coproducción con capital nacional y americano que remite -para bien- a no pocos clásicos de terror y que está narrada con nervio desde el minuto uno.
Dos gemelos albinos -que ríanse de «El pueblo de los malditos»– son adoptados por una pareja acomodada a principios de los 80. El «Un Dos Tres» en la tele, Tejero en el Congreso y Enrique y Ana en la radio. El sueño húmedo de Álex de la Iglesia.
Y, a partir de aquí, caserón en las afueras, monjas, perros amenazantes y un clima que remite al Polanski primigenio. El pack completo.
Sin ser un film redondo, sorprende la solvencia de Stein tras la cámara -no son pocas las imágenes memorables- y la banda sonora de Jocelyn Pook («Eyes Wide Shut») convierte «Tin & Tina» en una de las propuestas fantásticas más estimulantes de los últimos tiempos. No es poca cosa.