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Ocio y cultura

La película de diciembre: “The Guilty”, de la necesidad virtud

Película "The Guilty"

Os recomendamos la candidata danesa a los Oscar, un relato que «se dibuja en la cabeza del espectador». Además, la serie «Gigantes», ya en formato doméstico

Jakob Cedergren en "The Guilty"
Este mes os recomendamos la candidata danesa a los próximos premios Oscar, un relato que «se dibuja en la cabeza del espectador» y cuyos «ángulos muertos» os pillarán «continuamente en fuera de juego». Además, «Gigantes», la serie, ya en formato doméstico

El Grinch, Superlópez, los primos de Harry Potter, el cuñao de Rocky… está la cartelera que muerde. Es Navidad y todos vamos a pagar por ello: Cenas de empresa donde te percatas de que tus compañeros solo son soportables cuando vas pedo, niños de vacaciones que parecen empapados en cafeína 24 horas al día y grandes almacenes haciéndote creer que si compras el móvil de mil euros seras más feliz (consejo: Ahorra. Si tu felicidad depende de un teléfono, date por jodido).

Ante este panorama, uno siempre puede emigrar a los montes de Chechenia (incómodo) o tener un plan B: Rastrear la cartelera en busca de una película nerviosa, entretenida y con cero azúcares. ¿Saben qué? La tenemos.

UN POLICÍA, UN TELÉFONO, UNA LLAMADA: «THE GUILTY»

Lo primero que llama la atención en la ópera prima del danés Gustav Moller es su sencillez. Un thriller despojado de muletas, como un esqueleto pulido hasta el chasis. Un policía (estupendo Jakob Cedergren), un teléfono y una llamada que lo dinamita todo. Moller, también guionista, tiene claro que con «The Guilty» no va a inventar la pólvora (un único personaje es casi un subgénero en sí mismo: de Tom Hardy en «Locke» al Collin Farrel de «Última llamada»), así que, como hacía Hitchcock, solo aspira a entretener, pero, con un presupuesto exiguo que hace de la necesidad virtud.

La película es «radiada», todo se dibuja en la cabeza del espectador (portentoso el momento en que la policía entra en una casa buscando un bebé y la escena solo se escucha… pero puedes verla), aunque sin que esto resulte en ningún momento una rémora, sino que sirve para crear un clima enrarecido, bizarro y sudoroso. El público se va poniendo frenético al sospechar que la mujer que habla desde el maletero de un coche o el mismo policía que atiende la llamada, quizá no sean los personajes planos que parecían al principio. O puede que sí. No traten de jugar a Sherlock Holmes, porque les aseguro que los ángulos muertos del relato les pillarán continuamente en fuera de juego. Estamos ante un film que es un lobo con piel de cordero e, intuyo, es por eso que Dinamarca ha elegido «The Guilty» para competir en los Oscar.

Una ultima cosa: Échenle un oído -es fácil, no hay otra cosa- al empleo del montaje sonoro y al uso de los silencios. Si no terminan sin uñas con el ruido perturbador e inidentificable que se oye al fondo del maletero de ese coche, quizá merezcan un móvil de mil euros por Navidad.

Y EN CASA: «GIGANTES» (LA SERIE)

Somos fans de Enrique Urbizu desde «Todo por la pasta». Su estilo seco, cínico y certero nos hipnotiza y su galería de hijos de puta nos conmueve, atrapa y acojona todo a un tiempo. Aparece en formato físico «Gigantes«, la serie estrenada en el último Zinemaldi y en octubre en Movistar, que saluda la llegada de la familia Guerrero como una especie de Corleones ibéricos, unos gigantes que no se detienen ante nada: Obras de arte, vino o cocaína, todo vale si con ello hundes al enemigo… pero cuidado con escupir al cielo.

«Gigantes», la serie

Rodados en formato panorámico -«más caro», asegura Urbizu en los extras, pero que proporciona mucha más información al espectador que el clásico cuadrado televisivo-, hay más cine en estos seis capítulos que en filmografías completas de «maestros consagrados». De lo mejor del año, porque nos da apuro decir del lustro.

Por cierto, felices fiestas; que no se diga. Nos leemos en un mes.

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