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Ocio y cultura

La película de octubre: “El buen patrón”, lo que guste mandar

Parecía que León de Aranoa ya había hecho su mejor trabajo, pero no. De Bardem ya sabíamos que era un actor purasangre. Lo va a ganar todo.

Javier Bardem en "El buen patrón" // Reposado Prod.
Parecía que León de Aranoa ya había hecho su mejor trabajo, pero no. De Bardem ya sabíamos que era un actor purasangre. Lo sigue siendo. Y lo va a ganar todo. La peli llega a los cines este viernes. No se la pierdan

Si, como yo, nació en los 70, recordará los Peta Zetas, unos caramelillos de sabor indeterminado que, una vez en la boca, estallaban con tal virulencia que te dejaban sin empastes.

Lo último de Fernando León de Aranoa sigue un guion parecido: envuelta bajo un celofán de credibilidad y corrección, esconde la historia de un redomado cabrón que da lecciones vitales a todo el mundo mientras agolpa su -no poca- basura moral en un armario de proporciones faraónicas. Uno de esos jefes, sí, que todos hemos tenido. Frenar es perder el tiempo y disculparse, ni se contempla.

Una escena de «El buen patrón» // Reposado Prod.

En la historia, Básculas Blanco es una Pyme que ha conocido tiempos mejores pero -con perdón-, por sus cojones, que va a recuperar el esplendor. Y si hay currelas, secretarias o prensa que molesta, ya si eso, descuelgo un teléfono y me cobro un par de favores que me deben «arriba».

Javier Bardem lo va a ganar todo. Pocas veces un actor se diluye en su personaje con tal convicción. Con apenas unas gafas y una corbata, el malo de «Skyfall» cambia los andares, la inflexión y hasta el ritmo: es otro. Actuar es mitad técnica mitad intuición, pero para llegar al lugar donde están los Darín, Spencer Tracy y cía, hay que ser un pura sangre. Bardem lo es.

Repetimos: lo va a ganar todo.

El jefe de todo esto // Reposado Prod.

Por su parte, a León de Aranoa le había perdido un punto la pista. Mea culpa. Tras un debut alucinante («Familia») y dos bombas («Barrio» y «Los lunes al sol»), el director se había deshilachado y había ido dejando un reguero de películas buenas («Princesas»), no tan buenas («Amador») y de las otras («Loving Pablo», también con Bardem) y parecía estar en el grupo de gente que «ya había hecho su mejor trabajo». Error. No estaba muerto, que estaba tomando cañas. Aranoa logra con «El buen patrón» un retrato de un jefe resbaladizo pero, por extensión, también un retrato de un país de cuñaos y amigos de amigos en el que no es fácil prosperar si uno tiene «minusvalías» como estar sindicado o ser mujer.

Un film dolorosamente divertido, en el que uno deja de reír en cuanto reconoce la miseria propia (y ajena) en la pantalla. Una de esas películas que tienen gracia, pero maldita la gracia que tienen.

Se estrena el viernes. No se la pierdan.

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